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184 pages, Paperback
First published October 1, 1967
La tarde del veintidós de septiembre del a?o 20 de Showa, Seita, que había muerto como un perro abandonado en la estación de Sannomiya, fue incinerado junto a los cadáveres de otros veinte o treinta ni?os vagabundos en un templo de Nunobuki y sus huesos fueron depositados en el columbario, los restos de un muerto desconocido.
?Por qué seré tan servicial con ese viejo? ?Por qué, a su lado, siento la obligación de agasajarle? Es del país que mató a mi padre, ?y no le guardo ningún rencor!