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171 pages, Paperback
First published January 1, 1975
“…un ciclo natural: nacimiento e incorporación al trabajo y casarse y dejar el trabajo y tener la hija, ama de casa o vendedora, normalmente ama de casa, la hija se incorpora al trabajo, la madre la palma, la hija se casa, deja el trabajo, se baja del carro, tiene su propia hija…”Quién ya haya leído a Elfriede Jelinek sabe de su desprecio por el género humano, al menos por esa porción del género que ella trae a sus novelas, sin descartar la posibilidad de que esa porción represente para ella la totalidad. Lo siente incluso por aquellas personas por las que demuestra, puede que muy a su pesar, una ligera compasión.
“brigitte quiere sencillamente TENER y RETENER. paula quiere tener y quiere querer, y mostrar a la gente que se tiene y lo que se tiene y se quiere.”La primera de las mujeres, consciente y resignada a su condición (“brigitte no puede hacer de su vida algo mejor. lo mejor debe provenir de la vida de heinz”), es capaz de todo por conseguir a un hombre, lo mismo da uno que otro si la saca de la fábrica donde trabaja y la hace madre y ama de casa (“lástima que brigitte odie tanto a heinz”). Para ello, brigitte solo tiene un cuerpo que ofrecer: tiene prisa, pues “se hace mayor y cada vez menos mujer”. Es servicial, laboriosa y ahorradora. Espera que eso sea suficiente para su Heinz. Espera que ella sea lo mejor que heinz crea que puede conseguir. Quiere ser uno con él, solo dirá que tiene hambre cuando él sienta hambre, anhela tener un buen amito.
“Las mujeres usadas raramente son aceptadas, y dado el caso sólo por el primer consumidor.”La segunda aspira a algo similar en apariencia y solo ligeramente distinto en el fondo. Querría APRENDER y viajar antes de conocer a un hombre bueno o no tan bueno, aunque bien sabe que eso no es lo que DEBE hacer una futura ama de casa. Ella quiere amar para VIVIR, su amor le llegará para el futuro entero, aunque también quiera una casa con su lavadora, dormitorio de nogal, televisión y ni?os con ropitas de colores, sobre todo cuando aparece su erich y ya no es tan interesante APRENDER. Solo quiere poder decir, con una sonrisa triunfal: “MI HOMBRE”.
“El sentimiento de felicidad no es aquí lo habitual, aquí reinan los cálculos, las sumas y las restas. hay un frío helado.”El relato parodia a través de una sucesión de clichés, o lo que con el tiempo se han ido convirtiendo en clichés, las relaciones hombre-mujer determinadas por un claro punto de partida, la fuerza corporal y la violencia natural del hombre. Los hombres trabajan, vigilan a sus mujeres e hijas, ejercen su poder, reparten palizas y se emborrachan. Al lado de la mujer piensan en sexo cuando no en el carburador del coche. Mientras, ellas piensan en la futura peque?a casita con jardín, en su futuro amo y se?or y en el amor, y dicen cosas como (aunque alguna no lo piensa) es como si te quisiera desde siempre, para mí no hay más hombre que tú, eres todo mi mundo, mi vida carece de sentido sin tu vida, contigo es tan bonito que una podría morir, cuando realmente:
“Mientras el estómago de brigitte se revuelve y se revuelve, heinz no afloja, se agarra fuertemente, echa su aliento pestilente a la sensible nariz de gitti y deja caer abundantes gotas de saliva sobre los párpados apretados por el asco.”Porque el sexo es el uso que un hombre hace de la mujer para su propia satisfacción. Para la mujer es, en el mejor de los casos, una forma de conseguir y mantener a su HOMBRE, bien por el sexo en sí, bien por el fruto del sexo, y casi siempre una experiencia desagradable.
“… el sábado es el gran día de la sumisión. el pueblo tiembla entonces: las someten, se la meten y ellas solamente se lamentan.”Un despiadado retrato de un tipo de hombre y de mujer que, aunque no desaparecidos del todo, nos retrotrae a otra época, la Austria de 1975 (y puede que con más razón a la Espa?a de aquellos a?os), construido con desprecio y expuesto de una forma sencilla, brutal, bastante repetitiva y circular (recuerda en cierto modo a Bernhard) y muchas veces vulgar, como vulgar y sórdido es el mundo que describe.
“… las mujeres empiezan a odiar a sus hijas y desean dejarlas morir lo más rápido posible, tal como ellas murieron una vez, así que: hay que hacerse con un hombre… la hija apenas si puede esperar poder morir también por fin…”