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206 pages, Paperback
First published January 1, 1906
¡°Volvi¨® a despertar en su interior la ambici¨®n y el af¨¢n de los grandes cometidos, y al mismo tiempo le acometi¨® tambi¨¦n la dominante opresi¨®n en la cabeza que hab¨ªa sentido con mucha frecuencia durante los ¨²ltimos meses.¡±Posiblemente, parte de mi decepci¨®n se deba a que la novela es un suma y sigue de lo contado en su novela anterior: la historia de un individuo que, como aquel buen salvaje que fue Peter Camenzind, naci¨® diferente, dotado de una inteligencia y un genio impropio de los habitantes del peque?o pueblo donde ha vivido su familia desde tiempos inmemoriales¡ ¡°y con ello qued¨® decidido su destino¡±.
¡°Record¨® las burlas que le prodigaron por no querer tomar parte en sus juegos y en sus algaradas, por preferir el estudio a la holganza y la quietud al bullicio. Pero hab¨ªa alcanzado el premio merecido. ?Se daban cuenta aquellos est¨²pidos? Los detestaba tanto, que interrumpi¨® un instante su silbido para escupir con desprecio.¡±En ella se vuelve a hacer un canto a la Naturaleza y a los placeres que esta procura y de los que con frecuencia somos inconscientes espectadores embarcados en proyectos sin sentido; se exalta la amistad masculina y se denuesta la sexualidad y la relaci¨®n con las mujeres, cuyo inicio indica el fin de la ni?ez y de una felicidad que nunca m¨¢s volver¨¢; se ensalza la fe del carbonero, esta vez encarnada en el zapatero y puro beato pietista Flaig, y se sospecha de la raz¨®n y de la sapiencia conceptual que nos aleja de la humanidad; ¡
¡°Es la vieja lucha desigual entre la cr¨ªtica y la creaci¨®n, entre la ciencia y el arte, en la que aqu¨¦lla tiene siempre la raz¨®n sin que nadie saque de ello provecho y en la que ¨¦sta lanza al aire la semilla de la fe, del amor, del consuelo y de la belleza, hallando siempre la buena tierra donde fructifica. Pues la vida es m¨¢s fuerte que la muerte y la fe m¨¢s poderosa que la duda.¡±¡ y, en buena parte, es una cr¨ªtica a los sistemas educativos que intentan domar a los j¨®venes encadenando sus ¡°impulsos y las fuerzas primitivas de la Naturaleza¡± para hacer de cada uno de ellos ¡°un miembro ¨²til a la sociedad, despertando sus cualidades y propiedades hasta lograr que la instrucci¨®n y la educaci¨®n adquiridas lo envuelvan y lo transformen por completo¡±.
¡°Y as¨ª se repite, de escuela en escuela, el espect¨¢culo de la lucha entre la ley y el esp¨ªritu, y volvemos a ver siempre c¨®mo Estado y escuela se abstraen en la tarea de matar y desarraigar a los esp¨ªritus m¨¢s hondos y valiosos que brotan cada a?o. Y casi siempre suelen ser los m¨¢s odiados por los maestros, los castigados con mayor rigor, los huidos o los expulsados de las aulas, quienes despu¨¦s acrecientan el tesoro de nuestro pueblo. Algunos empero ¡ª ?y qui¨¦n sabe cu¨¢ntos? ¡ª se consumen en silenciosa terquedad y acaban por hundirse¡±La prosa sigue siendo elogiable, pero, siendo redundante con su anterior novela, la trama es mucho menos atractiva.
"El zapatero esboz¨® una sonrisa triste mientras tomaba el brazo de aquel hombre, a quien en aquella hora asaltaban una diversidad de ideas angustiosas que conmov¨ªan hasta lo m¨¢s profundo de su habitual existencia."