What do you think?
Rate this book
201 pages, Paperback
First published January 1, 1904
¡°A despecho de aquella paciente monoton¨ªa, exist¨ªa tambi¨¦n en nuestra aldea lo bueno y lo malo, lo distinguido y lo inferior, lo poderoso y lo d¨¦bil y algunos listos al lado de un deleitoso n¨²mero de insensatos.¡±Peter era uno de esos locos de los que hablaba su t¨ªo Konrad que no se conformaban con la ¡°melancol¨ªa perenne de la aldea¡±, de esos a los que el viento del Sur les llamaba a buscar aquello que sent¨ªan en lo m¨¢s profundo de su coraz¨®n era la raz¨®n de su existencia.
¡°En ¨¦l (el viento del sur) adivin¨¦ el saludo de tierras lejanas que nos enviaban torrentes de calor y de belleza. Pues nada era tan deliciosamente turbador como la fiebre dulce que despertaba en la sangre el c¨¢lido viento. Sus r¨¢fagas hac¨ªan perder el sue?o a los habitantes de la altura y todos, en especial las mujeres, se sent¨ªan inquietos, con la mente presta a la fantas¨ªa o la enso?aci¨®n. Y en el fondo no era aquello m¨¢s que el Sur, avasallando acometedor al Norte ¨¢spero y adusto, trastorn¨¢ndolo y turb¨¢ndolo¡±Peter creci¨® rodeado de una naturaleza a la que dot¨® de alma, respetando su brutalidad e indiferencia, deleit¨¢ndose en su salvaje belleza que le hablaba de Dios.
¡°¡ sent¨ªa penetrar con frecuencia en mi alma un temeroso y dulce sentimiento, como si toda aquella belleza nocturna fuera un mudo reproche para m¨ª. Como si estrellas, monta?as y lagos acuciaran a alguien para que cantara la belleza y el tormento de su muda existencia, como si ese alguien fuera yo mismo y estuviera traicionando la verdadera vocaci¨®n de plasmar en un poema la muda presencia de la Naturaleza¡±Una beca le permiti¨® cursar estudios y alejarse de su aldea. Se hizo escritor (como dec¨ªa ¨¦l, un simple trabajo de recopilaci¨®n que no bastaba para satisfacer la inquietud de su esp¨ªritu), conoci¨® la soberbia y la vanidad de los que a s¨ª mismos se llamaban artistas y de los que solo su car¨¢cter antisocial le preserv¨® del contagio, disfrut¨® y padeci¨® la bebida, sufri¨® de amores (no ten¨ªa gran aprecio por las mujeres) y disfrut¨® de una gran amistad y del dolor inmenso de su p¨¦rdida.
¡°Mucho m¨¢s noble y dichosa que la gloria, el amor, el vino o la sabidur¨ªa, fue mi amistad. Ella sola ilumin¨® aquella ¨¦poca de mi vida y prest¨® color y alegr¨ªa a mis a?os juveniles de estudiante. A¨²n hoy s¨¦ que en el mundo no hay nada m¨¢s delicioso que una amistad leal y verdadera entre hombres¡±Como si de un Forrest Gump se tratara, por largas temporadas recorri¨® a pie los caminos de Europa en busca de esa bella naturaleza que le inspirara las estrofas de un poema que a todos atrajera a las fuentes de "toda pureza, de toda inocencia y todo candor¡±.
¡°Yo deseaba ense?arles a escuchar el latido de la tierra, a tomar parte en la vida del todo y a recordarles que no somos dioses creados por nosotros mismos, sino criaturas y partes de la tierra, de la c¨®smica generalidad. Quer¨ªa recordarles que tanto los cantos de los poetas como los sue?os de nuestras noches, tanto los torrentes, los r¨ªos y los mares, como las nubes y las tempestades, son s¨ªmbolos y portadores de nuestros anhelos de inmortalidad. El m¨¢s ¨ªntimo meollo de cada ser, de cada alma, es esa seguridad de ser inmortales que llevamos en nosotros. Sabemos que lo bueno, lo sano, lo luminoso, nos habla de Dios y la inmortalidad, mientras que lo malo, lo enfermo y lo horroroso, s¨®lo acierta a expresarse y creer en la idea de la muerte. Y yo quer¨ªa ense?ar a los hombres el modo de hallar en el fraterno amor a la Naturaleza, las fuentes de la alegr¨ªa y de la vida¡±Si lo leen, ustedes ver¨¢n si consigui¨® su prop¨®sito. Yo simplemente me quedo con esa forma tan bella que tiene de describirlo.