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| Jan 2011
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it was amazing
| "Sinceramente, no podía afirmar que los alemanes fueran arrogantes. Más bien tenían un aire triste bastante in "Sinceramente, no podía afirmar que los alemanes fueran arrogantes. Más bien tenían un aire triste bastante inesperado en unos vencedores, como si fueran conscientes de que no habían vencido a la verdadera Francia, la nuestra, y experimentaran un cierto apuro frente a la población que encarnaba a esa Francia auténtica." Esta novela de Emmanuel Bove me ha remitido mientras la leía a Sofia Petrovna de Lidia Chukóvskaya en el sentido de que son novelas prácticamente escritas en tiempo real mientras se sucedían los hechos que relatan. En "Sofía Petrovna" eran las purgas estalinistas donde Lidia Chukóvskaya construye una novela que escribió prácticamente en secreto en un cuaderno que escondía entre 1937 y 1940; en "La Trampa", Bove se dedica a narrar la paranoia en la que se ve sumido un hombre durante la Francia ocupada por los alemanes. Bove escribe esta novela durante esta ocupación, sobre la marcha, en directo, con los acontecimientos frescos sin esa perspectiva que dan los años, sin que la memoria haya causado todavía estragos. Emmanuel Bove estuvo publicando hasta la ocupación alemana, durante guerra fue reclamado e intentó huir a Londres sin llegar a conseguirlo, consiguiendo llegar a Argelia, también ocupada por los alemanes. En Argelia escribió tres novelas entre ellas, La Trampa. Mientras escribo estos datos biográficos descubro que la novela puede ser perfectamente su propia autoficción convertida en novela porque el protagonista de La Trampa, periodista, también pretendió huir a Londres sin conseguirlo, sufrió el terror de una Francia ocupada, el control, el espionaje, y el miedo a ser detenido en cualquier momento. "No había diferencia alguna entre la zona ocupada y la otra. En los dos lados reinaba el egoísmo y el miedo. En definitiva, Yolande tenía razón. La gente vivía anestesiada. La derrota había sido tan brutal que había aniquilado su capacidad de reacción, parecían simplemente agradecidos, no se sabía a quién, de seguir con vida." Así que se puede decir que es una novela que transpira la paranoia del momento, la atmósfera de miedo casi como si hubieran sido narradas en directo. La trampa fue escrita durante la ocupación alemana y fue publicada en abril de 1945, pocos meses antes de la muerte de Bove en Argelia. Es difícil que una novela de este estilo fuera comprendida, porque hurgaba directamente en la llaga de lo que estaba ocurriendo, cuestionando muy directamente el colaboracionismo y además los protagonistas de Bove son reales, nada edulcorados, hombres grises y negativos, con sus luces y sus sombras, así que entiendo porque esta invisibilidad de Bove durante su época. Demasiado real, incómodo a la hora de enfrentar a los franceses con una herida abierta. (Marguerite Duras hizo algo parecido en El Dolor pero desde otra perspectiva, y no sabemos hasta qué punto sus cuadernos fueron escritos en tiempo real, tal como ella contó.) "Sin embargo, en mitad del caos que invadía la ciudad, en medio de las dificultades generales, entre toda esa gente que en París no solía tratarse, aunque se conociera, no había lugar para la solidaridad. Naturalmente, nadie dejaba de estrechar manos, de hacer esfuerzos para parecer igual de encantado de verse la primera que la décima vez, mantener buenas relaciones en medio de la inmensa catástrofe y de aparentar que la desgracia en vez de dividir, une." A estas alturas no voy a descubrir a Emmanuel Bove, este es ya el cuarto o quinto libro que leo suyo y me sigue enganchando como el primero, y aunque Bridet, el protagonista, está más cerca que nunca de sus personajes prototípicos, llenos de dudas, de miedos, de una cierta cobardía, de una incapacidad de enfrentar la vida, también es verdad que La Trampa se aleja un poco de las anteriores novelas que leí suyas. Es una especie de novela de terror, de suspense, puramente kafkiana donde esa angustia existencial se hace más patente que nunca, imagino que como consecuencia la guerra y de la ocupación alemana. Bove muestra en La Trampa una Francia tal como lo fue en 1940, con sus luces y sobre todo sus sombras. Un periodo muy oscuro en la historia de Francia en especial porque Bove capta muy bien el colaboracionismo, esa parte de Francia consentidora a la hora de ayudar a los “boches� (como se llamaba despectivamente a los alemanes) a asentarse en un país invadido. Bove narra magistralmente ese pie de calle donde sus habitantes se encontraron huérfanos de la noche a la mañana y comenzó la supervivencia, y mucha de esta supervivencia consistió en colaborar con el enemigo. �-Los acontecimientos justifican que cambiemos de costumbres. No debemos sorprendernos de nada, hoy en día todo es posible. Bridet notó que su interlocutor, sin dejar de sonreír, experimentaba una satisfacción malsana al hablarle así. El tiempo de la facilidad, la consideración y las atenciones había quedado atrás. Era como si no hubiera acabado de comprender el sentido profundo de la derrota, como si hubiera seguido imaginándose ingenuamente que las cosas podían continuar igual que en una época normal." Tras la derrota del ejército francés en 1940, Joseph Bridet, periodista, se niega a aceptar la ocupación alemana e intenta huir a Londres donde se encuentra exiliado el general De Gaulle. Aquí empieza una pesadilla kafkiana para Bridet porque en un intento por conseguir un salvoconducto que le permita llegar a Inglaterra, traba contacto con algunos amigos que ahora ocupan altos cargos en el régimen de Vichy. "Al salir a la noche sintió miedo. Ya era duro ser conducido en pleno día de un despacho a otro, tener que aguantar esperas y soportar interrogatorios, pero por la noche, cuando toda actividad queda suspendida, la cosa era infinitamente más amenazadora." La pesadilla comienza cuando toma conciencia de que las cosas han cambiado, los amigos ya no son amigos, todos desconfían, el espionaje campa a sus anchas, la burocracia es un gran elefante que devora a los seres humanos y mientras espera, sueña con huir, pero no nos olvidemos que Bridet es un personaje eminentemente boviano, es inseguro, cobarde, torpe, un poco deshonesto cuando se trata de conseguir lo que quiere con alguna mentirijilla y cuando debería haberse quitado el pijama y las zapatillas para vestirse y salir huyendo, decidió dejárselas y esperar que la solución viniera del cielo "Es increíble lo.poco que hace falta para paralizarnos, cuando nos cogen desprevenidos. Necesitamos demasiado tiempo para comprender que nuestra vida está en peligro y, solo cuando ya estamos perdidos, nos arrepentimos amargamente de la oportunidad que dejamos pasar. Habría sido tan fácil huir, y sin embargo, no lo hicimos. Nos dejamos atrapar por unas zapatillas. Y hoy, que estaríamos dispuestos a atravesar Francia descalzos, ya es demasiado tarde." La trampa es una obra totalmente realista que funciona en dos niveles: por una parte tenemos el yo interior de Bridet, continuamente dialogando consigo mismo, dudando, creando una tensión en el lector que casi la convierten en una novela de suspense o de terror, y al mismo tiempo hay un segundo nivel, o una segunda capa, que será la del contextó histórico de la ocupación alemana en una Francia dividida, una división que siente el mismo Bridet en carne propia porque su necesidad de supervivencia le hará querer confiar en que los colaboracionistas le podrían echar una mano pero es un sistema que le hará sentirse cada vez más atrapado. El temperamento inseguro de Bridet le convertirá en su propio enemigo y el estilo de Emannuel Bove es una delicia, tan directo y transparente, con sus frases breves, con ese sentido del humor tan sutil en una escena, por ejemplo, dramática, que ya he comentado por ahí en otras reseñas, que no entiendo cómo hace lo complejo tan fácil. "Esto empieza a parecer grotesco, pensaba. No haber encontrado después de tres meses, la manera de largarme... puede resultar hasta peligroso. Terminarían por sospechar que quería irse. A fuerza de pedir sin conseguir nada, acaba uno dando la idea de que nunca tendrá éxito, de que pertenece a esa categoría un poco ridícula de hombres cuyos deseos son excesivos para sus posibilidades." La trampa es una historia perturbadora porque nos enfrenta a la esencia del ser humano cuando toca fondo, cuando su entorno se derrumba ¿dónde agarrarse? La propia insignificancia de Bridet, sus dudas y su miedo acérrimo a enfrentarse, continuamente conformándose y esperando tiempos mejores, es lo que de verdad da dimensión a esta novela porque realmente Emmanuel Bove está narrando las consecuencias que un presente y un futuro incierto ejercen en el ser humano. Los personajes de Bove no son héroes, son víctimas de un mundo que no consiguen controlar. Alienación, soledad, dudas, angustia existencia que te aplasta, la condición humana eternamente errrante, impotente y solitaria. No hay autor más objetivo que Bove, ni autor que capte tan bien lo que es el ser humano paralizado por la falta de decisión o por la mala suerte, pero tal como comenté en anteriores crónicas sobre este autor, quizás esta mala suerte sea consecuencia de esa cobardía a la hora de enfrentarse a la vida y de un cierto complejo de inferioridad, siempre presentes en los personajes de Bove. La vida misma. Kafkiana por los cuatro costados y además obra maestra. �- Te voy a decir una cosa y espero que no te lo tomes a mal. Eres absolutamente grotesco. Eres de esa gente que imagina que en cualquier momento los van a detener. No han hecho nada pero van por la calle pegados a las paredes. Quieren hacerse los interesantes. Nadie los conoce, nadie se preocupa por ellos, pero siguen escondiéndose y poniendo caras raras. Que un hombre inteligente como tú haya ido a caer en eso es una desgracia.� ˫♫� ˫♫� ...more |
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Feb 09, 2025
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Feb 12, 2025
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Feb 09, 2025
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Paperback
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8494733737
| 9788494733734
| B0778PLGWY
| 4.00
| 116
| 1941
| Nov 13, 2017
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| "Desde el momento en que ponemos en juego la memoria o la imaginación, tendemos a simplificarlo todo, a falsea "Desde el momento en que ponemos en juego la memoria o la imaginación, tendemos a simplificarlo todo, a falsearlo. Enseñamos postales retocadas, ¿acaso no es todo verídico hasta que se demuestre lo contrario?" He tardado un poco en poder escribir algo sobre esta novela tan particular y fascinante que me ha pillado desprevenida por cómo está escrita, una frescura, un tema tan vigente que no parece que haya pasado el tiempo por ella porque la novela fue escrita por Jean Mecker en 1936 y posteriormente publicada en 1941. La primera novela de este autor y totalmente directa y actual con un empleo del lenguaje que me ha dejado bastante impactada, a veces me ha recordado a Céline pero no, yo diría que Meckert es más transparente y minimalista en sus bofetadas al lector. Una narrativa totalmente libre, nada académica, a flor de piel, usando la voz de la calle y quizás lo que más me impresiona es la voz narrativa, en primera persona, la de un hombre inseguro y hasta frágil, pero que va como un machirulo por la vida. No me podía creer que al final de la novela pudiera sentir esta ternura por un hombre que realmente hasta usa la violencia física cuando le resulta imposible comunicarse pero es que la narración de Meckert es absolutamente apabullante. "Ella había aprendido un poco de inglés, me dijo, y también taquigrafía y mecanografía. Casi literaria, ya ves, nuestra conversación, elevada y no tan corriente, como cada vez que conversas con alguien nuevo a quien quieres gustar." En Los Golpes realmente no se cuenta nada nuevo, una pareja que cuando se conocen necesitan desesperadaemente agarrarse a algo, se enamoran, parece, pero están demasiado desesperados combatiendo la soledad como para que sea amor, se van a vivir juntos... El talento de Meckert está en esbozarnos una vida, la de esta pareja, en la que cada uno de ellos ha sentido la soledad, la ociosidad, la infelicidad, así que la construcción de una pareja con todos los tópicos pareciera que les fuese a aportar la felicidad. Félix, necesita encajar, pero claro no es tan fácil cuando buscas desesperadamente la felicidad y te avergüenzas de tu clase y esta se ve ensombrecida por ese complejo de inferioridad de Félix en cuanto a su manera de comunicarse, a su incapacidad para encontrar los argumentos justos porque en un conflicto es incapaz de gestionar sus emociones. Este complejo de Félix por pertenecer a la clase obrera cuando la familia de Paulette pertenece a una clase media con una cierta cultura, es lo que le convierte en un ser cada vez más irritable, celoso y obsesivo y no creo que sea tanto por ser un tipo celoso sino por su inseguridad, por esa eterna creencia de creerse menospreciado, juzgado. La pareja por este motivo se va desgastando a pasos agigantados. "Recordando el pasado para contar está historia, diría que fue quizá en ese momento cuando se convirtió en un adefesio. Vi a mi pobre Paulette descomponerse poco a poco ante mis ojos hasta convertirse en una persona desconocida. Yo tampoco me reconocía ya en sus pensamientos. Me daba miedo reconocerme en sus ojos." Meckert decide narrar esta novela desde la voz en primera persona de Félix y resulta absolutamente impactante, su grosería, su desprecio, la forma en que a medida que se siente cada vez más acomplejado va en proporción a cómo ningunea a Paulette. Una primera persona que saca a relucir el abuso doméstico, una violencia que irá cada vez a más anulando a Paulette, casi obligándola a aislarse del mundo. Una primera persona en la que el lector es testigo directo de los pensamientos más íntimos de Félix, de ese conflicto interno entre el quiero y no puedo porque sus carencias quizás sean más fuertes que su voluntad. Al ser incapaz de gestionar sus emociones, le será también incapaz de comunicarse con el mundo. Félix es un tipo que incluso lingüísticamente hablando está limitado, es casi un analfabeto y no sabe argumentar si no es amenazando, y sin embargo, Meckert consigue impregnar esta primera persona, de ritmo, energía, del acento de la calle. Félix puede ser divertido, directo, políticamente incorrecto en un mundo de postureo, y este hecho puede convertir la lectura en algo muy accesible, sin embargo, entre esta media sonrisa que se le cuela a veces al lector ante ciertos momentos en que Félix despotrica del mundo, el problema de fondo está ahí, siempre presente, sus exabruptos, una violencia que tiene su base en su ira contra el mundo. Una novela fascinante sobre todo por su uso del lenguaje y porque su retrato de la violencia física y sobre todo psicológica resulta más vigente que nunca. Una novela a flor de piel. "Todo esto es duro. Hay realmente un anatema, una verdadera maldición contra mí, ser como todo el mundo. Todos nos creemos un poco en centro del mundo, que somos diferentes, con una vida hecha a medida, preciosa, original. Y luego, pensándolo bien, lo que hacemos es trabajar, comer y divertirnos, como todo el mundo. Hay que resignarse." ˫♫� ˫♫� ...more |
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Jan 16, 2025
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| "La reclusión es una vanidad como cualquier otra. Uno empieza a juzgar al prójimo desde las alturas de su supe "La reclusión es una vanidad como cualquier otra. Uno empieza a juzgar al prójimo desde las alturas de su superioridad moral, desciende luego un poco y luego un poco más. Paulatinamente los demás van entrando de nuevo en su vida; no como hacían antes, en calidad de adversarios o amigos, sino como emisarios de bagatelas. Pero estas bagatelas, al entrar en contacto con la propia indolencia, cobran la misma importancia que los grandes sucesos de otro tiempo. Y un día uno se da cuenta de que no está viviendo en absoluto como había deseado, sino igual que antes." Vuelvo a Emmanuel Bove ya en la parte final del año en que precisamente lo he conocido, yo que no era mucho de literatura francesa, y sin embargo, descubro en Bove una mina de oro literaria. Sus novelas suelen ser cortas, no llegan a las 200 páginas y sin embargo me sigue fascinando todo lo que consiguen condensar tan pocas páginas. Esta novela fue publicada en 1931, un periodo de entreguerras que funciona como un espejo para que Bove pueda plasmar en sus textos la incertidumbre de los tiempos, y la inquietud que se respiraba en la atmosfera de una generación que se sentía tan perdida como fracasada. Esta novela de Bove es un poco diferente a las otras que leí suyas porque está formulada como un diario que transcurre en cuatro meses y que vienen a reflejar los últimos coletazos de una pareja: en estas entradas entre octubre y febrero, el lector será el testigo implacable de la descomposición de un matrimonio como si lo estuviera controlando desde un microscopio. "Mientras yo me desvivo por medir mis palabras para que no trasluzcan ningún sentimiento interesado, mezquino o hinchado de vanidad, ella cree que oculta tan bien sus cartas que puede permitirse los cambios de parecer más peregrinos sin correr ningún riesgo." Uno de los detalles que diferencian Diario escrito en invierno de Mis Amigos, Henri Duchemin y Un padre y su hija, viene a ser que el entorno social es bastante diferente, aquí no hay pobreza, sino que el narrador es un tipo acomodado al que las preocupaciones económicas no acucian como venía siendo habitual en lo que yo conocía de Bove, y aunque este narrador comparte casi el mismo perfil psicológico de sus anteriores narradores en el sentido de su obsesiva inseguridad, esta inseguridad o complejo de inferioridad lo sitúa Bove en el entorno del matrimonio siendo su mujer, Madeleine, la depositaria de todas sus inseguridades. Aunque aparentemente el narrador comience este diario hablando de su esposa y de sus amigos narrando anécdotas, conductas o episodios aparentemente banales, pronto el lector comenzará a percibir que este narrador no es muy confiable. Cuando vuelve al pasado y hace un recuento de sus anteriores parejas, se vislumbra que algo no funcionaba bien en su relación con ellas “Ella era muy sensible. Después de abandonar a su familia y mudarse conmigo, se tornó inquieta, asustadiza. Apenas pronunciaba palabra, se convirtió en un ser pasivo como privado de voluntad". El narrador quizás sea consciente de que ellas lo acaben abandonando por cómo las cuestiona, por lo celoso y por lo desconfiado, por montar escenas sin venir a cuento y por castigar con los silencios, sin embargo de cara al diario, se justifica adoptando un tono condescendiente y paternalista en lo que se refiere a ellas. Así que cuando comienza la novela, puede parecer que Madeleine es una mujer frívola y superficial “Es de esas mujeres que siempre piensan que uno exagera, por sensato que sea lo que uno critica. No ve más allá de sí misma�. pero sin embargo, cuando somos conscientes de que realmente estamos leyendo la perspectiva de un manipulador nato que trata de justificarse a través de este diario, es cuando de verdad participamos activamente en la novela. Es casi la misma experiencia que tuve leyendo “Lolita� de Nabokov, donde también el narrador adoptaba un diario como justificación a sus conductas. "Tengo las mismas ocupaciones que la gente que me rodea, voy al teatro, lo paso bien, pero en el fondo de mi alma siempre hay un remanente de infelicidad, de insatisfacción. Amo a Madeleine con locura, me pongo celoso y creo que mi vida se iría al traste si me abandonara. Pero al mismo tiempo algo en mi se rebela contra esta dependencia. En cuanto me quedo a solas ese algo despierta y desaparece el resto, y yo sufro. No puedo estar solo pero aborrezco la compañía. Quiero a Madeleine y, al mismo tiempo, no la quiero. No pasa un día sin que vaya a ver a una amigo y me arrepienta a medio camino. Lo que más me perturba es que soy infeliz a todas horas, pero a todas horas me conduzco como un hombre feliz. Nunca llego a disfrutar del todo mis momentos de felicidad." Básicamente los protagonistas de Bove arrastran traumas del pasado, de la infancia, son unos egoístas redomados y se desenvuelven entre las apariencias en forma de relaciones sociales aunque lo que de verdad ansíen sea la soledad y el aislamiento. Y da la impresión de que el objetivo final de los protagonistas de Bove sea la autodestrucción, agónicamente infelices arrastrando una desesperanza que les acompañará como una sombra. En el caso concreto de esta novela, Bove sitúa esta autodestrucción en el espacio de un matrimonio en el que el narrador vuelca su insatisfacción vital en Madeleine, su mujer: “No hay nada más penoso que aplastar de este modo el orgullo ajeno. Cuando uno pierde los estribos y se topa con la indiferencia del adversario, una voz le insta a gritos a emplearse más a fondo. Las que precisa se las suministra la ira. Por amor propio no osa pedirle perdón y conserva las posiciones estratégicas que tanto le ha costado tomar, aunque ya no las quiera�. Impacta la forma en que Bove nos retrata el perfil de este manipulador, que usa los celos como excusa para destruir el equilibrio de la pareja, y Bove se atreve a adentrarse en estos rincones oscuros del ser humano que en ocasiones se convierten en pura perversión. "Sí, pesa sobre mi un desaliento atroz. Heme aquí, con 40 años cumplidos, de vuelta a la casilla de salida. Si vuelvo a comenzar de cero, lo haré extremando la prudencia. Aún así ¿lo lograré? La prudencia, la comprensión, todo es inútil. Está el desaliento, y nada más.� También me ha recordado mucho a Proust este Diario escrito en invierno, el Proust de los celos autodestructivos, el de la puesta en escena para humillar y salir airoso de la mentira, el controlador que espía no solo para satisfacer su curiosidad sino para evaluar si sigue siendo el centro del universo de la otra persona, el del hoy te quiero y mañana no, dependiendo de mi estado anímico. Realmente el perfil psicológico que aquí consigue crear Bove en este narrador puede ser de los más potentes de los que llevo leídos suyos y todavía estoy dudando de si no es la mejor de sus novelas porque el monólogo interior, el flujo de conciencia de este narrador es puro terror cuando consideramos hasta qué punto es capaz de llegar una persona en su manipulación y destrucción no solo de sí mismo, sino del refugio familiar. Los protagonistas de Bove siempre ociosos, deambulando sin rumbo y lamiéndose las heridas, creen que la solución a su desgracia debe venir de fuera y no desde ellos mismos, quizás por eso sus textos resulten tan desoladores aunque su estilo narrativo sea todo lo contrario, directo y transparente. "Pero la alegría caduca y reaparece el hastío y pronto es preciso un nuevo estímulo. ¡Qué peligrosa es la condición del hombre! ¡Con qué sinceridad se lamenta por la felicidad perdida cuando se ve en el fondo del pozo! ¡Y con qué ligereza y despreocupación vuelve a ponerla en peligro!" ˫♫� ˫♫� ...more |
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Dec 23, 2024
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Dec 23, 2024
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Paperback
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| Mar 23, 2023
| Nov 20, 2024
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| “Yo pertenecía a esas generaciones absurdas, sobrecargadas de trabas, que se imaginan que a las mujeres les en “Yo pertenecía a esas generaciones absurdas, sobrecargadas de trabas, que se imaginan que a las mujeres les entra el deseo por nosotros so capa de que podamos hablarles de cosas señaladas o muy serias, las artes frívolas o las bellas artes; el revoltillo del viento que sople en cada momento; o, si no se les puede hablar de todo eso, hay que dejarles claro al menos que nada de ello tiene secreto para nosotros." Ha sido rara lo de mi experiencia con este libro porque en un principio no me sentí demasiado cómoda con la visión que Pierre Michon da de Yvonne, la mujer que se convierte en fantasía del joven narrador, una incomodidad que venía dada sobre todo por cómo es vista esta mujer, casi solo como un cuerpo, unos tacones, o un movimiento de caderas. El caso es que poco a poco fui entendiendo, sobre todo a través de la sugestiva elección del lenguaje, que la visión de Yvonne venía solo y exclusivamente de parte de un narrador que ve en ella SU propia fantasía convertida en realidad, una fantasía apoyada enteramente en su físico, en su animalidad o simplemente el posible receptáculo de sus deseos sexuales en ebullición, los de él. A partir del momento en que comprendí esto, que Yvonne solo es un cuerpo y unos tacones y que así es cómo quiere verla sin cuestionar que hay más allá de este físico, desconecté de esa incomodidad que había empezado a sentir porque realmente lo que quiere transmitir aquí Pierre Michon, es justo eso, la idealización sexual que se monta un joven de apenas veinte años en su cabeza y la mayoría de las páginas de este libro realmente están impregnadas de voluptuosidad, de deseo erótico, de fantasía en torno a la figura de una mujer que para el narrador y en esta etapa de su vida, se ha convertido en una especie de figura mitológica, encarnación del placer y el deseo. “Mi ensoñación cobraba cuerpo, se iba concretando con ayuda de los acontecimientos que nos parecen reales, tuve ante la vista aquellos colores que le habían subido a la cara, aquel pathos que le había atenazado las mejillas. La sangre de Yvonne me palpitó por un momento en las mías." Y justo desde el primer momento en que conoce a Yvonne a la estanquera, el narrador se reafirma cuando piensa: “No creo en las bellezas que se van revelando poco a poco, a poco que nos las inventemos, solo me importan las apariciones.� No está realmente interesado en conocerla, no puede perder el tiempo en lo que se va revelando poco a poco, lo que hay más allá de ella, su psique, porque la aparición física, animal, voluptuosa de Yvonne tras el mostrador del estanco cuando va a comprar tabaco (o el periódico que nunca lee) es lo único que le vale: solo está interesado en esa aparición simbolizada en el hecho concreto de una fantasía mental convertida en realidad y justo es eso lo que más preocupa a Michon, creo, poder transmitir esa atmósfera de angustia voluptuosa en la que se encuentra el narrador, encontrar las palabras justas, adecuadas que puedan conectar al lector con este deseo erótico que es una pulsión recurrente casi en cada página de ambos relatos. Los dos Beunes presenta dos relatos, el primer escrito en 1996 (El Beune grande) y el segundo (El Beune chico) publicado en 2023, que funciona a modo de continuación de ese primero que Michon interrumpió abruptamente, así que se puede decir que Michon consigue integrar, encajar perfectamente un relato que se mimetiza 27 años después con el primer casi como si no hubiera pasado el tiempo, como si se hubiera escrito en el momento del primero. “� pero Marysé, que estuvo leyendo revistas durante tres años de casada, frente al Beune, no encontró en las revistas la mínima mención al imperio de los Beune, nada de cuya imagen pudiese echar cuenta y con lo que nutrir su esperanza, con lo que conseguir que coincidiese lo que tenía ante la vista y en su cama con lo que tenía en la cabeza, y con ayuda de las revistas había desistido de aquel ganso, lo había dejado plantado, había regresado a Saint-Nom, donde se había casado en segundas nupcias con un empleado de Correos que no pescaba ni cazaba ni fumaba, que pintaba los domingos, que tenía libros y a quien, tras diez años de matrimonio, consideraba también un ganso por razones inversas y menos válidas.� Aunque Michon sazone este libro de pequeñas historias como las de Marysé Hélene, el narrador es el joven maestro de un pequeño pueblo, Castelnau, cerca de Lascaux que se obsesiona con una mujer mayor que él, Yvonne, madre de uno de sus alumnos, Bernard. Realmente todo esto es incidental porque lo que le interesa a Michon es encajar esta naturaleza o este paisaje con los personajes, camioneros, escolares, pescadores, que viven en ese pueblo condicionados por ese aislamiento: el gran Beune, el rio, que tanto influye en los paisajes fantasmales después de que la lluvia los empape, o esos frescos rupestres, misteriosos de las cuevas de Lascaux, que en todo momento y a través de la escritura de Michon nos están recordando el origen más primigenio de la humanidad. Este origen de la humanidad está continuamente presente no solo a través de este paisaje agreste, sobre todo representado en las cuevas de Lascaux, sino que Michon lo redefine con la obsesión que el narrador siente por Yvonne porque su mirada mientras recorre este paisaje no es más que sensualidad en el sentido de que Michon elige un lenguaje saturado de erotismo, visceral, para describir la percepción del narrador destacando esa animalidad que bulle bajo la apariencia civilizada. Y es esa obsesión del narrador traumatizado y cegado por sus sentidos más viscerales lo que Michon consigue transmitir tan bien a través del lenguaje, que puede parecer recargado o anticuado, sobre todo por la elección de ciertas palabras, pero realmente estas palabras concretas, elegidas, afianzadas, maduradas, serán las que construyan la atmósfera saturada de pulsión sexual. "Se alejaba, la falda le susurraba más alto que los árboles, los tacones perforaban las hojas caídas." Pensé en su júbilo, en su cruel elegancia: en el orgullo de ser guapa, en la vergüenza que le encogía la voz aguda; en cómo era su grito. Pensé que era la madre de Bernard, del niño. Los juncos acerados le acariciaban los tobillos, le hacían una carrera en la media, cortaban.� Castelnau es un pueblo aislado, casi suspendido fuera de cualquier linea del tiempo aunque sepamos que transcurre en 1961, pero es esta localización entre el rio Beune y las cuevas de Lascaux lo que le da a este relato ese tono tan irreal en relación al tiempo. Casi exclusivamente todo gira en torno a la obsesión del joven narrador por Yvonne, la estanquera, consumido por un deseo en el que lo único vital en él, lo único que de verdad cuenta es que desea lo que ve continuamente, no lo que se puede intuir en ella, sino simple y exclusivamente lo que ve, lo animal y físico. Pierre Michon consigue llevarnos a los orígenes, a la animalidad del ser humano que se esconde bajo estas apariencias civilizadas, y son el río, el bosque, la espesa niebla o las cuevas rupestres lo que contribuyen que este relato se convierta en una especie de fábula o cuento en torno al deseo más primitivo. Aquí no hay simbología romántica ni idealización del amor, tampoco hay profundización en la psicología de sus personajes, Michon convierte el paisaje en cómplice de un narrador que estará cegado por una mitificación sexual que lo obsesiona. Michon además y a partir de ciertas escenas que podrían funcionar como pinturas (rupestres) evoca las tradiciones más ancestrales, sin desaparecer en ningún momento la sensación asfixiante y sobrecargada de pulsión sexual. El lenguaje podría ser el mismo rio Beune. “Yo tenía en el pecho ese corazón de hielo que febrero y marzo en su punto de encuentro se van endosando mutuamente, y para que se derrita se necesitan otras hogueras que los alejandrinos. Volvía ese corazón hacia la ventana, volvía hacia ella los ojos; en ella veía la niebla o la helada y en esa misma niebla o ese mismo hielo, en algún lugar estaba Yvonne; arriba, en la plaza, contenían Yvonne, rozaban a Yvonne, recorrían a Yvonne, la medían, la ceñían, se insinuaban en ella…� ˫♫� ˫♫� ...more |
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Nov 20, 2024
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| "¡Contar mi vida! ¿Acaso se le cuenta la vida a un amigo? ¿Es posible contar la propia vida sin mejorarla o si "¡Contar mi vida! ¿Acaso se le cuenta la vida a un amigo? ¿Es posible contar la propia vida sin mejorarla o sin empeorarla, sin mentir? En cuanto a las confidencias, ¿es posible hacerlas solo porque te lo pidan? Hablarle de mi vida y de mí a un recién llegado, no, no era posible." Con este libro de Bove me he saltado una de mis reglas que es la de no leer dos libros seguidos de un mismo autor, bueno, me la salto a veces, sí, pero no es habitual pero en este caso y tras Un padre y su hija, me quedé con las ganas de saber algo más de los personajes de Emmanuel Bove, así que elegí esta pequeña colección de relatos que la verdad ha resultado una delicia, aunque algún que otro relato se le nota que ha pasado el tiempo por él, sobre todo en torno a una cierta condescendencia de Monsieur Bove en torno a las mujeres, que no vale la pena destacar aquí con ninguna cita, porque no me quedó muy claro si ese pequeño ninguneo hacia la mujer es tal cual o solo resultado del relato en cuestión. No sé bien todavía, pero como pienso seguir leyendo a Bove, a ver si me lo aclaro. El caso es que el comentario en torno a Henri Duchemin y sus sombras va a ser la excusa para extenderme sobre todo en el primer relato “Crimen de una noche�, un relato espectacular que define muy bien la escritura de Emmanuel Bove. �- No me sea ridículo. Si se siente desgraciado, lo que tiene que hacer es suicidarse. Henri Duchemin se puso colorado. Pasó un minuto pensando qué responderle. Como no se le ocurría nada, se levantó y se fue con el corazón cargado de amargura.� En Crimen de una noche nos encontramos con un personaje prototípico de Bove, Henri Duchemin, que vive en una pobreza relativa, en búsqueda eterna de un poco de amistad y de amor. Es la víspera de navidad y se encuentra solo, apartado del mundo, buscando desesperadamente un asidero humano al que agarrarse y este primer relato ilustra la capacidad de Bove para moverse entre el límite de lo onírico y un mundo ideal soñado, y la más triste y cruda realidad. En esta nochebuena Henri Duchemin se hace amigo de alguien que le convence para asesinar a un banquero con la promesa de hacerse rico. Este asesinato será la excusa de Bove para poner a su personaje al pie del abismo. La gracia de Crimen de una noche está en cómo Bove nos introduce en la mente de Duchemin, no tanto obsesionado por las implicaciones morales del presunto asesinato, que yo diría que no le quitan el sueño, sino que será un asesinato que acepta cometer para sentirse menos solo, y reafirmarse en el hecho de poder conservar un amigo, así que se puede decir que es su soledad, más que el deseo de hacerse rico, la base de su crimen. “Mientras todo el mundo hablaba al mismo tiempo, Henri Duchemin empezó a comprender que no lo querían. Se le reveló la fealdad de la vida. Hasta ese momento, mientras estuvieron escuchándolo, había vivido en un sueño.� En los relatos posteriores, Bove se embarca de nuevo en el tema de la amistad como en “Otro amigo�, y en “Visita por la noche� un amigo le pide a otro que le ayude a confirmar el adulterio de su esposa (“Así que dejé de pensar en ella. ¿Se ha fijado usted en que son precisas varias horas de ausencia para acordarse de la mujer que amas cuando se ha ido por iniciativa propia?�). Siete relatos en los que se repiten una y otra vez los temas de amistad, adulterio, la obsesión por salir de la pobreza o el suicidio, porque en el universo de Emmanuel Bove, la amistad no es algo confiable, como tampoco lo es el amor en el sentido de que sus personajes, hombres inseguros, frágiles, que ejercen un autovictimísmo continuo, siempre acaban dudando de ellas, o sus amigos masculinos los acaban defraudando. “Ese almuerzo lo recordaré toda la vida. Hubo tanta confianza entre el señor Boudier-Martel y yo, tantas finezas que hoy en día me cuesta creer que de todo aquello no quede nada�. Ya comenté en anteriores reseñas, que me parecía más una carencia de base no tanto basada en los demás sino del propio personaje, que cuestiona a los demás por la distancia pero al mismo tiempo tampoco se exponen lo suficiente para establecer los vínculos ansiados así que acaban convencidos de que están mejor solos. Así que en el mundo de Bove el afecto o el amor o la amistad siempre acabarán siendo traicionados: sus personajes se enfrentan a esta traición casi orgullosos porque mentalmente ya se han autoconvencido y autojustificado de que siempre tienen razón. Es un mundo de paranoia, obsesión recurrente y desapego continuo porque incluso tomando a las personas que se van encontrando como son, los personajes de Bove siempre acabarán decepcionados. “Quien no me conozca bien podría creer de entrada que soy una persona difícil y que de ahí vienen mis desdichas. No, solo pido un poco de amistad. Sé que es muestra de una gran sabiduría no pedirles a los hombres más de lo que pueden dar. Hay que tomarlos como son. Lo sé. Me conformo con tomarlos como son. Pero incluso eso se me niega.� “Harto de buscar, se sentó en el sillón y cerró los ojos para no ver la oscuridad�. Los hombres de Bove son frágiles, por supuesto como resultado de esa Primera Guerra Mundial de la que venían no solo ellos sino el mismo Bove, sufren insoportablemente porque no saben gestionar el día a día así que al final siempre acabaran echándole la culpa al mundo porque se sienten solos e incomprendidos. Casi todos los relatos, como ocurría en “Mis Amigos�, comienzan con normalidad, sintiéndose ellos con expectativas pero a medida que avanzan, su propia mente le juega malas pasadas, un sobrepensamiento de la mente que les hará imaginar hechos que podrían ocurrir pero que igual no van a ocurrir nunca, y así se irán fracturando lentamente, no sabremos tampoco realmente si la gente que rodea a estos personajes son realmente como nos las describe el personaje, o son resultado de su mente paranoica: “Escuchó sin respirar. Tenia miedo. Quiso correr. Pero le flojeaban las piernas, como en la guerra, cuando llevaba un compañero haciendo las veces de camillero�. Así que se puede decir, o es la impresión que voy teniendo, de que los personajes de Bove tienen un conflicto continuo entre querer establecer relaciones significativas y su propio desprecio o rechazo a establecer vínculos, es una dicotomía y una contradicción que se repite una y otra vez. Los personajes de Bove quieren desesperadamente agradar, enamorar, establecer conexiones, y mientras se obsesionan con esto, se van angustiando cada vez más, no tanto por la infelicidad que les produce sino porque quieren verse reafirmados a través de los demás. La pobreza los hace inseguros, pero también desconfiados porque están continuamente dudando de cómo son percibidos por su entorno. “No escribo a menudo, así, a vuelapluma. Para que me decida a hacerlo tiene que haberme pasado algo realmente grave. Por eso le pido, estimado señor, que sea indulgente. No tiene usted ante sí a un escritor, sino a un hombre que sufre y busca la clave que se lo explique todo.� No he buceado mucho en la vida de Emmanuel Bove pero imagino que continuamente está hablando de sí mismo y a través de sus personajes se confiesa y busca esa autoestima en continua quiebra. Y lo que más me sigue fascinando de su narrativa es su estilo, porque aunque nos presente a personajes en continua angustia existencial, inseguros, frágiles, queriendo amar pero dudando continuamente de poder ser amados, sin embargo esas dudas no se reflejan en su estilo que se revela seguro, firme, directo. Sus frases son cortas, apenas revelando detalles y sin embargo, desvelándolo todo entre lineas. Enganchan y atrapan enseguida porque Emmanuel Bove tiene una capacidad innata para convertir al lector en cómplice de sus historias. Sus historias fluyen entre el argumento que nos presenta y el pensamiento más íntimo del personaje protagonista, así que es como si hubiera dos lineas argumentales paralelas en sus historias: el del yo íntimo y el hilo argumental básico, y es en este yo íntimo dónde Bove ejerce la extraña sensación de estar contándonos un secreto. Y no es tal el secreto, simplemente nos está revelando sus miedos. "¿De dónde me venía la tristeza? Mis libros, todos mis libros dormían en la biblioteca. Nadie había hablado mal de mi. Estaba en el centro de todo. Así pues, no debía sentir temor de que los acontecimientos, libres de mi presencia, fueran en una dirección que me habría sido imposible modificar. No estaba descontento de mi mismo. E, incluso aunque lo hubiera estado, esa sensación no habría tenido la fuerza de esto que notaba." ˫♫� ˫♫� ...more |
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Nov 20, 2024
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B0DN88CN3G
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| 62
| 1928
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| “Una vez más, como en la época en que lo despidieron de Daniel y notaba cuán débil era ante el mundo, comprend “Una vez más, como en la época en que lo despidieron de Daniel y notaba cuán débil era ante el mundo, comprendió lo poquita cosa que era, flaco e indefenso, y que no tenía ninguna de las prendas que admiraba en los demás. Se acordó de pronto de cuánto había llorado en la juventud. Los momentos de exaltación en que había creído en su porvenir le volvieron a desfilar por delante y le parecieron pueriles.� Esta es la segunda novela que leo de Emmanuel Bove tras “Mis amigos� y me sigo preguntando si realmente Bove no acabara hablando del mismo personaje una y otra vez disfrazándolo en diferentes entornos. No sé, lo seguiré leyendo para salir de esta duda y no solo porque sea un autor que me intriga sino porque me encanta la sencillez con que acaba narrando la complejidad de una vida. En estas dos novelas leídas, ambos personajes protagonistas comparten el hecho de que les guste presentarse como víctimas de un mundo que no es capaz de detectar su valía. Esto es engañoso y contradictorio porque de la misma manera en que ellos se victimizan ante lo despectiva que la sociedad pueda mostrarse con ellos realmente el problema es más de base en ellos mismos, falta de confianza, complejo, incapacidad para cambiar de vida aunque la infelicidad los carcoma... Así que en esta "Un padre y su hija", Emmanuel Bove vuelve a narrarnos la historia de otro hombre gris cuyas expectativas en la vida no se han cumplido, una novela de 1927 pero que bien podría haber sido escrita ahora mismo. Este es el poder de Emmanuel Bove, la sencillez de cómo relata la fugacidad del tiempo, las expectativas derrumbadas, la familia como esclavitud emocional e incluso ese desapego buscado y consciente que se vuelve en contra, son los grandes temas que aborda aquí Bove, y que al igual que en "Mis Amigos", convierten este en un texto que bien podría haber sido escrito hoy en día. "Pero con el tiempo fue adoptando nuevas costumbres y empezó a olvidar. Había momentos en que le parecía sin embargo que estas carecían de historia, que no le pertenecían plenamente, puesto que las había adquirido solo. Sus nuevas preocupaciones eran más livianas que antes y lo afectaban menos, hasta tal punto que le daba la impresión de que, en el momento en que quisiera reaccionar, se las quitaría de encima. Pero nunca reaccionaba, buscando inconscientemente que adquiriesen amplitud con el paso del tiempo." “Un padre y su hija� es una novela corta, en la que en apenas 90 páginas se comprime una vida, la de Jean-Antoine About, un hombre con aspiraciones mínimas y las pocas que hubiera podido tener no se han cumplido. Después de haber tenido varios trabajos, About se convierte en peluquero abriendo su propio taller, se casa y tiene una hija, en un intento por seguir las normas sociales de construirse una existencia típica tópica haciendo lo que hace todo el mundo como si encajara esta vida en lo que la sociedad espera de una existencia digna y previsible. Sin embargo su continua falta de autoestima, su inseguridad y ese complejo de inferioridad que le sigue como una sombra, le llevará a que desde fuera se perciba su desprecio por sí mismo. Cuando se casa y tiene a su hija Edmonde de alguna forma intenta reafirmarse a través de ellas, sin embargo, las aspiraciones burguesas y artisticas de su mujer primero y de su hija después, no pueden ser la solución a sus propias carencias personales: “En aquel parque soleado, entre alegres paseantes, se sentía misero y lastrado por una vida oscura. Se le vino su pasado a la memoria. Lo componían mil recuerdos penosos donde hormigueaban todas las bajezas, todas las mezquindades que pueden caber en una vida�. Menos es siempre más y Bove expresa tan bien este concepto con su estilo tan sencillo y minimalista en lo que de verdad es importante, las decepciones de una vida, fluyen subterráneamente para que pueda penetrar en el lector sin aspavientos pero con una profunda carga emocional. El personaje de About al igual que le ocurría al protagonista de Mis Amigos, podría ser feliz porque realmente no se expone y sin embargo, sí que exige en los demás un cierto compromiso, como le ocurre a About en la relación con su hija que realmente acaba siendo la esencia de un texto que aborda estas relaciones familiares bajo un premisa tan sencilla como compleja: “Él, por lo demás, se notaba cada vez más incómodo cuando estaba con su hija. Me juzga, pensaba con frecuencia. Cada vez se atrevía menos a dirigírle la palabra. En ocasiones, cuando la oía entrar, llegaba a no salir de su habitación. La rehuía y la buscada a un tiempo. Sus muestras de cariño se volvían cada vez más torpes, pues no sabía cómo expresarlas. A cada momento, los comentarios de su hija lo sumían en un abismo.� Esta es una novela que se puede leer en una tarde, estilisticamente no es compleja ni es densa a pesar de los temas contundentes que toca, y la verdad es que me maravilla esa forma narrativa de Emmanuel Bove. Una vez terminada acabé preguntándome ¿cómo lo hace este autor para convertir lo complejo en algo tan fluido? Porque toca temas esenciales y vitales, dolorosos, amargos, y sin embargo, el texto ha fluido sin angustia y sobre todo esto es debido a este estilo tan directo y absolutamente minimalista, yendo al grano y dando espacio al lector para que rellene información que ha ido colando entre lineas. La gracia de esta novela está por tanto, más que en su argumento normal y corriente, en el retrato psicológico que Emmanuel Bove se marca con su protagonista Jean Antoine About. La deriva de un hombre que se va aislando poco a poco, y que incluso ante la oportunidad de su vida, es incapaz de coger el toro por los cuernos porque está demasiado embebido en sí mismo, en su propio victimismo, porque About aunque aparentemente parezca un hombre gris y acomplejado, sus ramalazos egocéntricos en momentos claves, serán su perdición. Emmanuel Bove, un autor que me maravilla por su sencillez y al mismo tiempo deja un poso por lo que hay de sabiduria sobre la vida. "Lo mismo le pasaba con las personas nuevas que se le acercaban. No tenían, como tiempo atrás, aquella apariencia de desempeñar un papel en su vida Parecían pertenecer a otro mundo, anchuroso y apacible, donde nadie se quería o se odiaba. Eran como una cohorte de fantasmas que lo rodeaban. Le daba igual que desaparecieran por completo o que de repente creciesen en número. Por todas partes había más aire. Por todas partes se formaba un vacío cuando se acercaba él. Como sucede en ese año de la vida en que envejecemos de repente, notaba por detalles nimios que todos habían pasado por la misma crisis que él y que los rodeaba el mismo aislamiento.� ˫♫� ˫♫� ...more |
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Nov 17, 2024
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| 1913
| Jul 01, 2002
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| "Me daba miedo que mis zancos fueran ya tan altos bajo mis pasos, me parecía que no iban a conservar la fuerza "Me daba miedo que mis zancos fueran ya tan altos bajo mis pasos, me parecía que no iban a conservar la fuerza suficiente para mantener mucho tiempo unido a mi aquel pasado que descendía ya tan lejos. Si me diese siquiera tiempo suficiente para realizar mi obra, lo primero que haría sería describir en ella a los hombres ocupando un lugar sumamente grande, comparado con el muy restringido que se les asigna en el espacio, un lugar por el contrario, prologando sin límite en el Tiempo, puesto que como gigantes sumergidos en los años, lindan simultáneamente con épocas tan distantes, entre las cuales vinieron a situarse tantos días." Entre esta última cita de "En Busca del Tiempo Perdido", recién acabada y la primera que corresponde al primer volumen “Mucho tiempo he estado acostándome temprano�, han pasado dos años de mi vida, y de alguna forma ha sido una lectura vital y única que me va a marcar ya para siempre. Para Proust el Tiempo puede ser derrotado, vencido, a través de momentos, olores, objetos, que nos reconcilian con nuestra memoria, aquí es donde Proust nos demuestra que la futilidad del Tiempo y a través del arte se convierte en Tiempo recobrado y vencido. Genio, Proust. He intentado reseñar cada uno de los volúmenes por separado, aunque no siempre lo he conseguido, así que permítidme que use este post también para homenajear la adaptación al cine que hizo Raoul Ruiz. Después de terminar la última novela de la serie, he visto la película de Raoul Ruiz en la que está basada, y no me podía creer que algo así pudiera ser llevado al cine, pero sí, Raoul Ruiz consigue comprimir en estos 162 minutos la esencia de "En Busca del Tiempo Perdido", en el sentido de que recorre todos los momentos realmente importantes, con elipsis y movimientos de cámara que de alguna forma logran transmitir/homenajear/simular ese estilo de largas frases de Marcel Proust. Impresionada estoy por lo absolutamente perfecta que es. Claro, quizás el haberme leído las novelas me hace estar mucho más conectada al trabajo de Ruiz, pero así y todo es una obra maestrísima. Fin de fiesta a este largo proyecto proustiano, vital y único. Celebremos a Proust y a Raoul Ruiz por llevar el arte a la vida y viceversa ...more |
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Sep 21, 2022
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8420638064
| 9788420638065
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| 4.51
| 7,856
| 1927
| Dec 1998
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| "Allí donde la vida nos encierra, la inteligencia abre una salida, pues si un amor no compartido no tiene reme "Allí donde la vida nos encierra, la inteligencia abre una salida, pues si un amor no compartido no tiene remedio, de la comprobación de un sufrimiento se sale, aunque solo sea sacando las consecuencias que implica. La inteligencia no conoce esas situaciones cerradas de la vida sin salida." Me da mucha pena haber terminado En Busca del Tiempo Perdido, porque dentro de lo mucho que he rajado del narrador, por lo repelente, snob y pedante pero también esa sobreexposición de pensamientos suya es lo que me ha hecho adorarle, adoro ya a muerte a Marcel y voy a añorarle mucho..., es como si un amigo se hubiera ido ya para siempre, aunque claro que los libros siguen aquí, pero sí que queda una especie de vacío... Dos años hasta llegar a este Tiempo Recobrado, los dos primeros los leí del tirón hace dos años, y los cinco siguientes que creía que me iban a durar hasta diciembre, confieso que me han enganchado y he conseguido terminarlos entre comienzos del verano y ahora. Ha sido una experiencia absorbente, muy inmersiva en la que acabas siendo consciente de cómo puede cambiarte la vida la literatura cuando te ves reconocida en ella. Los grandes temas de En Busca del Tiempo Perdido, ya aparecían en las primeras cien páginas del primer volumen, Por el camino de Swann, y a partir de ahí, todo es un círculo que se va cerrando para una vez que lleguemos a su final, muchas páginas después, entender que todo podría volver a empezar. "Y pude verme, como en el primer espejo verídico que encontrara, en los ojos de los viejos, que se creían jóvenes como me lo creía yo de mi. Pues no veíamos nuestro propio aspecto, nuestras propias edades, sino que cada uno, como un espejo opuesto, veía la del otro." En El Tiempo recobrado Marcel se encuentra perdido, ha envejecido aunque ve la vejez en los demás pero no es tan consciente de la suya. Creo que es el único volumen en el que se mencionan fechas y esto es debido a la guerra, que los ha afectado a todos de forma diferente, sobre todo a Marcel. Él, que creía que su vocación era la literatura, no encuentra su camino, y está a punto de tirar la toalla ya en la cincuentena. Su frustrado deseo de convertirse en escritor y las decepciones que ha ido sufriendo en lo que se refiere a los sentimientos, la amistad, el amor, le han convertido en un escéptico, así que acaba reconociendo que se está haciendo viejo, y que ha fracasado a la hora de convertirse en escritor. La guerra, que es uno de los grandes temas que aborda aquí Proust, está contada con toda la desesperación de los tiempos pero al mismo tiempo, el mundo al que pertenece Marcel, parece no reconocerla,, siguen con sus fiestas y su vacuidad mientras los jóvenes van cayendo en el frente. Tenían una guerra encima y la clase privilegiada seguía comportándose como si todo a su alrededor no se estuviera cayendo a pedazos, inmovilizados, impertérritos ante el derrumbe como si fueran figuras de cera: "Monsieur de Charlus no cesaba de admirar los brillantes uniformes que pasaban ante nosotros, que hacían de París una ciudad tan cosmopolita como un puerto, tan irreal como un decorado de pintor que solo ha levantado unas arquitecturas como un pretexto para agrupar los trajes más variados y más esplendorosos." "Y en general no solo venían de lugares que nos parecían irreales porque no habíamos oído hablar de ellos más que por los periódicos y no podíamos figurarnos que hubieran podido tomar parte en aquellos combates titánicos y volver solo con una contusión en el hombro... Era de las riberas de la muerte, a las que iban a volver, de donde venían a pasar un momento entre nosotros, incomprensibles para nosotros, llenándonos de ternura y de espanto y de un sentimiento de misterio, como esos muertos que evocamos, que se nos aparecen un segundo, a los que no nos atrevemos a interrogar y que, por lo demás podrían a lo sumo contestarnos: No podrías imaginarlo." "El Tiempo recobrado" se ha convertido en una de mis favoritas de la serie porque en ella Marcel repasa su vida desde esa distancia que le hace abjurar de todo y le ha convertido en un escéptico. Ya todo por lo que temblaba en su juventud ha dejado de interesarle pero es tan consciente de ello, que le convierte en uno de esos personajes literarios en los que matarías por conocerle y tener una conversación con él. El milagro de esta novela está ya en su parte final cuando Marcel sufre una de sus epifanías; es en la última fiesta de la serie en la que después de no reconocer a muchos de sus conocidos por lo que han cambiado y lo envejecidos que están, se le revela que quizás los dos mundos tan distanciados en otra época, el de los Guermantes, y el del camino de Swann, si que son reconciliables y todo se ha mezclado. Ya nadie es el mismo, todos los roles se han intercambiado, los que estaban arriba ya no lo están, y los que estaban abajo, ahora están arriba, los valores han cambiado. El Tiempo que todo parece destruirlo a su paso se ha burlado de todos ellos. La guerra se olvida, los valores sociales han degenerado en otra cosa diferente, impensable cuarenta años antes. La reflexión de Proust sobre el hecho de que incluso como individuos olvidamos detalles personales, de nuestro pasado, de la gente más querida, todo es arrasado por el Tiempo, pero no... "Solo por una costumbre sacada del lenguaje insincero de los prólogos y de las dedicatorias dice el escritor: Lector mío. En realidad, cada lector es, cuando lee, el propio lector de sí mismo. La obra del escritor no es más que una especie de instrumento óptico que ofrece al lector, permitirle discernir, lo que, sin ese libro, no hubiera podido ver de sí mismo. El reconocimiento en sí mismo, por el lector, de lo que el libro dice es la prueba de la verdad de éste, y viceversa, al menos hasta cierto punto, porque la diferencia entre los dos textos se puede atribuir, en muchos casos, no al autor, sino al lector. Además, el libro puede ser demasiado sabio, demasiado oscuro para el lector sencillo y no ofrecerle más que un cristal borroso con el que no podrá leer. Pero otras particularidades pueden hacer que el lector tenga que leer de cierta manera para leer bien; el autor no tiene por qué ofenderse, sino que por el contrario, debe dejar la mayor libertad al lector diciéndole: Mire usted mismo si ve mejor con este cristal, con este otro, con aquél." El arte puede salvarnos. Marcel sufre su revelación en la última fiesta, la memoria se puede liberar a través del arte, sus recuerdos pueden cobrar vida ¿y qué es lo que ha experimentado el lector durante los siete volúmenes? ¿Es que no se ha reconocido a sí mismo? Pues precisamente el milagro de que el Tiempo que todo lo arrasa todavía puede ser vencido a través en este caso de la literatura es el gran milagro de En Busca del Tiempo Perdido. Para Proust el Tiempo puede ser derrotado, vencido, a través de momentos, olores, objetos, que nos reconcilian con nuestra memoria, aquí es donde Proust nos demuestra que la futilidad del Tiempo, y a través del arte, se convierte en Tiempo recobrado y vencido. Así que cuando el lector acaba En Busca del Tiempo Perdido, se encuentra a un Marcel corriendo a casa a escribir su obra. Circularidad, todo gira, nos regeneramos a través de esta imagen que nos hace rememorar un cierto momento del pasado, la cubierta de un libro que nos recuerda al momento crucial en que lo leímos años atrás, o el tacto de un vestido que nos puede retrotraer a un verano... Podría volver a empezar Por el camino de Swann mañana mismo. Genio, Proust. "Una imagen ofrecida por la vida nos traía en realidad, en ese momento, sensaciones múltiples y diferentes. Por ejemplo, la vista de la cubierta de un libro ya leído ha tejido en los caracteres de su título los rayos de luna de una lejana noche de verano. El gusto del café con leche matinal nos trae esa vaga esperanza de un buen tiempo que tantas veces nos sonriera antaño en la incertidumbre del amanecer... Una hora no es solo una hora, es un vaso lleno de perfumes, de sonidos, de proyectos y de climas. Lo que llamamos la realidad es cierta relación entre esas sensaciones y esos recuerdos que nos circundan simultáneamente." ˫♫� ˫♫� [image] [image] [image] [image] Le Temps retrouvé aka Time regained, 1999, Raoul Ruiz ...more |
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Sep 10, 2024
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8433969676
| 9788433969675
| 8433969676
| 3.71
| 881
| Feb 02, 1984
| Apr 01, 2002
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| "La metafísica y el poema me llegaron por medio de las mujeres: alejandrinos racinianos en boca de mi madre, e "La metafísica y el poema me llegaron por medio de las mujeres: alejandrinos racinianos en boca de mi madre, evocados por ella solo a título de recuerdos escolares, misterios de grandes abstracciones que transportaban, en su creencia aproximativa, los vocablos bienintencionados y torpemente solemnes de mis abuelas." A este propósito hago notar que, en mi niñez, nunca pude admirar más que a mujeres, por lo menos, en mi familia, en la que ningún padre hubiera podido ser modelo para mí, y hasta los padres imaginarios que ponía en lugar del mío eran pálidas figuras... En efecto, intelectualmente, tanto en lo que toca a la rama materna como a la paterna, la mujer era incomparablemente superior al hombre." Me adentro en el universo de Pierre Michon, de la mano de Pierre Bergounioux, que es quién me lo presentó. Los espacios, paisajes, las vidas humanas son muy similares pero sin embargo, la visión, la aproximación, la transmisión, en esto son muy diferentes. En "Vidas Minúsculas" la Francia que conoceremos será la campesina, la católica, en un espacio temporal entre el s.XIX y el presente. También se parecen Michon y Pierre B. en que a través de un trozo de momento, un instante en la historia construyen todo un mundo, toda una vida. Se puede decir que tal como Pierre B. hace hablar a las piedras, Pierre Michon hace hablar al agua que fluye, sin hacer apenas ruido. "Recuerdo su mirada, un día de invierno, al borde del mar, empezaba a desengañarse ya, pero no había perdido toda esperanza, ciertamente yo era un autor, era perezoso y un poco mentiroso... A Claudette la decepcioné, y es poco decir; el último sentimiento que tuvo hacia mí, la última mirada que me dirigió, fue quizás de repulsión, de temor y de lástima. Huyó de lo que la desposeía, y quizás se encontró a si misma en el curso de las cosas." Yo diría que Vidas Minúsculas se podría convertir en uno de los libros de mi vida para releer de vez en cuando, y la verdad es que este año llevo unos cuantos, lecturas que te impactan por lo que pueden significar en cuánto a identificación aunque sean personajes que a primera vista parezcan estar muy lejos. El estilo de Michon es rico y barroco en el que construye frases que parecen serpientes serpeteando al más puro estilo proustiano, y se puede decir, o esa es la impresión que he tenido, que realmente aquí la esencia o el tema central puede estar en la experiencia de la creación artística, el conflicto interior de alguien que quiere convertirse en escritor a toda costa. “Descubría los libros, en los que uno puede sepultarse tan bien como bajo las faldas triunfales del cielo. Aprendía que el cielo y los libros duelen y seducen.� Michon no solo cuenta en estos 8 relatos las vidas de personas a las que conoció, con las que se cruzó, con las que convivió, sino que esta vidas fueron el aire que respiró para convertirse en escritor. Es una novela inolvidable en este aspecto, por cómo consigue sublimar las vidas de Claudette o las de Eugene y Clara, por poner un ejemplo, con la creación de su escritura, con el escritor en el que se convertiría. "No sabía que la escritura era un continente más tenebroso, más incitante que África; el escritor, una especie más ávida de perderse que el explorador; y, aunque explorase la memoria y las bibliotecas memoriosas en lugar de dunas y selvas, que volver de allí repleto de palabras como otros lo están de oro o morir allí más pobre que antes, morir de eso, era la alternativa que también se ofrecía al escribano". La novela se construye de historias de personajes del mundo rural de la zona del Lemosín, y no llegaremos a saber qué sera lo real y qué será lo inventado de la vida de Michon, pero lo que sí es seguro es que la escritura densa y suntuosa de Michon, se alimentó gracias a estas vidas. Hay varios momentos a flor de piel, como por ejemplo, en el capítulo "Vida de George Bandy", Michon ha convertido a Marianne en Albertine y él es claramente Marcel. Casualidad que en este momento yo esté leyendo La Fugitiva (Albertine Desaparecida) si no, no habría pillado las referencias y lo proustiano que es Pierre Michon, pero en esta forma que tiene de homenajear a Proust (y también a Faulkner, continuamente), crea una especie de estilo único en el que consigue aunar varios conceptos, tal como hacía Proust llegado un punto se alinea la memoria ambigua, traidora, ansiada con un presente que parece tambalearse, siempre con la obsesión por transmitir, por encontrar su estilo: "Hice en el tren un viaje aterrorizado; iba a tener que escribir, y no podria hacerlo: me había colocado entre la espada y la pared, y no era espadachin." "Desaparecida ella, yo dejaba, incluso mentirosamente, de ser creíble para mí mismo. Pero sin duda había algo peor: en mi abandono, en mi vano aislamiento, ella había acabado por hacer las veces de todas las demás criaturas. Y al huir por culpa mía, ella se había llevado los libros, los atriles y la escribanía... ." Los primeros capitulos se alimentan de la infancia de Michon, familia, amigos, colegio, para poco a poco ir adentrándose en la vida adulta y de aquí al conflicto que tiene consigo mismo a la hora de parir una literatura que sea fiel a sí mismo. En un principio su estilo puede parecer denso, difícil, algo anticuado, pero una vez que el lector se ha acomodado, Pierre Michon se convierte en un autor imprescindible porque maneja tan bien las palabras, pero apenas sin ruido, muy discretamente, como el manantial que fluye, que acaba calando. En Vidas minúsculas Pierre Michon elige contarnos la vida de unas personas anónimas, invisibles, para hablar realmente de sí mismo. Un imprescindible. “En la intersección del espacio y de los libros, nacía un cuerpo inmóvil que seguía siendo yo y que temblaba infinitamente en el imposible deseo de ajustar lo que se lee al vértigo de lo visible. Las cosas del pasado son vertiginosas como el espacio, y su huella en la memoria es deficiente como las palabras: descubría que uno recuerda.� ˫♫� ˫♫� ...more |
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Sep 08, 2024
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| Oct 08, 2001
| 2011
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| “Un libro de verdad afecta en mayor o menor grado a lo que pensamos y, por lo tanto, a lo que somos. Cambia, e “Un libro de verdad afecta en mayor o menor grado a lo que pensamos y, por lo tanto, a lo que somos. Cambia, en cierta medida, el mundo que consiste, en parte, en la idea que tenemos de él, ya lo adorne o lo agrande, ya consuma su ruina. No conozco libro, cuando ha importado, que no haya hecho temblar el suelo de su existencia." Vengo de leer B-17 G, la obra que me ha hecho descubrir a Pierre B, e iba a dejar pasar algo de tiempo para volver a él, pero no he podido resistirme, la vida es muy corta, y creo más en la lectura por instinto que en tener libros planeados para ir leyendo... se me van colando y dependiendo de cómo me impacten, los voy a colocando muy arriba en la pila, como esta otra obra de Pierre B, Un poco de azul en el paisaje. Y no hay más verdad que en esta reflexión que hace el autor sobre cómo puede afectar un libro de verdad, aunque este no tiene nada que ver con ese primer descubrimiento en el que el protagonista era un bombardero de la Segunda Guerra Mundial porque aquí Pierre B. se ocupa más de lo que viene a ser la metafísica del paisaje mimetizada con la memoria, así que ninguno de estos libros son novelas, no hay un argumento lineal sino que son textos que se van revelando y que de alguna forma influyen en nuestra forma de pensar, nos exigen que no nos acomodemos, que miremos el pasado como si fuera el presente. No es una novela pero contiene no solo una historia , sino muchas, camufladas entre el lenguaje tan único de Bergounioux, elegante, elíptico, tan sencillo y tan musical que da la impresión de que el lector pudiera flotar sobre esos paisajes de ese rincón de Francia que tan bien conocía, La Corrèze, en el Lemosín. No se veía un alma en el paisaje de barrancos y de crestas, de agua enfurecida, de renuevos mediocres, de rocas. Era el fin del mundo, que a avanzaba.� [...] El bosque es, a la vez, un yacimiento de materia prima y un sitio de producción. Parece dormido, sbsorto en un sueño. Pero cuando uno es su vecino siente su hostilidad sorda, paciente. Recuerda que su nombre, originalmente, era foris, lo que está fuera. Adivina si propósito, que es reinar sobre absolutamente todo, como en el comienzo." Aunque aquí el el protagonista principal sea el paisaje, agreste, aislado, remoto, Pierre B. saca a relucir toda esa generación de escritores y filósofos que han salido de esta región francesa (y de nuevo vuelve a salir a relucir su adorado Faulkner), enredados en la memoria, el autor los va rememorando a medida que describe la textura de ese paisaje, los árboles..., En los textos de Pierre B. las piedras hablan, él las hace hablar a través de este estilo poético tan único y a flor de piel. La obra está compuesta de 8 capítulos, 8 pequeños relatos en los que él mismo habla de su infancia, de su juventud, de las guerras pasadas, es una mezcla rara esta autoficción, porque el narrador tampoco es que se constituya en el protagonista, todo lo contrario. “Es la intensa emoción que suscitan los encuentros inesperados. Dos leñadores comiendo en la cabina abierta de su máquina forestal, en una calva qu ellos mismos abrieron, y las palabras del buen Michaux que me vienen a la cabeza, que profiere, encantada, la voz del interior comer tranquilamente a la sombra de un camión. Y el obrero agrícola que vemos, por la anoche, apoyado en el montante de la puerta de su minúscula casa, a la salida del pueblo. Sujeta bajo el mentón una especie de escudilla esmaltada, llena de judías blancas, su único alimento. No es compasión lo que siento, y que él no necesita para nada, como tampoco los dos hombres que van a limpiar su cuchillo en el brezo y a ponerse a serrar de nuevo. Es un deseo secreto, el de reencontrarme, en su compañía, con los fastos del aire libre y la cúpula del cielo, nuestra morada en la creación.� Entre estos 8 relatos, hay uno que me ha impactado especialmente, La voz del bosque, en el que un Pierre B. con seis años, en el otoño de 1955, nos narra su encuentro con un libro. Se aburre en las clases, “lentamente saco del púpitre el libro de lectura�; un un niño, el protagonista del libro se adentra en un bosque, y de alguna forma a través del lenguaje de Bergounioux ya no sabremos diferenciar quién es el niño que lee con el niño del libro sumergiéndose en el bosque. En algún punto del párrafo ha habido esa transición, sutil, finísma. Es un relato adornado por el contexto de la época, pero lo que prima es la importancia de los libros en el mundo de Bergounioux: “Habría olvidado esta lectura si no hubiera descubierto en ella, como en el abismo, la imagen del instante que magnificó.� “He leído mucho, desde entonces, pero ya nunca como en esa mañana de un muy antiguo otoño en la que accedí, por la gracia conmovedora de un manual escolar, a la forma entera de nuestra condicion. Somos dobles y estamos divididos.� La forma en la que Bergounioux describe la vida, los habitantes de aquella tierra, algunos fantasmas, otros casi convertidos en una sombra de lo que fueron, aislados siempre, sus mujeres convertidas en figuras de sal, resulta una experiencia hechizante. A esto me refiero cuando digo que este autor hace hablar a las piedras porque a través de su lenguaje convierte el pasado en presente, y lo revive. Describe además como nadie ese paso al mundo moderno pero para ello el mundo rural, los bosques se sacrifican, vidas rotas para los que se quedaron durante la estampida hacia las ciudades. Para este autor, ese pasado se quedó detenido durante su infancia. Otra maravilla de Pierre B. “Todos hemos sujetado temblorosos algunos de esos libros de los que poco importa si no han expulsado de nosotros mismos o colmado abriéndose a nuestro sentido. Está el mundo y están los libros.� ♫♫ ♫♫� � ...more |
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| 9788493890919
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| Jun 2011
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| "Toda acción, todo amor está acosado por la espera de una historia que habrá de cambiar su verdad cuando por f "Toda acción, todo amor está acosado por la espera de una historia que habrá de cambiar su verdad cuando por fin sepamos cuál es esa.� (Maurice Merleau-Ponty) “Nacieron hacia 1925 y sus primeros recuerdos son los del Jueves Negro, los de la Gran Depresión. [...] Los aviadores eran originarios de ciudades en las que los rascacielos habían suplantado los wigwans, a las ciudades pequeñas provistas de escuelas secundarias. Había que tener algunas nociones de matemáticas, de mecánica, un diploma en educación primaria obligatoria para poder pilotar un aparato de cuatro mil ochocientos caballos. Los negros, los blancos de los Apalaches, los agricultores del Mid West, el proletariado del Bronx o de Queens se unen a los Marines para luchar a ras de suelo, en la jungla pútrida de las Islas del Pacífico.� Cuando llegan autores como Pierre Bergounioux a mi vida, ya no los suelto, y este encuentro ha sido inesperado porque tenía el libro desde hacía tiempo pero se puede decir que inesperada fue la decisión de sacarlo de la estantería este fin de semana. 62 páginas en las que Bergounioux aborda lo que otros hubieran tardado 800 páginas en narrar y no se puede decir que el tema me entusiasme ¿un bombardero de la Segunda Guerra Mundial?, quizás por eso había dejado el libro en la estantería, pero si entonces hubiera sabido que la prosa de Bergounioux, me seduciría de esta manera, hoy ya me habría leído todo lo que hay editado de él. La verdad es que estoy maravillada por lo que me he encontrado aquí, un autor que a partir de una imagen que vio en televisión en 1965. y que se queda ya grabada en la retina, años después, consigue enlazar instantes históricos y ficticios, instantes de su memoria con Saint Exupery, Faulkner o Hemingway, y con datos históricos casi fantasmales, para terminar tomando la forma de un personaje, Smith, una especie de arponero melvilliano o cazador como viene a decir Pierre Michon en su postfacio. “Porque bajo la las apariencias soleadas, encantadoras de la Belle Epoque y ocultos tras todo lo que se consideraba inmutable, los aprendices de brujo, los adeptos a la magia blanca y negra, los sabios, los políticos, los ingenieros, los doctrinarios, los asesinos, todos juntos, se ponían manos a la obra y preparaban sus útiles. Los niños que crecieron, como todos lo han hecho desde que existe la infancia, en un pueblo verde, o en su minoría en una de esas calles provinciales sin coches de una gran ciudad o de una capital, aquellos inocentes, tras el transcurrir de los años prodigiosos, hubieron de subirse en la carlinga de una B-17G para hacer llover sobre la ciudad en vez del azufre, el fósoforo, que es igual de destructor.� Bergounioux monta este ensayo, o no sé si llamarlo poema, a partir de una secuencia filmada que vio en la televisión de la casa familiar en 1965, sobre el bombardero B-17G usado por los americanos para cazar nazis en la Segunda Guerra Mundial. El piloto, el copiloto, el mecánico, el navegante, el bombardero, el operador de radio y los ametralladores que componen la tripulación de un B-17G solían ser chicos de 19 años y a partir de aquí elaborará un texto en torno a la guerra, la tecnología el progreso que lleva a más violencia. Esta reflexión en torno a la violencia, más gratuita que es la de guerra, le da a Bergounioux una excusa para elaborar una especie de alegoría sobre el heroísmo y sobre ciertos escritores íntimamente relacionados con estos bombarderos, ya sea Faulkner, o Hemingway o el mismo Saint Exupery, al que casi te puedes imaginar como un Lancelot en los aires, enfrentándose a la batalla. Es hermosísimo todo el párrafo en el que recuerda a Faulkner porque a raíz del detalle nimio al respecto de uno de sus personajes que pilota un B-17, narra la escena clave de la muerte de Eula Snopes, y citando al mismo Faulkner “todas estas historias interfieren�, es exactamente lo que hace aquí Bergounioux, mezclar como si no viniera a cuento, interferir como hacía Faulkner con otras historias, pero si que viene a cuento porque esta escena en Faulkner está teñida de tragedia...: "Un tal Charles Mallison pilotó un B-17 o un B-24 libertador a pesar de que había salido de un agujero perdido de Mississippi donde su tio Gavin Stevens había confesado a Jefferson que había intentado cortejar a la jvoen Linda Snopes, hija de Eula, que nació con el nombre de Varner, a quien este ultimo habia amado desesperadadamente. Todas estas historias interfieren. Uno comprende bastante mal, como pasa muchas veces con Faulkner, qué tiene que ver Mallison con Alemania... Uno se entera de modo totalmente accidental, de que Eula Snopes le hizo una vista una tarde en la que se encontraba solo en su despacho. Pensaba en ella, como siempre, como nunca dejó de hacerlo desde el día en el que la vio, veinte años atrás, y como continuó haciéndolo hasta que esta murió e incluso después, justo hasta el momento en el que él mismo dejó de respirar. Parece ser que ella terminó por darse cuenta y que fue por eso por lo que abrió la puerta de él, la cerró tras de sí con llave, bajó la persiana, se desabrochó el primer botón de su camisa y fue hacía Stevens, quien durante todo este tiempo, sentado, miraba sobre todo el azul de sus ojos como si el mar mismo y al completo hubiera entrado en la habitación. Fue el momento en que ella se dirigia hacia él cuando terminó por comprender que era ella, que era real y se levantó sobresaltado y comenzó a recular mientras movía los brazos y balbuceaba: -No se acerque- ya que ella estaba casada, -no me toque. Salió ella entonces del despacho como si el mar azul, arrollador, insondable y fascinante se hubiera retirado, y un poco después, con la misma determinación con la que había hecho la visita tardía, se pegó un tiro en la cabeza." Cuela este párrafo faulkneriano en medio de lo que está contando y no sé exactamente cómo lo hace Bergounioux. pero su prosa es una maravilla, aparentemente sencilla, poética, pero fluye y cala y llegado un momento ha recorrido la cotidianeidad, la sencillez de la vida hasta llegar al dolor de estar vivo, y su musicalidad empapa lo que va aconteciendo. Desde el momento en torno a Hemingway: (“Ya sabemos que Hemingway ambicionaba y obtuvo el peligroso favor de embarcar en en un B-25 Mitchell destinado a Francia. […] Es un escritor. Sus mejores obras se imprimieron en cuartillas, su tono es seco desde el principio, brutal, frustrado, muy hábil, tan subjetivo que todo lo que sucede no tiene la menor importancia. Solo cuenta una cosa, siempre la misma: el saber si el tipo, siempre el mismo, podrá oponer su voluntad a la adversidad salvaje y rabiosa que lo ha elegido como piedra de toque.�) hasta que llega al momento final en que Bergounioux. se encarna en Smith, el autor ha recorrido todas las capas de la vida en apenas 62 páginas. Me maravilla que a partir de una imagen borrosa en una televisión de los años 60, la memoria haya producido ese pequeño milagro de pasar por tantas fases, entrelazadas, mimetizadas unas con otras sin que yo haya sido capaz de elucubrar realmente en qué momentos realmente van insertándose las historias y quién es el narrador realmente� “Todos los hombres deberían ponerse alguna vez un traje forrado y dar una vuelta de diez minutos a ochenta mil pies de altura. Verían con un ojo diferente la tierra, la agitación microscópica que se forma en su teatro. Se subirá en ellos a gente que se convocará cada cierto tiempo, en grupos de veinte, como si se les fuera a hacer una radiografía o se les fuera a vacunar. Se verán como lo que son: hombres. Pero como estarán muy alto, cesarán en un solo momento de serlo.� Bergounioux mezcla referencias literarias continuamente, enfrenta el presente con el pasado, y hay una cierta desesperación que consigue transmitir al lector cuando habla de esos chicos jóvenes de apenas 19 años traicionados por la patria, y todos sabemos ya cómo va a acabar todo. Este texto no es solo una reflexión sobre la guerra, la violencia, el vértigo de la tecnología que parece degradar al hombre cada vez más al mismo tiempo que le hace avanzar, sino que sobre todo aborda el poder que tiene la la literatura para describir el mundo que nos ha tocado vivir, y aunque esté describiendo hechos del s.XX, las consecuencias están ahí, más presentes que nunca. Seducida por Pierre B. ...more |
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| 9788420653631
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| Nov 1925
| 2011
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| "¡Mademoiselle Albertine se ha marchado! Y, adivinando confusamente que si un momento antes, cuando yo no había "¡Mademoiselle Albertine se ha marchado! Y, adivinando confusamente que si un momento antes, cuando yo no había llamado todavía, la marcha de Albertine habría podido parecerme indiferente, incluso deseable, era porque la creía imposible..." Me había equivocado creyendo ver claro en mi corazón. Pero este conocimiento, que las más finas percepciones de la inteligencia no habían sabido darme, me lo acababa de traer duro deslumbrante, extraño, como una sal cristalizada, la brusca reacción al dolor." A estas alturas, intuyo que más que un comentario sobre ya la sexta novela de esta serie, lo que me van a salir son una serie de reflexiones, quizás inconexas, fragmentadas sobre Marcel en una etapa de su vida en la que parece haber dejado atrás la ingenuidad inicial y haberse encontrado con una serie de decepciones, é徱岹s y ausencias que le irán definiendo; siempre fue un niño solitario, mucho más cómodo sumido en sí mismo que rodeado de gente, pero a lo largo de estas cinco novelas anteriores a medida que iba relacionándose, enamorándose, haciendo amigos, quizás confiaba en que podrían ayudarle a salir de sí mismo y sin embargo, la realidad de las relaciones humanas es mucho más dura de lo que sus expectativas le habían marcado. En La Fugitiva se hace palpable el desengaño que le acaban suponiendo los demás para Marcel, la amistad, el amor, todo acaba en saco roto ... "Renuncié a todo orgullo para con Albertine, le envié un telegrama desesperado en el que pedía que volviese con cualesquiera condiciones, que haría todo lo que ella quisiese....Nunca volvió. El mundo no está creado de una vez para todos nosotros. A lo largo de la vida, se le suman cosas que no sospechábamos." Me gusta sobre todo el título de esta novela "La fugitiva·, por las connotaciones que tiene la palabra fuga, pero más todavía me gusta el otro titulo "Albertine Desaparecida" porque en la palabra 貹ó veo una connotación mucho más compleja, amplia; la fuga/huida no tiene porque ser una é徱岹 pero la 貹ó lo es en todo el sentido de la palabra, y aquí es dónde tendría que sacar a relucir la adaptación al cine de Chantal Akerman, "La Captive", que a mi modo de entender, aborda una cuestión que quizás Proust en su época no tuvo valor para abordar sobre la 貹ó, la Akerman sí lo hizo, pero no voy a profundizar en ello ya que solo serían elucubraciones mías. La huida de Albertine se convierte en una 貹ó que deja un vacío no solo en Marcel, sino en el lector. "El corazón palpita y, por otra parte, la mujer que se ha marchado ya no es la misma que la que estaba aquí." En el final de La Prisionera habíamos visto como Marcel cansado de Albertine, le sugiere/ordena una separación. Y sin embargo, cuando ya al comienzo de este sexto volumen, Marcel se encuentra con que Albertine se ha ido/ fugado/desparecido, entra en un periodo de negación y de dolor� una reacción contradictoria se podría pensar, pero es que Marcel solo parece vivir el amor cuando no lo posee, cuando lo desea: mientras tenía a Albertine comiendo de su mano, se muestra indiferente y aburrido, pero la 貹ó de Albertine vuelve a sumirle en ese estado vivo del deseo, de los celos. "Mi separación de Albertine, el día en que Françoise me había dicho: La señorita Albertine se ha marchado, era como una alegoría de tantas otras separaciones, pues con mucha frecuencia, para que descubramos que estamos enamorados, tal vez incluso para que lleguemos a estar-lo, debe llegar el día de la separación." La novela dividida en cuatro capítulos, hace transcurrir este primer capítulo entre las divagaciones de Marcel en torno a la ausencia de Albertine. Marcel se sumerge en un periodo de angustia más que por la é徱岹 de Albertine, por el hecho de que le pillara por sorpresa, no estaba preparado quizás para esta é徱岹 repentina. ("...en el que las horas no estaban marcadas por la posición del sol, sino por la espera de una cita, en que la duración de los días o los avances de la temperatura se median por el vuelo de mis esperanzas, los avances de nuestra intimidad, la transformación progresiva de su rostro, la frecuencia y el estilo de las cartas que me había dirigido durante una ausencia...") Sin embargo, la fuga de la amante lo vuelve a sumir en un estado de estar vivo, su mente se sumerge en los celos, investiga esa otra vida de Albertine con sus amigas en un continuo bucle claustrofóbico y obsesivo. En la Prisionera parecía tenerla controlada, encerrada en su propia casa con una obsesión continua porque no se le escapara y solo cuando Albertine dormía parecía sentirse liberado. Ahora que Albertine no está, debería sentirse liberado, pero no, Marcel se siente prisionero de su mente, de sus celos por un fantasma que ya no está pero a la que recuerda con una vida propia y paralela mientras estaba con él. Sin embargo, los sentimientos sucumben frente al paso del tiempo (sobre todo en una persona como Marcel que solo se interesa por sí mismo) y acaban cayendo en el olvido. "- No, no voy al teatro. He perdido a una amiga a la que quería mucho-. Tenía casi lágrimas en los ojos al decírselo, pero aún así, por primera vez casi me daba cierto placer hablar de ello. A partir de aquel momento fue cuando empecé a escribir a todo el mundo que acababa de sentir una gran pena y a dejar de sentirla ." En los tres siguientes capítulos, ya salimos de ese mundo claustrofóbico y asfixiante que había supuesto el bucle de Albertine, y Marcel se encuentra con Gilberte Swann, su primer amor. Aquí llegará a la conclusión de que de la misma forma que olvidó a Gilberte en su momento, así lo hará con Albertine, y aunque Marcel descubra que ya ha dejado de amar a Albertine ¿realmente en algún momento la ha amado de verdad? pero de esto ya hablé en mi comentario de "La Prisionera", así que aquí lo dejo. El capítulo tercero y cuarto transcurren en un viaje a Venecia con su madre y la vida social de Guermantes con matrimonios y compromisos en los que se hace evidente que la alta aristocracia tan snob y tiquismisquis a la hora de relacionarse fuera de su clase social, ya no le importa concertar matrimonios por dinero con clases “inferiores� e incluso con judíos, de los que habían abjurado tanto. Son los nuevos tiempos. "La desdicha de las personas es la de ser para nosotros simples láminas de colecciones muy utilizables en nuestro pensamiento. Precisamente por ello basamos en ellas proyectos que tienen el ardor del.pensamiento, pero este se fatiga, el recuerdo se destruye�" Marcel/Proust que siempre ha sido un voyeur, que se ha pasado la vida observando, controlando, escondido tras una ventana, descubre que mirar no es tan fácil porque de aquí puede sobrevenir el desengaño. Las expectativas que se monta en su mente nunca estarán a a altura de la realidad. Es difícil que coincida la imagen desde una distancia con la del primer plano cuando se tiene a la persona frente a sí pero el problema probablemente lo tenga Marcel más que los demás porque realmente él tampoco se ha preocupado demasiado por estar cerca (y su voyeurismo ya lo está definiendo, no quiere implicarse) sino que se ha obsesionado porque estas personas, cuando las tenía frente a él, siguieran respondiendo a su imagen idealizada. Marcel es consciente de ello y de aquí que este volumen sea para mí el más pesimista de los que llevo leídos. Marcel a su vez sufre un desengaño por la forma en la que Gilberte, por ejemplo, obvia a su padre tras su muerte, pero realmente ya había ocurrido lo mismo en el volumen anterior cuando Marcel apenas le había dedicado un par de lineas a su muerte, a la muerte de Swann. En el mundo de Marcel se olvida a los muertos con un simple clic, y esto vuelve a ocurrir con la ausencia de Albertine…y sin embargo, la muerte es quizás uno de los temas más esenciales de toda la serie. "La costumbre de pensar impide a veces experimentar la realidad, inmuniza contra ella, la hace parecer pensamiento otra vez." No quiero seguir alargándome sobre esta sexta novela de la serie porque tampoco quiero spoilear demasiado, pero resulta muy interesante en lo que deviene esta novela después de "La Prisionera". Aquí Marcel ha perdido el control de la que había sido su prisionera y él como buen masoquista sigue alargando sus celos y su toxicidad en su mente, pero llegado un punto, el tiempo todo lo cura, Para Proust, el amor es una enfermedad que solo encuentra cura con la indiferencia o con el desamor. Otra etapa más de "En Busca del Tiempo Perdido", en esta ocasión en torno a la é徱岹, la ausencia y al desengaño, que van completando la perspectiva de la obra como conjunto. "Algunos filósofos dicen que el mundo exterior no existe y que dentro de nosotros mismos es como desarrollamos nuestra vida. Sea como fuere, el amor, incluso en sus comienzos más humildes, es un ejemplo llamativo de lo poco que es la realidad para nosotros." ˫♫� ˫♫� ...more |
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| “De los hombres que he conocido, es el que mayor influjo ha ejercido sobre las personas de su entorno, el homb “De los hombres que he conocido, es el que mayor influjo ha ejercido sobre las personas de su entorno, el hombre más importante en cuanto a mí y en cuanto a los demás, explicará Marguerite. -No sé cómo decirlo. No hablaba y hablaba. No daba consejos, pero no se podía hacer nada sin su opinión. Era la inteligencia misma y aborrecía parecer inteligente al hablar. � (Marguerite Duras sobre Robert Antelme) “Cuando me hablen de caridad cristiana, responded Dachau.� (Robert Antelme) Ya he contado por aquí en otras reseñas que hasta ahora mi relación con Marguerite Duras había sido puramente cinéfila, sin embargo, esta fiebre por sus textos comenzó con “El Arrebato de Lol V. Stein�, y casi se podría decir que fue también un arrebato lo que me condujo a ahondar en sus textos: la Marguerite Duras cineasta se me desplegaba bajo otra perspectiva, y cuando comencé la magnifica biografía de Laure Adler, lo que empezó siendo un tanteo, se ha ido convirtiendo en un descubrir poco a poco sus textos a medida que Adler los va analizando relacionándolos con sus vida. Marguerite no fue una mujer fácil: ambigua, subterránea, imagino que por todo lo que le tocó vivir que la obligó a protegerse, a disfrazarse, a enmascararse, y tal como dice Laure Adler: “En la pantalla negra de sus deseos, Marguerite, más adelante, sabrá plasmar en sus films los desasosiegos de sus heroínas. No olvidemos que con Marguerite siempre andamos metidos en películas. ¿Dónde está el mundo de verdad? ¡Se ha montado tantas películas que nos han adormecido con sus mitos familiares, con sus sueños de princesa de culebrón televisado, con sus alucinaciones más bonitas que la siempre triste realidad." (Laure Adler) Así que aunque este texto, El Dolor, aparezca como unas memorias, hay que andarse con mucho tiento con Marguerite Duras, porque nunca sabremos hasta qué punto es veraz lo que cuenta, aunque ella en el prólogo advierte que este texto no es una transcripción de sus diarios o cuadernos. La revista Sorcieres le encargó un texto de juventud, y así fue como ella buceando en sus armarios, llegó hasta estos cuadernos, según ella olvidados en un rincón. No sabemos hasta qué punto había querido arrinconarlos para olvidar esta experiencia, pero encontrarlos, y abrirlos fue todo un mazazo para ella, así que como cuenta Laure Adler, más que releerlos, fue como si los leyera por primera vez. Los cuadernos fueron escritos entre 1944 y 1945 cuando Robert Antelme, su marido, fue arrestado por los nazis por pertenecer a la Resistencia y enviado a un campo de concentración. Marguerite garabateó en sus cuadernos durante la espera, la durísima espera, en plena ocupación alemana, y no fue hasta cuarenta años después, en 1985, que estos diarios no vieron la luz en forma de recomposición literaria, en un título que no puede definir mejor, todo lo que expresa Marguerite Duras en ellos. Algunos críticos pusieron en su momento en tela de juicio la veracidad de lo que se cuenta en El Dolor, y puede ser cierto porque el tiempo difumina los recuerdos, así que Marguerite Duras contará lo que recuerda y en todo caso estará en su derecho a seleccionar lo que quiere contar, pero ya digo que no es fácil desnudarse, dejarse la piel en un escrito como éste: “Gritaba. De eso me acuerdo. La guerra salía en mis gritos. Seis años sin gritar.� “Me he vestido. Me he sentado junto al teléfono. D. llega. Exige que vaya a comer al restaurante con él. El restaurante está lleno. La gente habla del final de la guerra. No tengo hambre. Todo el mundo habla de las atrocidades alemanas. Ya nunca tengo hambre. me revuelve el estomago lo que comen los demás. Quiero morir. He sido cercenada del resto del mundo con una navaja de afeitar. El cálculo infernal: si no tengo noticias esta noche, ha muerto.� El Dolor está dividido en dos partes, por una parte, en la primera que lleva el mismo titulo, Marguerite Duras logra transmitir la ansiedad de la espera en la guerra y el sufrimiento que conllevaban las largas colas, la desinformación sobre si los prisioneros seguían con vida o no, párrafos que me remitían una y otra vez a "Sofia Petrovna" e "Inmersión· de Lydia Chukovskaia. Robert Antelme, su marido, del que ya se había separado pero cuyo vínculo era tan fuerte que durante esta separación ninguno dejó de pensar en el otro y ambos olvidaron que se habían dejado mutuamente, así que el texto está escrito como si nunca se hubieran dejado, una ausencia que reafirmó el lazo. El vínculo entre ambos era tan fuerte, que Marguerite no dejó ni por un momento de buscar y dejarse la piel, lo que enlaza esta primera parte con la segunda parte del relato titulado “El señor X. Aqui llamado Pierre Rabier. En esta segunda parte, se describe el juego de Marguerite Duras con Pierre Rabier, un oficial de la Gestapo que traba amistad con ella con la excusa de su admiración por sus escritos. Es un juego del gato y el ratón el que se trae Marguerite con este colaboracionista que admira a los nazis y llegado un punto no sabremos quién juega con quién. Él la engaña haciéndole creer que sabe dónde se encuentra su marido y no sabremos hasta qué punto ella lo cree o lo ha desenmascarado desde un primer momento, el caso es que la relación de Marguerite con este nazi fue uno de los puntos negros de su pasado. Rabier miente y se miente a sí mismo porque ha creado un personaje, exagera su cargo, su importancia pero para Marguerite será la única esperanza de poder saber dónde se encuentra Robert Antelme, si está vivo o muerto, es casi la única conexión que le queda con Robert, un agarrarse a un último hierro ardiendo. Marguerite Duras además jugó con fuego durante su relación Rabier y da la impresión de que dado que era una muerta en vida durante la 貹ó de Robert, el miedo que sentía en sus encuentros con Rabier era lo único que la mantenía viva: : “El tipo de miedo que yo vivo con Rabier desde hace tiempo, el miedo de no saber hacer frente al miedo.� “¿Qué es toda esta historia? ¿Quién es? No más dolor. Estoy a punto de comprender que ya no hay nada en común entre este hombre y yo. Yo ya no existo. Así pues si ya no existo ¿a qué esperar a Robert L.? ¿Quién es Robert L.? ¿Ha existido alguna vez? ¿Qué hace que le espere a él, precisamente a él? ¿Que es lo que ella espera en realidad?� Las frases breves, directas, secas y sin adornos son el acercamiento perfecto a este horror que nos narra una Marguerite desde lo más íntimo de su ser. No solo nos transmite esa atmósfera de esa Francia ocupada en la que todos eran sospechosos y cualquiera podía ser arrebatado de su hogar para ser llevado a un campo de concentración, sino que Marguerite Duras narra como nadie ese terror íntimo de una espera que no tiene fin, ese quedarse a solas con ella misma y no poder soportar el dolor. Cuando imagina a Robert Antelme es siempre muerto, en una zanja, nunca vivo, quizás porque no quería permitirse el lujo de la esperanza. Marguerite exorciza ese dolor escribiendo al igual que lo hizo Lidia Chukovskaia en su momento, pero en el caso de Marguerite Duras, estos diarios eran demasiado dolorosos para hacerlos públicos. Dijo que no recordaba haberlos escrito y sin embargo, le parecían lo más poderoso que había escrito nunca. Los cuadernos existen. “Está noche pienso en mi. Nunca he encontrado una mujer más cobarde que yo. Recapitulo, de las mujeres que esperan como yo, ninguna es tan cobarde. Conozco algunas muy valientes. (Incluso ahora, al retranscribir estás cosas de mi juventud, no capto el sentido de estas frases.) Ni por un segundo veo la necesidad de ser valiente. Así pues estoy sola. Por qué economizar fuerzas en mi caso. No se me ha propuesto lucha alguna. La que llevo a cabo, nadie puede conocerla. Yo lucho contra las imágenes de la cuneta oscura. Hay momentos en que la imagen es más fuerte, entonces grito o salgo y ando por París. Las mujeres que hacen cola para comprar cerezas están a la espera. Yo estoy a la espera." ˫♫� ˫♫� [image] [image] [image] [image] [image] La douleur , 2017, Emmanuel Finkiel ...more |
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| “Lo que nos une a los seres son esas raíces, esos innumerables hilos que constituyen los recuerdos de la noche “Lo que nos une a los seres son esas raíces, esos innumerables hilos que constituyen los recuerdos de la noche anterior, las esperanzas de la mañana siguiente; esa trama continua de hábitos de la que no podemos desprendernos." Hasta llegar a este quinto volumen, he sido testigo de cómo Marcel desde niño llega a la vida adulta capeando ciertos temporales más bien íntimos. Ha pasado la primera parte de su vida absorto en si mismo y realmente ya con veintitantos años sigue perdido en sí mismo, en sus propias sensaciones en las que es evidente que cuando más infeliz se siente es cuando se le obliga a ausentarse de sí mismo. En "La Prisionera", se encuentra con otro conflicto en torno a lo que será la posesión sobre otra persona, los celos, el dominio sobre este otro ser humano, le obligarán de alguna forma a tener que vivir en una especie de superficie de sí mismo en la que no se siente cómodo. Egoísta, autoindulgente, snob en el más puro sentido de la palabra, Marcel sigue siendo una persona, que apenas ha tenido un mínimo de empatía por otra persona, si exceptuamos a su abuela, claro está. Todos le acabaran decepcionado a medida que traba amistades, conocidos, amores, e incluso se puede decir que este narrador/autor apenas le importa nadie un rábano y me refiero concretamente al ejemplo del icónico Swann durante esta novela. Proust y Marcel que son el mismo ente, después de haberle dedicado el maravilloso primer volumen casi por entero a Charles Swann, en este quinto apenas le dedicará dos frases en sus últimos días (esto me ha dolido en el alma). Es cierto, conocemos los defectos ya a estas alturas de Proust/narrador, pero así y todo no deja de ser una obra fascinante por el hecho de ver cómo Marcel ansía a toda costa escapar de esa concentración en si mismo, conectar con gente, mostrar curiosidad por todo, por el arte, en definitiva por todo lo que no se refiere a sí mismo, y finalmente siempre acaba decepcionado y sufriendo: la bofetada con la realidad forma parte del crecimiento. Marcel ansía una vida más allá de sí mismo y realmente aparte de la memoria y del tiempo, éste es para mi el gran tema de "En Busca Del Tiempo Perdido". “Dijo que por fin veía la razón de que, en aquella época de mi vida, nunca quisiera salir. Se equivocaba, pues la realidad, aunque sea necesaria, no es completamente previsible; los que se enteran de algún detalle exacto sobre la vida de otro sacan enseguida consecuencias que no lo son y ven en el hecho recién descubierto la explicación de cosas que precisamente no tienen ninguna relación con él.� Esta tela de araña de situaciones, conexiones y encuentros conforma el universo que retrata Proust siempre poniendo a su narrador en el centro. Este narrador, escritor en ciernes, y que sin embargo apenas se menciona esta vida literaria aunque esté en el aire, se debate en un conflicto continuo entre su soledad y la ansiada vida social. En los anteriores volúmenes hemos conocido primero al Marcel protegido por su familia pero también incomprendido y sumido en sí mismo; más tarde, socializando con la casta aristocrática, admirada y envidiada por él desde siempre, hasta que llegado un punto y ya consiguiendo mezclarse entre ellos, sufrir la decepción de la corrupción y la vacuidad de estos aristócratas que tanto admiraba y añoraba conocer. Conocerlos ha supuesto otra decepción. En "La Prisionera" pasaremos a otra fase en la [in]madurez de Marcel: ¿qué hacer cuando ya lo Imposible o lo que había sido Inaccesible ya has conseguido poseerlo? “¿Para qué voy a buscar un alma misteriosa, a interpretar un rostro, a sentirme rodeado de sentimientos que no me atrevo a penetrar?� “Me preguntaba si no malograría mi vida casándome con Albertine, haciéndome asumir la obligación, demasiado pesada para mí, de consagrarme a otro ser, obligándome a vivir ausente de mí mismo por su presencia continua y privándome para siempre de los goces de la soledad.� No creo que ésta sea precisamente la mejor de las cinco novelas que llevo hasta ahora leídas de esta serie, imagino que porque Proust la estuvo retocando hasta el final en su lecho de muerte, y no pudo terminar de redefinirla, pero de todas formas, contemplo cada una de las novelas como parte de una única obra, así que aunque acabara con la impresión de que por sí sola, no aporta tanto como las anteriores, sí que es cierto que no habría forma de obviarla cuando pensamos en el conjunto de "En Busca Del Tiempo Perdido". Marcel ya en este punto de la historia ha conseguido llevarse a vivir con él a Albertine con la promesa de un matrimonio. Ambos viven juntos aunque es una convivencia que a la larga resultará mucho más compleja de lo que parecía a simple vista: “Y me daba cuenta de que Albertine no era para mí (pues si su cuerpo estaba en poder del mio, su pensamiento escapaba al dominio de mi pensamiento) la maravillosa cautiva con la que había creído enriquecer mi morada, sin dejar de ocultar su presencia incluso a los que iban a verme y no la sospechaban al final del pasillo en el cuarto vecino.� La complejidad de esta relación viene dada por el hecho de que Marcel convierte a Albertine en una cautiva en su propia casa, la aísla de sus amigas, la controla, la esconde, pero incluso va más allá, espiando sus pasos en su propia casa/cárcel, en la que una de las reglas será que Albertine no podrá entrar en su habitación a menos que él lo autorizara antes. “De suerte que su encanto, un poco incómodo, era estar en la casa, más que como una muchacha, como un animal doméstico que entra en una habitación, que sale, que se encuentra donde menos se espera.� Durante toda la novela, realmente desde el mismo momento en que el enamoradizo Marcel conoce a Albertine en Balbec tres libros atrás, Marcel no podrá desligarse de esa imagen idílica del principio de Albertine empujando la bicicleta con una boina verde rodeada de amigas. Para él en aquel momento Albertine no es un individuo con mente propia sino que al visualizarla la ha convertido en una idealización en su mente, así que entre ese primer momento en la playa de Balbec y este quinto volumen se narrará todo ese abismo de desesperación por parte de Marcel porque le ha resultado imposible mantener ese ideal: “Me daba cuenta de que mi vida con Albertine no era más que, por una parte, cuando no tenía celos, aburrimiento; por otra parte, cuando los tenía, sufrimiento.� Es tan simple como el hecho de que una vez que la posee, sus sentimientos cambian y Albertine se convierte en una especie de mascota. Marcel que ha sido un voyeur en toda regla desde el primer minuto de esta serie, siempre espiando tras ventanas, en las reuniones sociales o agazapado en alguna calle esperando, mirando, observando, ahora desde su casa reconvierte este voyeurismo en un control absoluto sobre Albertine que se verá obligada a mentir para salir del paso de mucha parte de este control. El voyeurismo de Marcel, presente durante toda la serie es una forma de estar presente pero al mismo tiempo también ausente de todo lo que pudiera implicarle emocionalmente. No nos olvidemos que Marcel tenía terror a que le obligaran a vivir ausente de sí mismo. Este control que ejercerá ahora desde la casa/cárcel sobre Albertine, es otra forma de Ausencia/Presencia pero mucho más invasiva en este caso. “De este modo, su sueño realizaba, en cierta medida, la posibilidad del amor: solo, podía pensar en ella, pero me faltaba ella, no la poseía; presente, le hablaba, pero yo estaba demasiado ausente de mí mismo para poder pensar. Cuando ella dormía, yo no tenía que hablar, sabía que ella no me miraba, ya no tenía necesidad de vivir en la superficie de mi mismo.� ¿Y cómo se defenderá Albertine de esta posesión y de este control? Ella tiene sus armas, sobre todo miente, aunque la mayor parte del tiempo se comporte como una esclava o una mascota obediente. Sin embargo, y sobre todo, duerme. El estado durmiente de Albertine será el único momento en el que Marcel creerá amarla, porque cuando está despierta ella recupera su individualidad y su mente y de esta forma él volverá a distraerse en el sentido de le obligará de nuevo a ausentarse de si mismo por el sufrimiento que le ocasionan los celos, o porque no podrá dominarla completamente. Así que la defensa de Albertine ante Marcel será el dormir, mentir, incluso pasando por lesbiana y finalmente ausentándose del mundo. “Incluso cuando comenzaba a mirar a Albertine como un ángel músico maravillosamente patinado y que me felicitaba de poseer, no tardaba en volver a serme indiferente; en seguida me aburría a su lado, pero esto duraba poco: solo amamos aquello en que buscamos algo inasequible, solo amamos lo que no poseemos, y en seguida volvía a darme cuenta de que no poseía a Albertine.� - Primero Marcel hace pensar a Albertine que se quiere casar con ella, aunque es consciente de que no la quiere y que ella le aburre. - Desde el momento en que ella se instala en su casa, consigue aislarla de todas sus amigas a quienes considera una distracción para ella. La esconde de sus visitas. - Sus celos le harán buscar excusas como el presunto lesbianismo de ella y de sus amigas, aunque nunca empleará esta palabra sino “el tipo de mujer a la que me opongo�, una forma despectiva cuando realmente ese desprecio no lo empleará con la homosexualidad latente e imperante entre la mayoría de sus conocidos. Así que en esta Prisionera tendremos el tratado perfecto de cómo alguien pretenderá poseer a otro ser humano bajo la excusa del amor, hoy lo llamamos toxicidad, en aquella época no sé� celos, aunque la palabra se queda corta, diría yo: “A lo mejor, semana a semana, podemos llegar muy lejos; ya sabes que lo provisional puede llegar a durar siempre� “A partir de cierta edad, por amor propio, son las cosas que más deseamos las que aparentamos que NO nos interesan. Pero en el amor la simple habilidad - que, por otra parte, no es la verdadera inteligencia - nos obliga bastante pronto a este genio de duplicidad Es decir, que mis palabras no reflejaban en absoluto mis sentimientos. Si el lector no tiene de esto más que una impresión bastante ligera, es porque, como narrador, expongo mis sentimientos a la vez que le repito mis palabras.� Tal como confía Proust/narrador al lector en un momento dado: “Y en el amor es más fácil renunciar a un sentimiento que perder una costumbre�, todo este quinto volumen casi que gira alrededor de cómo Marcel puede deshacerse del ser largamente anhelado y que ya le aburre, y esto es lo fascinante de toda serie porque la gracia no está precisamente en si Marcel nos cae mejor o peor, o en sí conseguirá liberarse de su insatisfacción en algún momento, sino en los pasajes de pura introspección sobre los temas de siempre: la infancia, el amor, la muerte y la temporalidad, los sueños (una acción en sí misma) y de cómo lo revela a través de la sintaxis, de estas largas frases que en sí mismas contienen la cadencia de esta vida interior de Marcel. “Pues así como al principio el amor está formado de deseos, más tarde solo lo sostiene la ansiedad dolorosa. Sentía que una parte de la vida de Albertina se me escapaba. El amor es la ansiedad dolorosa como en el deseo feliz, es la exigencia de un todo. Solo nace, solo subsiste si queda una parte por conquistar. Solo se ama lo que no se posee por entero.� ♫♫ � ♫♫ � En Busca Del Tiempo Perdido #1: Por el camino de Swann En Busca Del Tiempo Perdido #2: A la sombra de las muchachas en flor En Busca Del Tiempo Perdido #3: El mundo de Guermantes En Busca Del Tiempo Perdido #4: Sodoma y Gomorra [image] [image] [image] [image] [image] La Captive, 2000, Chantal Akerman ...more |
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Aug 2024
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Aug 23, 2024
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| 9788420633664
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| 1922
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| No sé si de aquí a unos días me saldrá una reseña de esta cuarta entrega de "En Busca del Tiempo Perdido", por No sé si de aquí a unos días me saldrá una reseña de esta cuarta entrega de "En Busca del Tiempo Perdido", porque la tengo que ver con perspectiva, y necesito tomarme un respiro, por lo menos antes de atreverme con "La Prisionera", pero lo que si está claro es que Marcel ya con 20 o 21 años, nunca sabremos realmente su edad aunque la sospechemos (el tiempo aquí está siempre difuminado, alargado, fragmentado...), sigue erre que erre buscando a una mujer que ni existirá, solo en su imaginación, así que, se le cruce quién se le cruce, siempre acabará perdiendo el interés y aburrido por mucho que haya ansiado conocerla, porque esa fantasía que se ha creado en su cabeza no es la de la mujer real. Es quizás reducirlo a lo básico, pero esto no es una reseña, todavía, y me quedo por ahora, con esta reflexión y reconocimiento por parte de Marcel: parece que ya por fin toma conciencia de que No Las Ve, porque solo se está mirando a sí mismo... En este volumen Marcel toma conciencia de muchas cosas, sobre todo de sí mismo. "Las imágenes elegidas por el recuerdo son tan arbitrarias, tan estrechas, tan incomprensibles como las formadas por la imaginación y destruidas por la realidad. No hay razón como para que fuera de nosotros, un lugar real domine más los cuadros de la memoria que los del sueño y después una realidad nueva tal vez nos haga olvidar, detestar incluso, los deseos que nos movieron a partir. Me recordaban que mi suerte era la de no perseguir otra cosa que fantasmas, personas cuya realidad radicaba en gran medida en mi imaginación; en efecto, hay personas -y así había sido en mi caso desde la juventud- para las que todo lo que tiene un valor fijo, comprobable por otros, la fortuna, el éxito, los altos cargos, no cuenta: lo que necesitan son fantasmas. Pero ¿por qué preguntarse tanto -se me dirá por Gilberte, tomarse tantas molestias por la Sra. de Guermantes si -tras haber llegado a ser amigo de ésta- ha sido para no pensar más en ella? Swann antes de su muerte, habría podido responder, él, que había sido un aficionado a los fantasmas. De fantasmas perseguidos, olvidados, buscados de nuevo, y para alcanzar una vida irreal que al instante se escapaba. Hemos dispuesto de todo nuestro poder para obtener una nueva cita, pero que se conceda de buen grado. Ahora bien, ¿nos tomaríamos tanta molestia por la mujer misma, si no fuera completada por esas fuerzas ocultas, mientras que, cuando se ha marchado, no sabríamos decir cómo iba vestida y nos damos cuenta de que ni siquiera la hemos mirado?" Por el camino de Swann (En Busca del Tiempo Perdido #1) A la sombra de las muchachas en flor (En Busca del Tiempo Perdido #2) El mundo de Guermantes (En Busca del Tiempo Perdido #3) ...more |
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Jul 07, 2024
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| “Ella, la mujer de Calcuta, intriga. Nadie sabe muy bien en qué ocupa, su tiempo, casi siempre recibe aquí, po “Ella, la mujer de Calcuta, intriga. Nadie sabe muy bien en qué ocupa, su tiempo, casi siempre recibe aquí, poco en su casa, en su residencia que es de la época de las Factorías, en la orilla del Ganges. Ella, sin embargo, está ocupada en alguna cosa. ¿Eliminara otras posibles ocupaciones para leer? Sí. Desde la hora del tenis y la del paseo, ¿qué otra cosa podría hacer, encerrada en su casa? Los paquetes de libros llegan de Francia a su nombre. ¿A quién, si no?� Ella, la mujer de Calcuta, es Anne-Marie Stretter, la esposa del embajador de Francia en Calcuta y se puede decir que esta novela podría ser la segunda parte tras El arrebato de Lol V. Stein, en la que Anne Marie Stretter hacía ya una primera incursión, una única entrada en la novela, una escena esencial en la que aparece en un baile y hace trizas la vida de Lol V. Stein, abandonando el prometido a Lol y fugándose con Anne Marie a Calcuta. El vicecónsul se publicará un año despues, y ya aquí Anne Marie Stretter es la protagonista indiscutible de una novela atmosférica en la que apenas hay acción, ideas que revolotean, historias que se van imaginando, memoria de una vida antes de Calcuta. La vida en Calcuta para estos personajes es casi una vida fantasmal en la que el tiempo pasa durmiendo en las horas densas del calor, en fiestas durante la noche, en paseos a la orilla del Ganges, en una especie de bucle en el que todos parecen beber los vientos por Anne Marie, una mujer que aunque brilla con luz propia, lleva a cuestas una especie de vacío existencial, ese anhelo o tristeza insatisfecha que resuena a saudade y que aquí Marguerite Duras, lo expresa solo a través de atmósfera, en conversaciones fragmentadas, en ideas a medio decir� �-Dicen que ella está a veces muy triste, director, ¿es cierto eso? -í. -¿Lo dicen sus amantes? -í. -Yo la tomaría por la tristeza, dice el vicecónsul, si me fuera permitido hacerlo.� Marguerite Duras, siempre obsesionada por el tema del amor y de la memoria, aquí lo que mejor consigue transmitir son los últimos coletazos de ese colonianismo infame y condescendiente a la vez en la que los invasores viven en ghettos inmaculados sin realmente tocar la tierra en la que viven. A pesar de que Anne Marie Stretter intenta suavizar el dolor y el hambre que la rodea a través de esa agua fresca que deja para los leprosos o el reparto de alimentos, no se puede decir que esta conciencia culpable que ella carga a cuestas, se vea muy aliviada, todo lo contrario. Y no solo es Anne Marie la que quiere salvar esta distancia entre ambos mundos sino otro personaje más, Peter Morgan, que en su ingenuidad piensa que puede comprender este otro mundo escribiendo sobre él, tarea completamente inútil. Morgan, al escuchar el canto de una mendiga todas las mañanas y oyendo una historia que Anne Marie le cuenta sobre una niña embarazada que tardó diez años en llegar desde Camboya hasta Calcuta, y a la que acoge finalmente en su casa, inventa una historia, la escribe, el canto de la mendiga y la historia de Anne Marie se han convertido en esa otra historia paralela que navega a la par de la de estos diletantes coloniales. “Él, de pronto, la ve ahora diferente, como atrapada y luego clavada con un alfiler, mientras baila: a veces, cuando sus hijas están en el estudio, por la tarde, sí, en el vacío de la siesta, la ve en un rincón oculto de su residencia acurrucada sobre sí misma en una postura extraña. Esas lecturas, esas noches pasadas en la villa del delta, la línea recta se rompe, desaparece en la sombra donde se disipa. ¿Qué oculta esa sombra que acompaña a la luz en la que siempre aparece Anne Marie Stretter?� Este falso equilibrio que mantienen estos personajes se ve interrumpido con la aparición de otro hombre, el vicecónsul de Lahore, Jean Marc de H. El vicecónsul se ha vuelto loco y ha sido destituido, una locura que se puede comparar a ese arrebato que sufrió Lol V. Stein en la novela anterior. El arrebato de Jean Marc le ha convertido en una especie de figura exiliada de la que todos hablan pero con la que nadie quiere tener nada que ver: “Ya ve usted lo difícil que es� ¿Con qué palabras decir lo que ese hombre hacía en Lahore, si él ignoraba lo que hacía en Lahore?� Tal como dice uno de los personajes de este círculo cerrado sobre el vicecónsul “El personaje solo nos interesa cuando está ausente�, y es totalmente cierto: cuando no está todos hablan de él, de su arrebato misterioso y casi suicida, sin embargo, cuando hace acto de presencia, todos le rehuyen. Solo Anne-Marie parece reconocer en él a un igual y desde el primer momento es consciente de que ambos son idénticos en la desesperación y tristeza que llevan a cuestas, quizás por ello y aunque Jean Marc, el vicecónsul, la recoonoce como una igual también “En Calcuta, esta mañana, en la luz crespuscular, Anne-Marie Stretter atraviesa este parque que rodea la embajada y él la ve�, ella le rehuye, son demasiado iguales. El vicecónsul permanece siempre en una especie de tierra de nadie mientras espera a que el embajador le encuentre otro destino, y realmente y aunque no lo parezca, Anne-Marie permanece también anclada en un limbo, los demás la ven, consiguen tocarla, bailar con ella, y sin embargo, Anne Marie es como una muerta en vida. �-Ya sabe usted, todo el mundo tiene unos comienzos difíciles en Calcuta. Yo me hundí en una profunda tristeza y después, poco a poco, día tras día, acabé acostumbrándome. Hasta cuando creemos que no es posible, nos acostumbramos.� "El vicecónsul" es una novela enigmática, mucho más de lo que lo es El arrebato de Lol V. Stein. La falta de acción y el estilo atmosférico, la convierten en una novela entre fantasmal y sonámbula. La impresión que tengo de Marguerite Duras es que escribía a golpe de dolor, todavía echando mano de unos recuerdos que la dejaron marcada; su narrativa está llena de grietas que el lector debe ir rellenando como puede, e igual en una siguiente lectura, se podrían completar muchas partes de este puzzle fragmentado. El relato paralelo, o metarrelato, el de la mendiga en la que la mendiga inicia un viaje de no retorno, hasta llegar a Calcuta diez años después, se podría considerar ese intento de la Duras por buscar ese punto de equilibrio entre ambos mundos, ese anclaje a un lugar físico, a una tierra, queda aquí difuminado y Anne Marie Stretter lo tiene claro cuando continuamente la quieren encajar en ese lugar donde nació, Venecia: “Bueno, me parece que es un poco simple creer que solamente se viene de Venecia. Se puede venir de otros lugares que se han cruzado durante el camino.� Y es cuando la mendiga llega al río Ganges, en Calcuta, cuando se detiene en su recorrido� Diez años después de la publicación de la novela, Marguerite Duras, la adaptó al cine. Los personajes no hablan, la voz en off es la narrativa de la novela en la que dos personajes se cuentan la historia de Anne Marie Stretter mientras los personajes se desplazan por la pantalla como fantasmas... "Ella camina, escribe Peter Morgan. ¿Qué hay que hacer para no regresar? Hay que perderse. No sé hacerlo. Aprenderás. Quisiera alguna indicación para perderme. Hay que abandonar toda reserva mental, estar dispuesto a no saber nada de lo que antes se sabía, dirigir los pasos hacia el punto más hostil del horizonte, una especie de vasta extensión de ciénagas cruzadas en todos los sentidos por mil taludes, no se sabe por qué." ˫♫� ˫♫� [image] [image] [image] [image] India Song, 1975, Marguerite Duras ...more |
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Jul 25, 2024
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9786074214420
| 6074214425
| 3.60
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| 1964
| 1987
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| “El acercamiento a Lol no existe. Uno no puede acercarse o alejarse de ella, Hay que esperar que venga a busca “El acercamiento a Lol no existe. Uno no puede acercarse o alejarse de ella, Hay que esperar que venga a buscarte, que ella quiera. Quiere, se me hace patente, que la conozca y la vea en un cierto espacio que habita en ese momento. ¿Cuál?� Es rara mi relación con Marguerite Duras, porque es un autora que adoro y sin embargo solo había leído una novela, la archiconocida "El Amante" y de esto hace ya mil años. La adoro porque me he visto casi todas sus pelis dirigidas por ella, y las no dirigidas, aquellas en las que su texto, su guión, es casi el protagonista absoluto. Sin embargo, no existiría Marguerite Duras directora de cine de no ser por sus textos, su obsesión por reflejarse ella misma en ellos, pero es una autora difícil, impenetrable y ya había intentado antes aproximarme a alguna novela suya y tuve que aparcarlo por eso, porque me parecía impenetrable. El ensayo de Amina Cain A Horse at Night (“I wanted to write fiction because I saw something in Dura’s Lol Stein. I didn’t know how to stop thinking about that character…�), me recordó que la tenía esperando en la recámara así que me acerqué, y claramente ha sido el momento. Su ficción es tal como aparece reflejada en sus películas, una mezcla de narración fantasmal y atmósfera de las ideas. El argumento, los personajes sirven como excusa para que el lenguaje se ramifique en frases cortas, directas, que dejan intuir algo que va más allá de lo que percibimos a simple vista: “Nos dirigimos hacia algo. Aunque no pase nada avanzamos hacia algún fin�. Sus personajes sí que avanzan aunque parezcan fantasmas revoloteando en torno a la misma obsesión, amor y ausencia, una obsesión para la Duras. “Así, Lol se casó sin haberlo deseado, del modo que le convenía, sin pasar por el horror de una elección, sin tener que plagiar el crimen que hubiera supuesto ante algunos, la sustitución por un ser único y sobre todo sin haber traicionado el abandono ejemplar en el que la había dejado.� Es también casualidad que me decidiera a leer esta novela de la Duras, justo cuando estoy leyendo "En busca del tiempo perdido" de Proust, porque en "El arrebato de Lol V. Stein" todo está construido alrededor de querer recuperar un tiempo que ya pasó, porque no es tanto la realidad de lo que ocurrió sino el poso que dejó en nosotros ese recuerdo, o esa memoria. Recuperar las sensaciones pero ¿hasta qué punto podemos confiar en esa memoria? Así que intentando extraer la sensación, quizás todo se haya fragmentado y perdido en el camino. También al igual que en la obra de Proust, en esta novela hay un mucho de voyeurismo�, los personajes, Lol, por ejemplo, otea, vigila, observa a escondidas y no solo ella sino el narrador Jacques Hold, y porque los momentos más importantes de esta novela, dependen de un encuentro, de los encuentros que ocurren por azar y cambian toda la puesta en escena. “Tatiana también dice que Lol V. Stein era bonita, que en el colegio se la disputaban, aunque se te escurría entre las manos como el agua, porque lo poco que retenías merecía el esfuerzo, aunque una parte de sí misma estuviera siempre ida lejos de ti y del momento presente. ¿Era el corazón el que no estaba ahí? Sí, al parecer era esa zona del sentimiento lo que, en Lol, se diferenciaba de los demás.� "El arrebato de Lol V. Stein" cuenta la historia de una chica, Lola Valerie Stein, cuyo prometido una noche en la sala de baile del casino sucumbe bajo el hechizo de otra mujer: la deja esa misma noche por Anne Marie Stretter, francesa, la mujer del cónsul de Francia en Calcuta, una mujer de mundo mayor que ella. Juntos abandonan el casino, bajo la atenta mirada de Lol que desde la entrada de la otra mujer se había sentido fascinada y abandonada al mismo tiempo y desde el primer minuto por esa escena. “Nada podía dejar entrever en esta mujer, ni siquiera fugazmente, el extraño luto que había llevado Lol V. Stein por Michael Richardson.� Se dice que Lol no pudo resistir el abandono, la ausencia, o el desamor, sin embargo, según el relato de su amiga Tatiana, también testigo de la escena, Lol ya se había mostrado “incompleta�, mucho antes, quizás desde siempre. “Según Tatiana Karl, los orígenes de esta enfermedad se remontan a mucho antes, mucho antes incluso de su amistad. Estaban ahí, en Lol V. Stein, incubados, pero sin llegar a exteriorizarse debido al gran afecto que siempre la había rodeado en su familiar�. Pasan diez años y Lol se ha casado, ha rehecho su vida, se va a vivir lejos y vuelve casada y con tres hijos. Vuelve de nuevo a su ciudad natal y a partir de aquí, de alguna forma vuelve a producirse un retroceso a ese pasado que se quedó grabado en una memoria fragmentada en la sala de baile del casino. El arrebato del que hace mención el título puede estar referido a una cierta locura de la que Lol nunca ha conseguido liberarse, porque durante diez años se ha mostrado “accesible� y sin embargo, la vuelta a su ciudad natal ha liberado una especie de fuerza que había estado bloqueada. “He aquí desarrollados, mezclados a la vez, esa falsa semblanza expuesta por Tatiana Karl y lo que yo invento. A partir de todo ello contaré mi historia de Lol V. Stein.� El texto está narrado por Jacques Hold, el amante de su amiga Tatiana Karl y lo fascinante está precisamente en este narrador, que nos está contando la historia de su encuentro con Lol diez años después, pero al mismo tiempo nos está narrando unos hechos de su pasado, no de primera mano, sino a su vez de lo que le había contado Tatiana, así que este amante construye su propia historia de Lol V. Stein. No sabemos si la Lol que llegamos a conocer es la verdadera o quizás la creada por él mismo, él mismo cae fascinado por la historia de amor no resuelta de Lol diez años antes, e intenta recrearla a su vez. La protagonista femenina que crea aquí Marguerite Duras es absolutamente fascinante por ese juego que se crea entre narrador poco confiable y nuestro intento por llegar a la verdadera Lol y su “aparente� locura, una locura arrebatada, fragmentada, que no deja de ser un intento por recuperar un tiempo que se fue. El acontecimiento ocurrido la noche del baile en el casino es tan traumático que parece suspendido en el tiempo para Lol, esa memoria atrapada en un tiempo que ya pasó. Y sin embargo, y a pesar de ese arrebato/locura que la convierte en una durmiente viva en palabras de su marido, hay momentos, fragmentos, que nos la definen como una mujer de carne y hueso, no es una sonámbula ni un fantasma del pasado. La gracia de Marguerite Duras está en la percepción, más que en los hechos. Una novela además enlazada con El vicecónsul en la que Anne Marie Stretter volverá a surgir como mujer en la memoria. "- ¡No es posible! ¿Eres Lol? ¿No me equivoco, verdad? -Soy -dijo Lol." ˫♫� ˫♫� [image] [image] [image] Écrire (1993), Benoît Jacquot & Marguerite Duras ...more |
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Jul 13, 2024
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Jul 15, 2024
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Jun 13, 2024
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| “Treinta años, tres hijos, una granja, una buena granja, treinta y tres hectáreas, una casa grande, un tractor “Treinta años, tres hijos, una granja, una buena granja, treinta y tres hectáreas, una casa grande, un tractor, un establo, un mozo, una criada, un coche, el carnet de conducir. Suerte que tiene el carnet de conducir; su madre tuvo razón al insistir en que se lo sacara. Isabelle, Claire, Gilles. Los tres nombres salen siempre en sus listas; tres hijos, tres nombres, treinta y tres hectáreas, treinta años.� Me apetecía mucho leer a esta autora francesa y tenía sus libros en la pila pero no sé por qué me la imaginaba del palo de Annie Ernaux, descarnada y seca, quizás por eso no me atreví antes, no porque no me guste la Ernaux sino porque no cualquier momento es bueno para leerla. El hecho es que las ideas preconcebidas no valen para mucho, y en este caso la sorpresa ha sido mayúscula sobre todo porque Marie-Hélène Lafon trata el tema fundamental, el de la violencia doméstica, con una cautela que le agradezco inmensamente. Aborda en esta novela, que más bien parece un relato, la vida de una mujer que cuando empieza su narración fragmentada, todavía no es muy consciente de sí misma, de su lugar en el mundo, simplemente la única certeza que tiene es de que hay algo que no está bien dentro de ella, quizás sea su conformismo lo que la hace sentirse más incómoda. “Pronto cumplirán ocho años de casados; cuenta, dentro de seis meses y diecisiete días, se casaron el 30 de diciembre de 1959. No le gusta pensar en eso, no debe hacerlo. Ocho años de casada y cuatro años en la granja, aquí, lejos de todo, en el fin del mundo. Su cuerpo pesa. Ella espera.� Las Fuentes es una crónica familiar contada desde tres puntos de vista: el primero es el de la madre y esposa, relato que comienza en 1967. Claustrofóbico pero narrado con precisión, sin cargar las tintas, una narración fragmentada en el que la protagonista narra su día a día en una granja, una zona rural completamente aislada en la que apenas cabe relacionarse con nadie salvo el marido y los hijos, exceptuando la visita a los abuelos de los fines de semana. En esta primera parte, la autora irá colando poco a poco usando el monólogo interior de la esposa y madre, detalles que nos alertarán que la violencia de él hacía ella campa a sus anchas “Él no bebe. No puede tener solo defectos�. Y sin embargo, Marie-Hélène Lafon, lo desvela poco a poco fragmentadamente, no lo dramatiza, no lo exagera, solo difunde una cierta información pero en ningún momento exhibiendo el drama interior e íntimo de esta mujer. La claustrofobia está ahí para el lector. Al mismo tiempo que aquí todos tienen nombre, ella es la única a la que la autora no pone un nombre. Por otra parte para esta mujer las fechas, los números, las listas son muy importantes, quizá lo único en su vida que tienen una certeza, porque el resto de su día a día es pura incertidumbre “Se casaron un 30 de diciembre, muchas veces piensa que, al casarse con él, entró en una especie de invierno que nunca terminará.� “No reconoce su cuerpo que atravesaron los tres hijos; no sabe en qué se ha convertido, se ha perdido entre los pliegues de su vientre cosido, devastado por las cicatrices de las tres cesáreas. Los brazos, los muslos, las pantorrillas y lo demás. Saqueado; su primer cuerpo, el primero, el de antes, está escondido ahí dentro, agazapado, enterrado. Él dice ya no te pareces a nada.� De las tres partes en que la autora divide la novela, en la segunda y tercera abandona el punto de vista de la mujer sin nombre, y conoceremos el monólogo interior del marido, y en la tercera y ultima parte, el de la hija mayor, Claire, ya en 2021. La autora expone un trauma familiar en que las tres perspectivas están perfectamente delimitadas, quizás la grandeza esté en los silencios, en esos hijos que cuando eran pequeños captaron una atmósfera pero hasta que no se hacen adultos no han sido capaces de interpretarlo. En ningún momento Marie-Hélène Lafon está sobreexplicando este sentimiento, simplemente es a través de los huecos entre los silencios en que todo parece desvelarse. Las fuentes es una novela muy breve pero al mismo tiempo muy poderosa, muy precisa, en la que no solo se está retratndo una familia desde la íntimidad sino que se está hablando de una época en la que solo cabía resignarse ante ciertos hechos. La forma en la que la mente de esta mujer sin nombre se va revelando en medio de la rutina del día a día, es quizás lo que más ha podido llamarme la atención. Una autora honesta que en todo momento es muy cauta a la hora de abordar el tema central, y lo consigue precisamente con la nitidez de una narración sin adornos pero profundamente íntima y reveladora. “Está oyendo su propia voz y no la reconoce, es como si no fuera la suya, como si estuviera interpretando un papel. Su vida sería normal, mantendrían una conversación normal. Él es así; muchas veces, después de los peores momentos, al cabo de dos horas, aquella misma noche o a la mañana siguiente, parece como si no hubiera pasado nada, como si lo hubiese olvidado todo, como si aquello no hubiese tenido lugar…� ˫♫� ˫♫� ...more |
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May 30, 2024
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Jan 23, 2025
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it was amazing
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Jul 28, 2024
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Jun 2024
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May 25, 2024
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