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«Y como siempre que algo altera la monotonía, la picaresca asomaba el hocico por todos los rincones.»

Si algo caracteriza a la risa es que, al igual que la tristeza, es personal e intransferible. ¿Intransferible? Bueno, quizá ésto último no; cuántas veces no se ríe uno con tan sólo oír la risa del de al lado. Pero la risa en literatura tiene un matiz ligeramente distinto. Con los libros cómicos no hay término medio: o encantan, o repelen. ¿Por qué? Porque cada autor, como persona única que es, tiene un sentido del humor particular, y que éste coincida o no con el del lector es el factor más determinante en la apreciación de las novelas de este género. Hay quien ríe con el humor absurdo y quien necesita algo más de complejidad en las ironías. No es que un tipo de gusto sea superior al otro, son sólo percepciones diferentes y, ahora sí, intransferibles. Como las reseñas literarias también son personales e intransferibles, me reservo el derecho a criticar mi lectura todo lo que quiera, así que, por si no se daba ya por descontado, insto a mis lectores a no sentirse ofendidos si su opinión diverge de la mía (lo que puede aplicarse tanto a esta reseña como a cualquier otra crónica).

Barcelona. 1990. Doce y un minuto de la madrugada. Una nave alienígena aterriza en el municipio de Sardanyola. De ella descienden dos marcianos de dudosa procedencia: un tal Gurb y nuestro protagonista, cuyo nombre desconoc... Oh... Pero... ¿Esa es...? ¡Noticia de última hora! El alienígena conocido como Gurb acaba de transformarse en Marta Sánchez. ¡Confusión! ¡Incoherencia! ¿¡Qué está pasando!? Que no cunda el pánico, tranquilo todo el mundo. Parece ser que solo ha sido un chiste. Ja ja ja.

Efectivamente, mis queridos lectores, lo habéis adivinado: no me hace ninguna gracia el humor absurdo, del cual está impregnado este libro en su totalidad. Cabezas que salen rodando, extraterrestres que comen sobres y parten escobas en las cabezas de la gente, borracheras casi ²¹±ô¾±±ð²Ôí²µ±ð²Ô²¹²õ... Gracioso no es. ¿Ameno? Bastante. ¿Original? Desde luego. Pero gracioso, lo que se dice gracioso, ni de broma. Pero bueno, dejemos el tema de los gustos a un lado y hablemos un poco de los demás rasgos de la novela.

Lo más particular del libro es probablemente su estructura, pues en vez de dividirse en capítulos, lo hace en días, organizados a su vez en horas, lo que, como ya he mencionado, ameniza considerablemente la lectura. El narrador de nuestra historia es un extraterrestre anónimo al que, para evitar malentendidos, bautizaremos como E.T. (Original, ¿verdad?). Los mandamases de su planeta han encomendado a E.T. y a su compañero Gurb, del que (¡qué sorpresa!) nos pasamos medio libro sin tener noticias, la misión de integrarse en el planeta Tierra e indagar en las costumbres humanas. Si bien una personalidad compleja en el protagonista no habría sido adecuada para este tipo de novela, su ausencia no justifica lo inacabado de sus caracteres; nos encontramos con un alienígena cuyo perfil quiere contrastar con el estándar terrícola y que, por el contrario, está completamente humanizado en numerosos aspectos, pareciéndose más a un extranjero (coloquialmente conocido como guiri, pues este concepto tiene connotaciones que se ajustan bastante bien a la personalidad del personaje) que a un ser completamente inhumano.

Ritmo ágil, premisa original, personajes burlescos aunque algo incoherentes, ¿y el final? Los finales son uno de los puntos clave de cualquier novela: pueden enderezar una mala o estropear una buena. El de esta novela es ambiguo, desconcertante. ¿Pero encuentra E.T. al fin Gurb o no? Para saber eso, queridos consteladores, tendréis que leer el libro por vosotros mismos. Bueno, solo los que seáis amantes del humor absurdo. El resto mejor absteneos...

'Sin noticias de Gurb' es un libro para leer rápido, con el único fin de matar el tiempo y sin pensar demasiado. Como el propio Mendoza asegura en el prólogo, la historia de estos excéntricos ²¹±ô¾±±ð²Ôí²µ±ð²Ô²¹²õ no fue escrita para ser una novela, sino una tira cómica de periódico, por lo que, si tras leer mis palabras decidís que os llama la atención, mi consejo es que la leáis como tal.

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