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"Todo jugador de ajedrez que se precie conoce la famosa frase de Thomas Jefferson: "Creo mucho en la suerte, y he descubierto que cuanto más trabajo, más suerte tengo."

Después de haber leído El ocho que me encantó y estará siempre dentro de mis favoritos, tenía muchas ganas de leer esta segunda parte, pero no ha cumplido de todo mis expectativas, quizás porque la autora ya había dejado el listón muy en alto.

La autora repite fórmula, narrando la historia entre dos líneas de tiempo, 1822 y la actualidad, y un mismo impulsor, hay un ajedrez que da un gran poder a cualquiera que junte todas sus piezas.

“El Fuego� es un libro denso, con numerosas referencias a la simbología, incluso en los nombres de personajes. La manera en la que se entrelazan las historias místicas, la trama amorosa entre los protagonistas, y el desarrollo argumental principal de la obra hace que te despistes y te pierdas la relación existente entre los personajes.

Así como El ocho me enganchó, “El Fuego� me ha costado más leerlo.