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Diario (1953-1969)
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Me llevó unos años leer el Diario de Gombrowicz y mentirÃas si digo que todo fue igual de disfrutable. Por momentos de hecho sentÃa quedar afuera de toda reflexión o discusión que hiciera, sobre todo en cuanto pelea tuviese con autores de Polonia. Luego su juicio sobre movimientos polÃticos los sentÃa acartonados, naif y desactualizados (hoy ya no creemos en ese marxismo y tan enquistado en un bloque de mal y demostró tener inclusive más aristas que el fascismo). Entonces aparecen las bromas, las chicanas, las reflexiones sobre la existencia y si aún uno como lector tiene ganas de volver los pasos y releer esos textos crÃpticos a la luz de ese polemista irónico y siempre juvenil aparece un tesoro muy grande que posee el libro: la frescura de la vanguardia. Y es entonces que aparece la verdad de este Diario, y se llama Witold Gombrowicz.
El libro es único porque es el mayor intento de uno de los autores de vanguardia del siglo XX por crearse a si mismo. El ejercicio no es simplemente literario, sino existencialista hasta la médula. Piensese en esta perspectiva: un autor de lengua marginal, que nace en los márgenes de un imperio que se desgrana tras la derrota de la Primera Guerra Mundial y que no sobrevive más que 20 años trágicos hasta que el nazismo arrasa con lo que encuentra, se salva por una estúpida casualidad de la masacre europea de la Segunda Guerra Mundial. Salvarse de ese hundimiento implica caer en Argentina, paÃs lejano y periférico que arrastra la tristeza de no querer reconocerse latinoamericanos y ser eternos aspiracionales. Esa aspiracionalidad le abre puertas por ser europeo y se las cierra por ser europeo de segunda (el ser polaco no es lo mismo que ser inglés, alemán o francés). Y ese aprender a ser marginal dentro de los márgenes en una mente como la de Gombrowicz es una oportunidad más que una tragedia.
La riqueza más fuerte del Diario se encuentra en su etapa argentina, que abarca casi el 80% del libro. Su regreso a Europa la vive como una pérdida de vitalidad, un desarraigo del desarraigo. Es verdad que fueron los años de los galardones y la vida cómoda, pero cuando uno lee esas páginas sabe que la melancolÃa está ahÃ, esperando transformarse en tristeza y rutina.
El diario es único y monstruoso. Impera leerlo despacio y solo en momentos que sean óptimos para su mayor goce. No importa que se tarde años en leerse, vale la pena y creo que todo el que guste de leer libros debe hacerlo alguna vez en la vida (ese lujo que tienen los clásicos). Mi parte favorita es tal vez cuando se interna en Santiago del Estero y su viaje por el delta del Paraná. Ahà entra en comunión con algo más allá, un ser supremo o un nuevo Gombrowicz.
Ojalá estas palabras sean leÃdas, compartidas y comentadas.
El libro es único porque es el mayor intento de uno de los autores de vanguardia del siglo XX por crearse a si mismo. El ejercicio no es simplemente literario, sino existencialista hasta la médula. Piensese en esta perspectiva: un autor de lengua marginal, que nace en los márgenes de un imperio que se desgrana tras la derrota de la Primera Guerra Mundial y que no sobrevive más que 20 años trágicos hasta que el nazismo arrasa con lo que encuentra, se salva por una estúpida casualidad de la masacre europea de la Segunda Guerra Mundial. Salvarse de ese hundimiento implica caer en Argentina, paÃs lejano y periférico que arrastra la tristeza de no querer reconocerse latinoamericanos y ser eternos aspiracionales. Esa aspiracionalidad le abre puertas por ser europeo y se las cierra por ser europeo de segunda (el ser polaco no es lo mismo que ser inglés, alemán o francés). Y ese aprender a ser marginal dentro de los márgenes en una mente como la de Gombrowicz es una oportunidad más que una tragedia.
La riqueza más fuerte del Diario se encuentra en su etapa argentina, que abarca casi el 80% del libro. Su regreso a Europa la vive como una pérdida de vitalidad, un desarraigo del desarraigo. Es verdad que fueron los años de los galardones y la vida cómoda, pero cuando uno lee esas páginas sabe que la melancolÃa está ahÃ, esperando transformarse en tristeza y rutina.
El diario es único y monstruoso. Impera leerlo despacio y solo en momentos que sean óptimos para su mayor goce. No importa que se tarde años en leerse, vale la pena y creo que todo el que guste de leer libros debe hacerlo alguna vez en la vida (ese lujo que tienen los clásicos). Mi parte favorita es tal vez cuando se interna en Santiago del Estero y su viaje por el delta del Paraná. Ahà entra en comunión con algo más allá, un ser supremo o un nuevo Gombrowicz.
Ojalá estas palabras sean leÃdas, compartidas y comentadas.
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Reading Progress
August 23, 2017
–
Started Reading
August 23, 2017
– Shelved
September 14, 2020
–
Finished Reading