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Mi primera novela leída de Turguénev y creo ha sido una buena opción para empezar.

La historia inicia presentándonos a dos amigos: Bersénev, un joven estudiante universitario, culto e intelectual, y Shubin, un artista inclinado hacia la escultura, con una personalidad espontánea y alocada. Esto da paso para conocer a la verdadera protagonista de la historia, Yelena, quien es una mujer que rompe con los esquemas de la época en la que se sitúa, siendo más bien atrevida e intrépida en lo que sea que se propone.
Los dos muchachos a su manera se sienten atraídos por Yelena, pero no será hasta la llegada de Insárov, un búlgaro con una ideología revolucionaria que desea liberar a su patria, cuando las relaciones entre los personajes se verán alteradas.

Quiero reconocer que la pluma de Turguénev me ha impresionando para bien; me gustó la cantidad de reflexiones que hace a lo largo de la novela, introduciéndonos en temas como el amor, la vida y la muerte. Creo que si tuviera que rescatar lo mejor de esta obra sería eso, el conocer el pensamiento de cada personaje sobre ideas que conciernen a la vida misma.

Lo que no me gustó fue parte de lo que me estaban contando, aunque reconozco que el personaje de Yelena fue mi favorito por su actitud y su manera de afrontar lo que tenía delante, no me agradó el rumbo que siguió su historia. Tampoco me gustó el final porque lo sentí muy abrupto y acelerado, como si al autor le hubiera dado por querer cerrar todas las incógnitas en los últimos párrafos.

Fuera de eso, es recomendable, y no cabe duda que continuaré leyendo más obras del autor.