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Cuatro adolescentes mueren de forma súbita. En el intento de descubrir qué lazos los unen y cómo se explica tan fatídico destino, un periodista acaba viendo una cinta de video que sentencia a muerte a sus espectadores exactamente una semana después de su visualización. ¿Pero es real? El sentido común dice que no, pero los hechos, unidos a un malestar que se le hace notorio en todo el cuerpo, dice lo contrario.

Inmerso en una carrera a contra reloj para no morir, Asakawa se propone descubrir el sortilegio que, borrado de los últimos segundos de la cinta maldita, suponía una posibilidad de salvación. En este viaje, unido a un excéntrico amigo de la adolescencia, explotando sus habilidades y conexiones periodísticas y ya no sólo contra el tiempo sino también contra el pánico y la posible pérdida de la cordura que deriva de él, nuestro protagonista va desentrañando el pasado en una historia de horror, marginación, abuso y rencor que sumerge al lector en la cultura japonesa y en el eco de sus creencias.

Kōji Suzuki, su autor, hace un trabajo espléndido creando una aventura perturbadora, no frenética pero sí ágil, que en poco menos de 300 páginas, dividida en días de la semana para acentuar que cada día, cada hora y cada minuto cuenta, nos sumerge en la desesperación, el ansia de entendimiento y la incertidumbre. Sí, incertidumbre, porque aunque uno haya visto las adaptaciones fílmicas de esta historia, son tan significativas algunas de sus diferencias que una llega a sentirse desorientado y alerta como si no la conociese en absoluto.

Sadako, la fuerza maldita capaz de condenarnos por medio de la fuerza demoníaca condensada en un video, fue una vez una mujer marginada, ultrajada, furiosa contra una sociedad y con motivos para cada ápice de rencor que se sembrase en ella. Constituye un personaje complejo del que conocemos sólo pinceladas pero que se siente profundamente vivo y menos maligno o menos -esencialmente- perverso que su contraparte fílmica, Samara.

En conclusión, ring constituye una lectura excelente para los amantes del horror que buscan sentirse inquietos, que disfrutan desentrañar un misterio y encuentran satisfacción en una historia bien contada. Esto sin mencionar que ofrece una análisis acerca de la existencia de los virus, su eterna lucha con la humanidad y un más corrosivo análisis moral acerca de lo que uno está o no dispuesto a hacer cuando se sitúan en distintos platos de la balanza el amor de los suyos y el bienestar de la sociedad en su conjunto.