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La literatura autobiográfica no es algo que me guste, de hecho, la evito lo más que puedo. Sin embargo, este libro lo tenía entre uno de mis principales pendientes, tal vez porque ese “acontecimiento�� que menciona el título es un aborto clandestino en la Francia de 1963 (que parece un pasafo muy lejano pero no lo es). Todo libro que trate el tema del aborto sin censurarlo ni condenarlo merece mi total y absoluto respeto. Y toda persona que logre, además de poner en palabras lo que atravesó, animarse a hacerlo público, es digna de un premio Nobel como mínimo. Este libro es uno de esos.

Mi opinión y mis sentimientos sobre el libro en cuanto libro son tan diversos que no sabría calificarlo. Necesito escribir sobre el tema y darle su proceso de decantación para poder darle la calificación que la obra de la reciente ganadora del Nobel de Literatura merece.

Si bien no soy fan de la literatura autobiográfica, soy fiel creyente de que la escritura nos salva. Poder poner en palabras lo que nos pasa, lo publiquemos o no, me parece una de las terapias más productivas. Y si eso que nos pasó o nos pasa, sirve además para poner sobre la mesa un tema tabú y concientizar al mismo tiempo, no puede nunca ser un libro malo.

Si bien literariamente no utiliza el estilo y los procedimientos que me gustan, cumple una función que va mucho más allá de LO LITERARIO. No tiene ningún defecto a nivel literario, científicamente hablando. No voy a meterme en discusiones sobre “qué es lo literario�� y demás.

Recomiendo este libro porque no es para nada una pérdida de tiempo. Y ya que me cuesta mucho resolver mi opinión, me voy a limitar a dejar dos citas:

#”Siento que ocurrirá lo mismo cuando este libro esté acabado. Mi determinación, mis esfuerzos, todo este trabajo secreto, incluso clandestino, en la medida en que nadie sospecha lo que estoy escribiendo, desaparecerán de pronto. No tendré ningún poder sobre mi texto, que será expuesto como mi cuerpo en el hospital.�� (p.97)

#”Me he quitado de encima la única culpabilidad que he sentido en mi vida a propósito de este acontecimiento: el haberlo vivido y no haber hecho nada con él. Como si hubiera recibido un don y lo hubiera dilapidado. Porque por encima de todas las razones sociales y psicológicas que pueda encontrar a lo que viví, hay una de la cual estoy totalmente segura: esas cosas me ocurrieron para que diera cuenta de ellas. Y quizás el verdadero objetivo de mi vida sea este: que mi cuerpo, mis sensaciones y mis pensamientos se conviertan en escritura, es decir, en algo inteligible y general, y que mi existencia pase a disolverse completamente en la cabeza y en la vida de los otros.��