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EL CAPITALISMO COMO RELIGI脫N
El capitalismo como religi贸n es el t铆tulo de uno de los m谩s penetrantes fragmentos p贸stumos de Walter Benjamin. Seg煤n Benjamin, el capitalismo no representa s贸lo, como en Weber, una secularizaci贸n de la fe protestante, sino que es 茅l mismo esencialmente un fen贸meno religioso, que se desarrolla en modo parasitario a partir del cristianismo. Como tal, como religi贸n de la modernidad, est谩 definido por tres caracter铆sticas: 1) Es una religi贸n cultual, quiz谩s la m谩s extrema y absoluta que haya jam谩s existido. Todo en ella tiene significado s贸lo en referencia al cumplimiento de un culto, no respecto de un dogma o de una idea. 2) Este culto es permanente, es la celebraci贸n de un culto "sin tregua y sin respiro". Los d铆as de fiesta y de vacaciones no interrumpen el culto, sino que lo integran. 3) El culto capitalista no est谩 dirigido a la redenci贸n ni a la expiaci贸n de una culpa, sino a la culpa misma. "El capitalismo es quiz谩s el 煤nico caso de un culto no expiatorio, sino culpabilizante... Una monstruosa conciencia culpable que no conoce redenci贸n se transforma en culto, no para expiar en 茅l su culpa, sino para volverla universal... y para capturar finalmente al propio Dios en la culpa... Dios no ha muerto, sino que ha sido incorporado en el destino del hombre." Precisamente porque tiende con todas sus fuerzas no a la redenci贸n, sino a la culpa; no a la esperanza, sino a la desesperaci贸n, el capitalismo como religi贸n no mira a la transformaci贸n del mundo, sino a su destrucci贸n (...) el capitalismo, llevando al extremo una tendencia ya presente en el cristianismo, generaliza y absolutiza en cada 谩mbito la estructura de la separaci贸n que define la religi贸n. All铆 donde el sacrificio se帽alaba el paso de lo profano a lo sagrado y de lo sagrado a lo profano, ahora hay un 煤nico, multiforme, incesante proceso de separaci贸n, que inviste cada cosa, cada lugar, cada actividad humana para dividirla de s铆 misma y que es completamente indiferente a la cesura sacro/profano, divino/humano. En su forma extrema, la religi贸n capitalista realiza la pura forma de la separaci贸n, sin que haya nada que separar. Una profanaci贸n absoluta y sin residuos coincide ahora con una consagraci贸n igualmente vacua e integral. Y como en la mercanc铆a la separaci贸n es inherente a la forma misma del objeto, que se escinde en valor de uso y valor de cambio y se transforma en un fetiche inaprensible, as铆 ahora todo lo que es actuado, producido y vivido -incluso el cuerpo humano, incluso la sexualidad, incluso el lenguaje- son divididos de s铆 mismos y desplazados en una esfera separada que ya no define alguna divisi贸n sustancial y en la cual cada uso se vuelve duraderamente imposible. Esta esfera es el consumo. Si, como se ha sugerido, llamamos espect谩culo a la fase extrema del capitalismo que estamos viviendo, en la cual cada cosa es exhibida en su separaci贸n de s铆 misma, entonces espect谩culo y consumo son las dos caras de una 煤nica imposibilidad de usar. Lo que no puede ser usado es, como tal, consignado al consumo o a la exhibici贸n espectacular. Pero eso significa que profanar se ha vuelto imposible (...) Si profanar significa devolver al uso com煤n lo que fue separado en la esfera de lo sagrado, la religi贸n capitalista en su fase extrema apunta a la creaci贸n de un absolutamente Improfanable.
GIORGIO AGAMBEN, Profanaciones. Adriana Hidalgo Editora, 2005.
El capitalismo como religi贸n es el t铆tulo de uno de los m谩s penetrantes fragmentos p贸stumos de Walter Benjamin. Seg煤n Benjamin, el capitalismo no representa s贸lo, como en Weber, una secularizaci贸n de la fe protestante, sino que es 茅l mismo esencialmente un fen贸meno religioso, que se desarrolla en modo parasitario a partir del cristianismo. Como tal, como religi贸n de la modernidad, est谩 definido por tres caracter铆sticas: 1) Es una religi贸n cultual, quiz谩s la m谩s extrema y absoluta que haya jam谩s existido. Todo en ella tiene significado s贸lo en referencia al cumplimiento de un culto, no respecto de un dogma o de una idea. 2) Este culto es permanente, es la celebraci贸n de un culto "sin tregua y sin respiro". Los d铆as de fiesta y de vacaciones no interrumpen el culto, sino que lo integran. 3) El culto capitalista no est谩 dirigido a la redenci贸n ni a la expiaci贸n de una culpa, sino a la culpa misma. "El capitalismo es quiz谩s el 煤nico caso de un culto no expiatorio, sino culpabilizante... Una monstruosa conciencia culpable que no conoce redenci贸n se transforma en culto, no para expiar en 茅l su culpa, sino para volverla universal... y para capturar finalmente al propio Dios en la culpa... Dios no ha muerto, sino que ha sido incorporado en el destino del hombre." Precisamente porque tiende con todas sus fuerzas no a la redenci贸n, sino a la culpa; no a la esperanza, sino a la desesperaci贸n, el capitalismo como religi贸n no mira a la transformaci贸n del mundo, sino a su destrucci贸n (...) el capitalismo, llevando al extremo una tendencia ya presente en el cristianismo, generaliza y absolutiza en cada 谩mbito la estructura de la separaci贸n que define la religi贸n. All铆 donde el sacrificio se帽alaba el paso de lo profano a lo sagrado y de lo sagrado a lo profano, ahora hay un 煤nico, multiforme, incesante proceso de separaci贸n, que inviste cada cosa, cada lugar, cada actividad humana para dividirla de s铆 misma y que es completamente indiferente a la cesura sacro/profano, divino/humano. En su forma extrema, la religi贸n capitalista realiza la pura forma de la separaci贸n, sin que haya nada que separar. Una profanaci贸n absoluta y sin residuos coincide ahora con una consagraci贸n igualmente vacua e integral. Y como en la mercanc铆a la separaci贸n es inherente a la forma misma del objeto, que se escinde en valor de uso y valor de cambio y se transforma en un fetiche inaprensible, as铆 ahora todo lo que es actuado, producido y vivido -incluso el cuerpo humano, incluso la sexualidad, incluso el lenguaje- son divididos de s铆 mismos y desplazados en una esfera separada que ya no define alguna divisi贸n sustancial y en la cual cada uso se vuelve duraderamente imposible. Esta esfera es el consumo. Si, como se ha sugerido, llamamos espect谩culo a la fase extrema del capitalismo que estamos viviendo, en la cual cada cosa es exhibida en su separaci贸n de s铆 misma, entonces espect谩culo y consumo son las dos caras de una 煤nica imposibilidad de usar. Lo que no puede ser usado es, como tal, consignado al consumo o a la exhibici贸n espectacular. Pero eso significa que profanar se ha vuelto imposible (...) Si profanar significa devolver al uso com煤n lo que fue separado en la esfera de lo sagrado, la religi贸n capitalista en su fase extrema apunta a la creaci贸n de un absolutamente Improfanable.
GIORGIO AGAMBEN, Profanaciones. Adriana Hidalgo Editora, 2005.
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