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El talento de Mr. Ripley (Ripley, #1)
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Aunque la trama se sostiene sobre una suplantación de identidad(1), varios asesinatos y la consiguiente investigación policial, la novela de Patricia Highsmith se puede decir que es el personaje de Tom Ripley(2). Toda ella gira en torno a la personalidad de su protagonista, a su hartazgo de ser Tom Ripley.
De ese hartazgo supongo que surgió su talento, la enorme facilidad con la que podÃa hacerse pasar por prácticamente cualquier otra persona. Hasta el momento, dicho talento solo le habÃa servido para animar las fiestas de sus amigos o para estafas de poca monta. Cuando se marchó de Nueva York camino de Mongibello (Italia) con el encargo del señor Greenleaf de traer al tarambana de su hijo de vuelta a casa(3), Ripley no podÃa sospechar cuánta renta iba a obtener de su desaprovechada cualidad.
Con dicho encargo, la suerte de este anodino Ripley cambió por completo. Pudo dejar atrás conocidos (no tenÃa amigos), parientes (a su no muy querida tÃa Dottie, quién le crio desde muy pequeño tras la muerte accidental de sus padres), su inapropiada y poco estimada vida y hacer borrón y cuenta nueva. Tras el encuentro con Dickie Greenleaf, Ripley descubrió que asà es como querÃa vivir.
(1) Que la policÃa no fuera capaz de distinguir a Ripley de la foto del pasaporte que no es suyo es el único punto un tanto inverosÃmil del relato.
(2) Según he leÃdo en un artÃculo del New York Times, Highsmith puso mucho de sà misma en Ripley. Dejando aparte su afición a la crÃa de caracoles, la bebida y el sexo, al igual que su personaje, se impacientaba cuando las cosas iban bien y creaba problemas para remediarlo; sentÃa deseos de estrangular a su pareja, sin que necesariamente los llevara a la práctica; era tremendamente misántropa, solo soportaba ligeramente a la gente rica; y, como Ripley, no distinguÃa siempre correctamente entre la realidad y sus muchas fantasÃas. Pero, sobre todo, como todos los gays de la América de los años 50, era una experta en hacerse pasar por la persona que no era.
(3) Un punto de partida idéntico a la novela de Henry James, Los embajadores, a la cual la autora hace un guiño en su novela.
De ese hartazgo supongo que surgió su talento, la enorme facilidad con la que podÃa hacerse pasar por prácticamente cualquier otra persona. Hasta el momento, dicho talento solo le habÃa servido para animar las fiestas de sus amigos o para estafas de poca monta. Cuando se marchó de Nueva York camino de Mongibello (Italia) con el encargo del señor Greenleaf de traer al tarambana de su hijo de vuelta a casa(3), Ripley no podÃa sospechar cuánta renta iba a obtener de su desaprovechada cualidad.
Con dicho encargo, la suerte de este anodino Ripley cambió por completo. Pudo dejar atrás conocidos (no tenÃa amigos), parientes (a su no muy querida tÃa Dottie, quién le crio desde muy pequeño tras la muerte accidental de sus padres), su inapropiada y poco estimada vida y hacer borrón y cuenta nueva. Tras el encuentro con Dickie Greenleaf, Ripley descubrió que asà es como querÃa vivir.
“â€� iba calzado con unas sandalias rotas y llevaba unos pantalones blancos bastante sucios, pero ahà estaba, sentado con el aire de ser propietario del Galleriaâ€�En su relación con Dickie habÃa mucha admiración, posiblemente una homosexualidad reprimida, una enorme necesidad de un cariño del que nunca habÃa disfrutado y un sentimiento de conexión que jamás habÃa sentido con nadie, una completa armonÃa entre igualesâ€� hasta que ese vÃnculo saltó hecho pedazos.
“Odiaba tener que convertirse de nuevo en Thomas Ripley, un don nadie, odiaba volver a sus viejos hábitos a experimentar otra vez la sensación de que la gente le despreciaba y le encontraba aburrido a menos que hiciera algo especial para divertir a los demás, como un payaso, sintiéndose incompetente e incapaz de hacer algo que no fuese divertir a la gente durante unos minutos�Una novela muy entretenida, con ese componente psicológico perverso que tan común es en las novelas de la autora y nada más y nada menos que el origen de ese gran personaje que es Tom Ripley.
(1) Que la policÃa no fuera capaz de distinguir a Ripley de la foto del pasaporte que no es suyo es el único punto un tanto inverosÃmil del relato.
(2) Según he leÃdo en un artÃculo del New York Times, Highsmith puso mucho de sà misma en Ripley. Dejando aparte su afición a la crÃa de caracoles, la bebida y el sexo, al igual que su personaje, se impacientaba cuando las cosas iban bien y creaba problemas para remediarlo; sentÃa deseos de estrangular a su pareja, sin que necesariamente los llevara a la práctica; era tremendamente misántropa, solo soportaba ligeramente a la gente rica; y, como Ripley, no distinguÃa siempre correctamente entre la realidad y sus muchas fantasÃas. Pero, sobre todo, como todos los gays de la América de los años 50, era una experta en hacerse pasar por la persona que no era.
(3) Un punto de partida idéntico a la novela de Henry James, Los embajadores, a la cual la autora hace un guiño en su novela.
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El talento de Mr. Ripley.
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July 4, 2023
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en-capilla
July 4, 2023
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March 20, 2024
– Shelved as:
en-casa
April 24, 2024
– Shelved as:
en-casa
July 3, 2024
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Started Reading
July 12, 2024
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