Marisol's Reviews > Nada
Nada
by
by

Andrea es el personaje principal, con 18 años, una mísera pensión y ganas de estudiar, se va del pueblo donde vivía, para ingresar a la universidad en Barcelona, llega a la casa 🏡 de sus recuerdos de niña, la casa de los abuelos maternos, hace 10 años.
Un naufragio, eso es lo que ha ocurrido, o los vestigios qué hay en el sitio lo confirman, Andrea choca con los restos que se le arremolinan en los ojos y en los otros sentidos: ve una casa la mitad de pequeña, muebles viejos arrumbados por doquier, personas desastradas, entre ellas una viejecita minúscula, los olores son demoledores, huele a un aire enrarecido, agrio, espeso, oye voces chillonas, gritos y sollozos, ¿que es esto se pregunta Andrea?, mientras sus recuerdos chocan con una realidad aplastante y delirante, mientras entra a esa casa donde vivirá de ahora en adelante.
Me atrapo la narrativa, aunque temía toparme con defectos que encuentro muchas veces en ciertos autores españoles, un afán por adornar o rebuscar un lenguaje que ya de origen lo es, pero no, aquí existe una contención y una precisión en el uso del lenguaje que asombra y al mismo tiempo anima a seguir leyendo, hay tanta sinceridad, corrección y dominio de las emociones, esto ayuda a que el conjunto sea una pieza sin fisuras, por lo menos no visibles.
Algo curioso fue la sensación de estar leyendo una novela que inserta tiene una obra de teatro, es decir la novela transcurre con Andrea, caminando las calles de Barcelona como una manera de vivir, Andrea no camina para ir a algún lado o por paseo, ella lo hace por puro instinto de sobrevivencia, para existir, para respirar, y en ese transitar es cómo trata de asir, de atrapar o simplemente de ser vista o reconocida por algo o por alguien, Andrea ciertamente no sabe quien es, que quiere ser y al estar plenamente consciente de ello, trata de replicar comportamientos, trata de insertarse en algún grupo, trata de buscar que se hace en esta vida.
Y por otro lado está la obra de teatro que se vive dentro de la casa - escenario y los habitantes-actores, donde la abuelita, los tres hijos, Angustias, Román, Juan, la nuera Gloria, el bebé, Antonia la sirvienta y trueno el perro son los encargados de escenificar esta tragedia griega, donde todos conocen su parlamento, cuando les toca entrar, dar réplica o salir de escena, y aquí Andrea también es una extraña, como si una loca del público se colara al escenario, ella no conoce los parlamentos, no sabe cuándo salir a escena y mucho menos tiene idea de que trata la obra, eso la desquicia, la atormenta, la hace sentirse inclusive más extraña que afuera.
De a poco hay respiros para Andrea que se dan como oleadas, como contactos con vida externa, lo que le permite ensayar comportamientos y actitudes para agradar o conectar, y cuando se da un punto de afinidad puede sentirse el alivio en ella. Es como despertar un poco de esa ensoñación en que vive siempre, un poco provocada por sus miedos, otro poco por esa auto flagelación o auto culpa impuesta, donde su pensión mensual la gasta en pocos días, quedándose con casi nada para alimentarse el resto de los días.
Aunque ella sabe que esos momentos no llegan para quedarse:
“Todo esto pertenecía ya al pasado (alguna vez me aterraba pensar en cómo los elementos de mi vida aparecían y se disolvían para siempre apenas empezaba a considerarlos como inmutables).�
El tema central que es la búsqueda, va apareciendo entrecortado y de forma dual, a veces desde el punto de vista del ser humano en general, y a veces como mujer, ella tiene muchas dudas de cómo una mujer debe ser o su utilidad, hay una parte que me gusto, donde medita sobre la influencia externa:
“Tal vez el sentido de la vida para una mujer consiste únicamente en ser descubierta así, mirada de manera que ella misma se sienta irradiante de luz.» No en mirar, no en escuchar venenos y torpezas de los otros, sino en vivir plenamente el propio goce de los sentimientos y las sensaciones, la propia desesperación y alegría. La propia maldad o bondad...�
Destacó las descripciones de Barcelona, una ciudad que se entiende sombría pero luminosa, vetusta y dolorida pero adelantada y resistente, pero sobre todo una ciudad melancólica que incluso puede ser desconocida para los mismos que la han vivido años más años menos, es decir un poco inasible, hasta para aquellos que la pensaban suya.
Un naufragio, eso es lo que ha ocurrido, o los vestigios qué hay en el sitio lo confirman, Andrea choca con los restos que se le arremolinan en los ojos y en los otros sentidos: ve una casa la mitad de pequeña, muebles viejos arrumbados por doquier, personas desastradas, entre ellas una viejecita minúscula, los olores son demoledores, huele a un aire enrarecido, agrio, espeso, oye voces chillonas, gritos y sollozos, ¿que es esto se pregunta Andrea?, mientras sus recuerdos chocan con una realidad aplastante y delirante, mientras entra a esa casa donde vivirá de ahora en adelante.
Me atrapo la narrativa, aunque temía toparme con defectos que encuentro muchas veces en ciertos autores españoles, un afán por adornar o rebuscar un lenguaje que ya de origen lo es, pero no, aquí existe una contención y una precisión en el uso del lenguaje que asombra y al mismo tiempo anima a seguir leyendo, hay tanta sinceridad, corrección y dominio de las emociones, esto ayuda a que el conjunto sea una pieza sin fisuras, por lo menos no visibles.
Algo curioso fue la sensación de estar leyendo una novela que inserta tiene una obra de teatro, es decir la novela transcurre con Andrea, caminando las calles de Barcelona como una manera de vivir, Andrea no camina para ir a algún lado o por paseo, ella lo hace por puro instinto de sobrevivencia, para existir, para respirar, y en ese transitar es cómo trata de asir, de atrapar o simplemente de ser vista o reconocida por algo o por alguien, Andrea ciertamente no sabe quien es, que quiere ser y al estar plenamente consciente de ello, trata de replicar comportamientos, trata de insertarse en algún grupo, trata de buscar que se hace en esta vida.
Y por otro lado está la obra de teatro que se vive dentro de la casa - escenario y los habitantes-actores, donde la abuelita, los tres hijos, Angustias, Román, Juan, la nuera Gloria, el bebé, Antonia la sirvienta y trueno el perro son los encargados de escenificar esta tragedia griega, donde todos conocen su parlamento, cuando les toca entrar, dar réplica o salir de escena, y aquí Andrea también es una extraña, como si una loca del público se colara al escenario, ella no conoce los parlamentos, no sabe cuándo salir a escena y mucho menos tiene idea de que trata la obra, eso la desquicia, la atormenta, la hace sentirse inclusive más extraña que afuera.
De a poco hay respiros para Andrea que se dan como oleadas, como contactos con vida externa, lo que le permite ensayar comportamientos y actitudes para agradar o conectar, y cuando se da un punto de afinidad puede sentirse el alivio en ella. Es como despertar un poco de esa ensoñación en que vive siempre, un poco provocada por sus miedos, otro poco por esa auto flagelación o auto culpa impuesta, donde su pensión mensual la gasta en pocos días, quedándose con casi nada para alimentarse el resto de los días.
Aunque ella sabe que esos momentos no llegan para quedarse:
“Todo esto pertenecía ya al pasado (alguna vez me aterraba pensar en cómo los elementos de mi vida aparecían y se disolvían para siempre apenas empezaba a considerarlos como inmutables).�
El tema central que es la búsqueda, va apareciendo entrecortado y de forma dual, a veces desde el punto de vista del ser humano en general, y a veces como mujer, ella tiene muchas dudas de cómo una mujer debe ser o su utilidad, hay una parte que me gusto, donde medita sobre la influencia externa:
“Tal vez el sentido de la vida para una mujer consiste únicamente en ser descubierta así, mirada de manera que ella misma se sienta irradiante de luz.» No en mirar, no en escuchar venenos y torpezas de los otros, sino en vivir plenamente el propio goce de los sentimientos y las sensaciones, la propia desesperación y alegría. La propia maldad o bondad...�
Destacó las descripciones de Barcelona, una ciudad que se entiende sombría pero luminosa, vetusta y dolorida pero adelantada y resistente, pero sobre todo una ciudad melancólica que incluso puede ser desconocida para los mismos que la han vivido años más años menos, es decir un poco inasible, hasta para aquellos que la pensaban suya.
Sign into ŷ to see if any of your friends have read
Nada.
Sign In »
Reading Progress
January 9, 2024
–
Started Reading
January 9, 2024
– Shelved
January 12, 2024
– Shelved as:
popsugar-reading-challenge
January 12, 2024
– Shelved as:
favorites
January 12, 2024
–
Finished Reading