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Sabía que Sin noticias de Gurb era un libro ligero, ameno y entretenido, sin demasiadas aspiraciones además de satirizar la sociedad española de 1990. El problema está en que no lo encontré en absoluto divertido y sí muy molesto por su humor simplón y regional. Dudo que realmente alguien fuera de España se ría demasiado con su lectura, e incluso dudo que los mismos españoles se rían ahorita de chistes tan enclavados en su época que se sienten caducos. O yo soy una amargada o este es el peor libro humorístico de la historia.