Å·±¦ÓéÀÖ

Vuelvo con Drizzt, esta vez con la séptima parte en su larguísima saga, y no puedo evitar tener una sensación un poquito agridulce.

Por una parte, sigo encontrándome con un libro muy ágil y muy entretenido, centrado principalmente en la aventura y en la acción, y con una historia muy palomitera y fácil de leer y de disfrutar. Por otro lado, y después de tantos libros, empiezo a echar en falta de verdad un mayor desarrollo de personajes, algo más de profundidad, y un poquito de reposo entre tanto combate y tanto frenetismo.

Si algo tiene esta saga es que, a pesar de sus carencias, es extremadamente disfrutona. Te pones a leer y te pasan las páginas sin que te des cuenta entre aventura y aventura. Y sin embargo, a pesar de esa innegable diversión, en este libro he sentido más que en ningún otro que me faltaban cosas y me sobraban otras. Para mi gusto le sobra acción y le falta explorar un poquito más la psicología de ciertos personajes. Lo sé, no es el tipo de saga que se presta a esto, pero yo no puedo evitar echarlo en falta. También creo que el tratamiento que tiene uno de los personajes en este libro es bastante injusto, poco coherente con su desarrollo hasta el momento (aunque te lo intente luego justificar con un giro de la trama) y me hizo enfadar un poquito, porque me temo el motivo por el que ocurre y hacia dónde van los tiros...

Y a pesar de todo esto... Y pensando que es un libro más bien flojito, que me da la sensación de que ya a estas alturas el autor se empieza a quedar sin inspiración, y que demasiado peso de esta saga recae en los hombros de Drizzt exclusivamente (y no es porque otros personajes no tengan potencial, es que creo que no los deja brillar del todo)... No puedo negar que lo he disfrutado. Se me pasó en un suspiro y me lo pasé bien leyéndolo. Y mientras siga siendo así, seguiré con la saga.