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Si no hubiese estudiado administración, yo habría sido geógrafo. Este dato, que conocen bastante en mi casa, procede quizá de que uno de los grandes sueños de mi vida es ser un escritor de libros de viajes. Tengo un drive de wanderlust exagerado; siempre quiero estar en un lugar distinto al que estoy. Siempre que piso el aeropuerto de esta ciudad de regreso de un viaje termino pensando: ‘no viajo lo suficiente�. Y mi presencia en esta red social habla de otra gran parte de mí que añora viajar: aquella que no involucra dejar el sillón.

Entonces, soy el mercado objetivo natural de este libro de no ficción, un largo ensayo y carta de amor al poder de la geografía. Ken Jennings, famoso campeón de Jeopardy! Nos lleva a través de un viaje exhilarante por muchos temas englobados primero en esta ciencia y luego en su propio amor por los mapas. Desde las características biológicas que hacen al humano tener inteligencia espacial y sentido de la orientación hasta los efectos que el poder de Google tendrán sobre la geografía, pasando por el debate sobre el cacareado analfabetismo geográfico de los estadounidenses y los esfuerzos de la National Geographic para revertir esta tendencia a través de su famoso Bee.

Los mejores capítulos, empero, son aquellos que cuentan las manías de grupos súper ‘motley� de amantes de los mapas. Pasa por los coleccionistas de mapas antiguos, por los viajeros adictos que compiten para ver quién ha viajado por más lugares del mundo, por los campeones del juego de Geocaching que tantas ganas tengo de practicar, por los que compiten en rallies sólo con un atlas carretero sin dejar sus casas. Y mi favorito, un capítulo sobre el amor por los mapas que ha llevado a los fantasistas del último siglo a crear mundos completos.

Pese a que no tiene un tema unificador salvo esta fascinación cartográfica, Jennings presenta una colección convincente de datos históricos, referencias a la cultura pop y discusiones sobre los efectos de la tecnología cartográfica actual sobre la privacidad y sobre la arcana industria de los mapas. Con la pasión que sólo puede provenir de un amante de los datos, al final la idea de la que intenta convencernos el autor es la de nunca olvidar uno de los instintos más básicos y a la vez más hermosos que tenemos: el deseo de explorar y la sensación de aventura.

Un libro maravilloso.