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“Los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto; los treinta siguientes, el comentario.”
― Arthur Schopenhauer / آرتور شوپنهاور

“El único problema era que Francisca ya no era una niña, tenía 14 años y a esa edad aparecen los granos en la cara... y las inseguridades en el alma.”
― Maria Fernanda Heredia, Hay palabras que los peces no entienden

“Eso pasa con la edad: las historias del pasado cobran vida y se nos pegan en la piel.”
― Isabel Allende, The Japanese Lover

“Cumplidos los cien años, el individuo puede prescindir del amor y de la amistad. Los males y la muerte involuntaria no lo amenazan. Ejerce alguna de las artes, la ´Ú¾±±ô´Ç²õ´Ç´Úí²¹, las matemáticas o juega a un ajedrez solitario. Cuando quiere se mata. Dueño el hombre de su vida, lo es también de su muerte.”
― Jorge Luis Borges, كتاب الرمل

“Nos hacemos mayores, pero no nos hacemos mejores”
― David Trueba, Tierra de campos

“Nadie por ser joven dude en filosofar ni por ser viejo de filosofar se hastíe. Pues nadie es joven o viejo para la salud de su alma. El que dic que aún no es edad de filosofar o que la edad ya pasó es como el que dice que aún no ha llegado o que ya pasó el momento oportuno para la felicidad. De modo que deben filosofar tanto el joven como el viejo. Éste para que, aunque viejo, rejuvenezca en bienes por el recuerdo gozoso del pasado, aquél para que sea joven y viejo a un tiempo por su impavidez ante el futuro.”
― Epicuro, Obras completas

“Físicamente, no aparentaba mucho más de veintiséis años, pero existía en ella algo que sugería edad, algo típico de una persona que ha vivido mucho; no canas ni ninguno de esos indicios puramente materiales, sino algo indefinido y seguramente de orden espiritual; quizá la mirada, pero ¿hasta qué punto se puede decir que la mirada de un ser humano es algo físico?”
― Ernesto Sabato, El Tunel

“Desde la perspectiva de quien cumple veinticinco años, los treinta pueden parecer el fin de todo, pero la verdad no es tan mala como amenaza y es posible seguir feliz cuando se tiene un buen respaldo.”
― Louisa May Alcott, Mujercitas

“Un país de fácil matemática donde el que trabaja suma y el que se retira resta.”
― Núria Añó

“Mira al cielo con la fascinación de quien cree que el tiempo es eterno, como yo lo creí también. Y como lo seguiría creyendo si la edad no empezara ya a asustarme, algo que nunca creí que me ocurriría.”
― Julio Llamazares, Las lágrimas de San Lorenzo

“Tener cuarenta años de edad no es como tener treinta, te sientes más maduro, capaz de todo pero también de nada.”
― David Cotos, El hombre que te amaba a ti

“Me acuerdo, por ejemplo, cuando nos desnudábamos juntos en la misma caseta de baño. Yo delgaducho y débil; tú, fuerte, alto y de anchas espaldas.

Allí mismo sentía ±¹±ð°ù²µÃ¼±ð²Ô³ú²¹ de mí, no sólo frente a ti, sino ante todo el mundo debido a que tú eras para mí el parámetro ideal de todas las cosas (p. 16)”
― Franz Kafka Kafkovà, Carta al padre y meditaciones

“A mi edad, tengo clara una cosa: no puedes ir contra tu corazón.”
― Maite Aleu, Antes de que las hojas caigan

“A partir de una edad todos somos ya supervivientes.”
― Julio Llamazares, Vagalume

“...pero se le veía preocupado ya por la proximidad del final, algo que ocurre, según nos dijo, no cuando la edad te lo indica sino cuando los amigos empiezan a dejarte solo.”
― Julio Llamazares

“Ya no eres tan joven, incluso la más hermosa primavera debe dar paso al verano.”
― David B. Gil, El guerrero a la sombra del cerezo

“Elegir una edad concreta para pintarla significaba perder retales de su presencia, y eso convertiría su recuerdo en algo ±ð´Úí³¾±ð°ù´Ç.”
― Artha Moreton, Las lágrimas de Mona Lisa: Una novela histórica ambientada en el Renacimiento italiano, que aborda la violencia doméstica.

“También teníamos intereses menos trascendentes, que parecían mucho más importantes que la certidumbre de que la Tierra se extinguiría, para lo cual faltaban millones de años, y de que nosotros mismos moriríamos, para lo cual parecía faltar aún más tiempo.”
― Fred Uhlman, Reunion

“Envejecer es tener cada vez menos conversaciones.”
― Gustavo Rodríguez, Cien cuyes