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“Ahora bien, si alguno se sale de la costumbre común, enseguida se le abruma con normas, reglas y ³¾Ã©³Ù´Ç»å´Ç²õ. Y si él no pasa por ello, y no acepta lo que el arte de la piedad ha establecido, o si no lo observa con constancia, la cosa es clara: todos temen por él, y su camino resulta claramente sospechoso. Ahora bien, ¿no es cosa sabida que todas las prácticas, por buenas y santas que sean, no son, después de todo, sino caminos que conducen a la unión con Dios? ¿Para que, pues, ha de ejercitarse en ellas aquél que no está ya en el camino, sino en la meta? Los pasados ³¾Ã©³Ù´Ç»å´Ç²õ han perdido para ella toda su utilidad, y no son más que un camino ya recorrido, que quedó atrás. Exigirle, pues, al alma que vuelva a adoptar aquellos ³¾Ã©³Ù´Ç»å´Ç²õ o que continúe siguiéndolos, equivale a pretender que abandone el término al que llegó, para volver al camino que a él le condujo.”
― Jean-Pierre de Caussade, Abandonment to Divine Providence