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Culpa, tu culpa, mi culpa....Alexander Portnoy y su culpa, su sexualidad exacerbada, sus acentuados lamentos, la feroz culpabilización de sus padres y la subsiguiente culpa por todas y cada una de las anteriores. Aunque la crítica de Roth, hecha con despiadado sarcasmo, parezca dirigirse hacia "lo judío", creo que se dirige hacia la Sociedad, al sentimiento de "superioridad" por ser blanco, negro, hombre, mujer (es decir cosas por las cuales no se ha hecho ningún esfuerzo y a las cuales ningún esfuerzo podrá cambiar), al resentimiento y la envidia hacia los propios y al desprecio hacia los ajenos. En definitiva, a la brutal insatisfacción que envolvía a la Sociedad de esa época y que no se ha modificado mucho en la actual.
La novela es un largo y atormentado monólogo, aparentemente hilado en terapia frente a su piscoanalista, lo cual justifica el relato lleno de saltos en el tiempo y de recuerdos que traen otros recuerdos, junto con las justificaciones o asociaciones libres del protagonista. Portnoy busca en el repaso de su vida, hallar los orígenes de su horrenda desesperación actual, desde aquel pequeño niño que pasaba, confusamente, de menospreciado a adorado en un abrir y cerrar de ojos, al adolescente que siente que lo único verdaderamente"suyo" es su miembro viril (y vaya si se lo hace notar al miembro en cuestión...)
Para algunos puede resultar un tanto vulgar (si molestan las descripciones soeces, abstenerse, hay un montón) Creo que Roth bien supo ir más allá de los estereotipos para construir una gran novela, difícil de olvidar.