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Un oficial del ejército austro-húngaro, Viena, una joven paralítica hija de un importante magnate, un enamoramiento fulminante, un castillo� y la prosa y la mirada sensible de Stefan Zweig. ¿Qué puede salir mal? Para mí, nada, he disfrutado muchísimo con esta bella historia en que la compasión y el amor luchan sin tregua en los corazones.

Ciertamente, a pesar de su título, no es ésta una obra para lectores impacientes, ya que las descripciones son morosas y el análisis de sentimientos reemplaza a la acción la mayor parte del tiempo, pero si te dejas envolver por la belleza de las palabras, te transporta a un pasado lleno de encanto y de dolor.

Es más larga - casi 500 páginas - que otras novellas del mismo autor como Miedo o Mendel el de los libros, pero me ha gustado mucho. Creo que con estas historias Stefan Zweig busca conmover al lector apelando a nuestra humanidad y esos sentimientos son hoy tan importantes y vigentes como cuando las escribió en la primera mitad del siglo XX.