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¡Primera lectura del año! Una novela corta pero intensa, perfecta para leer en una tarde. Me gustó cómo reflexiona sobre los impulsos humanos más irrefrenables y sobre la delgada línea entre la moral y el deber hacer cuando la vida se impone: ¿cómo nos define lo que hacemos cuando nadie más observa para juzgarnos? ¿Quién o qué es lo que distingue lo correcto de lo incorrecto? La novela también tiene una carga pasional perfecta, una medida justa de drama y contemplación. Deseo seguir leyendo a este autor, pues además de saber dar voz perfectamente a los personajes femeninos (al menos así me lo pareció en esta historia), su manera de narrar es fluida y contundente.