C茅sar Vidal's Blog, page 143
September 16, 2014
Hitler, un apellido maldito
Lo que no se sabe hasta ahora con certeza es si el padre de Adolf Hitler era un hijo extra-matrimonial de Johann Georg, de su hermano Johann Nepomunk Heidler o de un jud铆o en cuya casa sirvi贸 Maria Ann. De hecho, Alois no se convirti贸 en el hijo legal de Johann Georg Heidler hasta 1877. Alois 鈥� ya Hitler 鈥� se cas贸 con Karla P枚lzl el 7 de enero de 1885 y cuatro a帽os despu茅s naci贸 Adolf. Aunque la familia tuvo varios hijos s贸lo sobrevivieron Adolf, el futuro F眉hrer, y su hermana Paula. Alois tuvo tambi茅n a Angela de otro matrimonio. De ella nacieron Leo, Angela 鈥淕eli鈥� 鈥� de la que estuvo enamorado Adolf Hitler 鈥� y Elfriede. Geli se suicid贸 en 1931, Leo tuvo un hijo llamado Peter y Elfriede, otro que recibi贸 el nombre de Heiner Hochegger. Alois jr., el medio hermano de Adolf, tuvo dos hijos de dos mujeres distintas: Heinrich y William Patrick Hitler. El primero combati贸 en el ej茅rcito alem谩n durante la Segunda guerra mundial, cay贸 prisionero y muri贸, tras ser objeto de torturas, en un campo de concentraci贸n sovi茅tico. El segundo intent贸 inicialmente aprovecharse del ascenso de Hitler, pero, al no conseguir lo que esperaba, procedi贸 a chantajear al F眉hrer amenaz谩ndole con publicar documentos que, supuestamente, demostraban que por sus venas corr铆a sangre jud铆a. Durante un tiempo, se dedic贸 a dar conferencias en contra de Hitler afirmando que lo odiaba. Estaba en Estados Unidos al estallar la Segunda guerra mundial y logr贸 que Roosevelt le permitiera servir en la marina. Cambiar铆a entonces su nombre por Stuart-Huston y se localizar铆a en Long Island.
La relaci贸n de Adolf Hitler con su familia fue relativamente escasa. Su idilio 鈥� o lo que fuera 鈥� con su sobrina Angela concluy贸 con el suicidio de 茅sta y la relaci贸n con su hermana no fue mucho m谩s all谩 de cederle una parte de la herencia que le correspond铆a y de servir de canal, durante los a帽os de la Segunda guerra mundial, con el resto de la familia. La derrota del III Reich y las revelaciones sobre el Holocausto arrojaron sobre Hitler una carga de infamia pr谩cticamente sin precedentes. No sorprende que sus familiares procuraran ocultarse. A nuestra 茅poca, s贸lo han llegado cinco parientes de Hitler. Dos hijos de su medio hermana Angela 鈥� Peter Raubal y Heiner Hochegger 鈥� y tres hijos 鈥� Alexander, Louis y Brian Stuart-Houston 鈥� de su medio hermano Alois. Peter Raubal naci贸 en 1931 y actualmente es un ingeniero jubilado sin la menor intenci贸n de perpetuar la estirpe. Algo semejante sucede con Heiner Hochegger que naci贸 en 1945 y que tampoco ha tenido descendencia. Por su parte, los hermanos Stuart-Houston - que se encuentran entre el inicio de la cincuentena y la mitad de la sesentena 鈥� hace tiempo que llegaron a un acuerdo para no tener hijos. La finalidad, expl铆cita, es detener la l铆nea sangu铆nea de Hitler. La actitud de descendientes de otros personajes como Rudolf Hess, Heinrich Himmler, Hermann Goering o Albert Speer ha sido diversa oscilando entre la verg眉enza y la apolog铆a. Sin embargo, en el caso de Hitler, poco puede dudarse de que es un apellido maldito.
September 15, 2014
Isidoro 脕lvarez o el ojo del amo
鈥婼u fundador aprendi贸 en Cuba lo que eran las cadenas americanas y traslad贸 el m茅todo a Espa帽a. Isidoro 脕lvarez, su sucesor, lo super贸. No se trata s贸lo de que acabara comprando a su gran rival, Galer铆as Preciados, ni que se extendiera en 谩reas impensadas como los seguros, la inform谩tica o las agencias de viajes. Es que conoc铆a el negocio y c贸mo mejorarlo. Hace tres a帽os, de riguroso inc贸gnito, se recorri贸 las cuatro plantas del edificio de Zara en la calle de Serrano simplemente para saber que hac铆a Amancio Ortega mejor que El Corte ingl茅s. No sorprende que en 2005, la National Retailer Federation le concediera el premio al Mejor distribuidor del a帽o en Estados Unidos. Era un mero reconocimiento a la realidad. Tampoco creo que llamara la atenci贸n de nadie en este peri贸dico que hace dos a帽os se le concediera el Premio Alfonso Uss铆a en la categor铆a de Trayectoria ejemplar. A decir verdad, con 茅l se acu帽贸 la famosa frase de que Espa帽a eran 鈥渄iecisiete autonom铆as unidas por el Corte ingl茅s鈥�. Era m谩s que una ocurrencia. La apertura de un centro del Corte ingl茅s lleg贸 a ser tan importante que he conocido casos en que el presidente de una CCAA imped铆a que se inaugurara en un ayuntamiento de su regi贸n simplemente porque lo gobernaba el partido contrario y pod铆a significar un tanto electoral. A lo largo de d茅cadas, Isidoro supo lo que hac铆a y lo hizo sin intrigas pol铆ticas, sin compadreos y sin partidismos. Recuerdo a la perfecci贸n la 煤ltima vez que me encontr茅 con Isidoro 脕lvarez. Fue hace un par de a帽os. Le hab铆a hecho llegar una nota coment谩ndole una incidencia en uno de los departamentos del Corte ingl茅s y le falt贸 tiempo para invitarme a reunirme con 茅l. Estuvimos departiendo un buen rato 鈥� tanto que me sorprendi贸 鈥� y me coment贸 que confiaba en una recuperaci贸n econ贸mica que, efectivamente, el a帽o pasado lleg贸 para El Corte. Al marcharme, me reafirm茅 en lo que hab铆a barruntado durante mucho tiempo: Isidoro era un fruto del sistema norteamericano de grandes almacenes, pero tambi茅n la encarnaci贸n del refr谩n que afirma que el ojo del amo engorda el caballo.
September 14, 2014
El concepto de corrupci贸n
鈥婤uenos d铆as. Perm铆tanme, en primer lugar, dar las gracias al Instituto Americano para la democracia por haberme cursado la invitaci贸n para pronunciar la primera ponencia de este panel sobre la corrupci贸n en Latinoam茅rica y al congreso de los Estados Unidos por darnos cabida y respaldo en este empe帽o. Para mi, se trata de un honor y un privilegio.
No es tarea f谩cil, ciertamente, perfilar el concepto de corrupci贸n. A lo largo de los siglos ha cambiado y evolucionado de maneras no siempre uniformes. Traslad茅monos a una situaci贸n acontecida hace cuatro mil a帽os en el Antiguo Egipto. Un antiguo texto del 2000 C., nos narra c贸mo fue robado el ganado de un campesino llamado Jun-anup. El desdichado pidi贸 justicia a un juez llamado Rensi, pero el juez, en lugar de escuchar al campesino, opt贸, por orden directa del fara贸n, azotarlo hasta nueve veces. La raz贸n no era otra que el deseo del fara贸n de divertirse escuchando las quejas de Jun-anup. S贸lo cuando el monarca qued贸 satisfecho, orden贸 al juez que hiciera justicia. Resulta obvio que el concepto de corrupci贸n en el Antiguo Egipto estaba m谩s vinculado a obedecer al fara贸n aunque esa obediencia pudiera converirse, en un sentido muy literal, en una situaci贸n muy dolorosa para la gente que ped铆a justicia.
Un texto casi ocho siglos posterior - 1230 a. de C. 鈥� relacionado con el dios Am贸n-Ra afirma que no recib铆a regalos de los culpables. En otras palabras, la corrupci贸n, a esas alturas, no estaba s贸lo relacionada con la obediencia al fara贸n sino tambi茅n con rechazar sobornos en favor del culpable. Se trataba de un principio.
No mucho m谩s prometedora fue la situaci贸n en la Antigua Mesopotamia. Hammurabi, el famoso rey babil贸nico que legislaba siguiendo las 贸rdenes del dios Shamash y que nos ha dejado un c贸digo de leyes conservado en la actualidad en el museo del Louvre, en Par铆s, estableci贸 una pena para castigar al juez que alterara su sentencia. Hab铆a que multarlo, infamarlo e incluso expulsarlo, pero, de manera bastante curiosa, parece que era la 煤nica forma de soborno castigada. Para colmo, no sabemos en realidad si Hammurabi castigaba el soborno en si o la falta de constancia del juez al dictar sentencias. Muy posiblemente, el concepto de corrupci贸n estaba m谩s ligado a la apariencia de justicia que a la justicia misma.
Tambi茅n Assurbanipal, el famoso rey asirio, tuvo su propia definici贸n de corrupci贸n procedente del dios Shamash que castigaba a 鈥渆l juez injusto鈥� al que recibe un regalo (tatu) que pervierte鈥︹�. En t茅rminos generales, los mesopot谩micos no parecen haber sido muy estrictos con la corrupci贸n. Por ejemplo, el archivo del templo de la Uruk neo-babil贸nica ha conservado numerosos documentos donde se registran casos judiciales presentados ante las autoridades del templo. La mayor铆a se relacionan con episodios relativamente menores de robo y corrupci贸n. Tomemos, por ejemplo, el caso de un personaje llamado Gimillu. Durante una veintena de a帽os, Gimllu estuvo a cargo del ganado del templo y m谩s adelante se ocup贸 de los ingresos que proced铆an de las tierras del templo. Gimillu aprovech贸 su posici贸n para apropiarse indebidamente de la propiedad del templo una y otra vez y, por a帽adidura, en no peque帽a escala. Fue condenado y le impusieron una elevada multa, pero, de forma bien reveladora, continu贸 trabajando para el templo en una posici贸n de responsabilidad. Reconozcamos que no deja de ser llamativo. No se puede evitar tener la sensaci贸n de que el concepto de corrupci贸n no preocupaba especialmente a la gente de la mesopot谩mica Uruk. Incluso cuando se demostraba y castigaba, el culpable pod铆a seguir desempe帽ando su cargo.
Con toda seguridad, no llegamos a encontrar una visi贸n m谩s estricta en relaci贸n con la corrupci贸n hasta llegar a la Torah recibida por Mois茅s en el Sina铆 para que sirviera de norma de vida a Israel. En el cap铆tulo 23 del libro del 脡虫辞诲辞, por ejemplo, se recogen una serie de normas que se relacionan directamente con la corrupci贸n:
鈥淣o esparzas falsos informes. No ayudes a una persona culpable siendo un testigo falso. No sigas a la multitud haciendo el mal. Cuando prestes testimonio en un proceso judicial, no perviertas la justicia coloc谩ndote al lado de la multitud y no muestres favoritismo para con el pobre en un proceso鈥� No niegues la justicia a tus pobres en sus procesos. No tengas nada que ver con una falsa acusaci贸n y no condenes a muerte a alguien inocente u honrado鈥� No aceptes un soborno porque el soborno ciega a los que ven y tuerce las palabras del inocente鈥�.
En su escueta formulaci贸n, la Torah muestra ya una serie de conductas inaceptables precisamente porque implican corrupci贸n. El populismo pauperista, la aceptaci贸n del criterio de la masa sea justo o no, la recepci贸n de sobornos, el falso testimonio, el juicio carente de justicia鈥� son conductas que encajan sobradamente en el concepto de corrupci贸n. No deja de ser significativo igualmente que las primeras instrucciones contenidas en la Torah justo en v铆speras de la entrada en la Tierra prometida se relacionen con una justicia imparcial impermeable a la corrupci贸n. En Deuteronomio 16: 18-9 se afirma:
鈥淣ombrar谩s jueces y oficiales en todas tus puertas que YHVH tu Dios te da, en tus tribus y juzgar谩n al pueblo con justo juicio. No torcer谩s el juicio, no ser谩s parcial, no aceptar谩s regalos porque un regalo ciega los ojos del sabio y pervierte las palabras de los justos鈥�.
El mensaje resultaba obvio: la justicia independiente era esencial para acabar con la corrupci贸n, una corrupci贸n cuyo concepto se hab铆a perfilado no poco.
Por supuesto, ni la justicia independiente ni la lucha contra la corrupci贸n existieron siempre en el devenir hist贸rico del antiguo Israel. Esa circunstancia es, precisamente, una de las causas de la aparici贸n de uno de los fen贸menos m谩s interesantes de la Historia. Me refiero a los profetas del Antiguo Israel. La comprensi贸n vulgar identifica a los profetas con meros vaticinadores del futuro, pero, en realidad, en la Biblia, son m谩s bien personajes que leen el presente y se帽alan las consecuencias de la situaci贸n que ahora, en la actualidad, se vive. De manera bien significativa, para los profetas la lucha contra la corrupci贸n era, por ejemplo, mucho m谩s importante que la pr谩ctica de las ceremonias de la religi贸n. Am贸s (5: 21-4), por ejemplo, pod铆a afirmar:
鈥淥dio, desprecio vuestras fiestas religiosas. Vuestras reuniones me apestan. Incluso aunque me traig谩is ofrendas quemadas y de grano, no las aceptar茅. Aunque me traig谩is ofrendas de comuni贸n selectas, no las considerar茅. 隆Fuera el ruido de vuestras canciones! No escuchar茅 la m煤sica de vuestras arpas. Pero dejad que corra la justicia como un r铆o y la equidad como una corriente que no se interrumpe鈥�.
Sin duda, el avance en el concepto de corrupci贸n era muy importante. Lo que era o no corrupci贸n no era decidido de acuerdo al deseo del rey o a la opini贸n humana sino a la justicia imparcial colocada bajo el imperio de la ley. Cualquier acci贸n contra esa justicia debida a la codicia, el soborno, la parcialidad, la ambici贸n u otras causas entraba en el concepto de corrupci贸n.
As铆 de claro resultaba, siquiera te贸ricamente, en el Israel que viv铆a bajo un 煤nico Dios, pero resultaba m谩s problem谩tico en las sociedades polite铆stas. Por ejemplo, Plat贸n, en el di谩logo titulado Las leyes, reconoc铆a que los dioses recib铆an ofrendas de los hombres, pero, a la vez, quiz谩 pensando en que esas ofrendas a los dioses no eran sino una forma de soborno, Plat贸n a帽ad铆a que ese tipo de acci贸n no pod铆a ser aceptada entre los hombres.
Curiosamente, los griegos 鈥� inventores de la democracia a fin de cuentas 鈥� dispusieron de no pocas palabras que pueden traducirse como 鈥渃orrupci贸n鈥�. Es el caso de, por ejemplo, 濒耻么, stasis, 尘别迟补产辞濒锚, diaphthora. Todas ellas, en mayor o menor medida, contienen una idea de p茅rdida con consecuencias negativas. Deteng谩monos, por ejemplo, en la palabra diafzora y en el verbo diafzerein. Este verbo contiene la idea de decadencia desde una forma original o p茅rdida de unidad o integridad lo mismo en un cuerpo f铆sico que en una sociedad. Curiosamente, el verbo 鈥� y el paralelo con la Torah es llamativo 鈥� no indica tanto corromper como una corrupci贸n de la mente que lleva a tomar decisiones err贸neas.
La idea era clara, pero no lo era menos la realidad que no resultaba precisamente halag眉e帽a. Reparemos, por ejemplo, en la Atenas que cre贸 la democracia. El historiador Jenofonte (c. 430 鈥� 354 BC), famoso autor de la础苍谩产补蝉颈蝉 y defensor de la regeneraci贸n pol铆tica incluso a costa de asumir formas pol铆ticas desp贸ticas, nos ha transmitido un interesante di谩logo entre S贸crates y Glauc贸n. El fil贸sofo S贸crates informa a Glauc贸n de que no existe una ambici贸n m谩s honrosa que la de pol铆tica. La afirmaci贸n puede aceptarse o no, pero, a continuaci贸n, S贸crates, de manera bien significativa, se帽ala a Glauc贸n que lo mejor de desempe帽ar un cargo p煤blico, parte de la gloria que proporciona al que lo detenta y al estado, es que permite 鈥渙btener lo que se desea鈥� ya que, de otra manera, no 鈥渢endr谩 los medios para ayudar a sus amigos鈥�. Recon贸zcase que el comentario es significativo. No era excepcional. Por ejemplo, Sol贸n, una de las figuras esenciales en la Historia de la democracia ateniense, proclam贸 en un acto nada exento de populismo la cancelaci贸n de deudas. Justo antes de anunciar la medida, inform贸 a sus amigos de que les convendr铆a negociar la concesi贸n de elevados pr茅stamos que, por supuesto, nunca pagar铆an. Se trataba de un claro ejemplo de informaci贸n privilegiada que abri贸 la puerta a la riqueza. Insistamos de nuevo en que no se trataba de una excepci贸n. Tem铆stocles, uno de los grandes dem贸cratas atenienses, no ocultaba que, en su opini贸n, no resultaba nada interesante desempe帽ar un cargo si no se pod铆a enriquecer a los amigos. Y no se trataba s贸l del amiguismo o de la informaci贸n privilegiada. Tambi茅n estaba la malversaci贸n. Pericl茅s, otra de las grandes figuras de la democracia ateniense, cre贸 los fondos reservados o secretos. Cuando se le pregunt贸 en cierta ocasi贸n como los empleaba, se limit贸 a responder que los hab铆a dado 鈥渟eg煤n se necesitaba鈥�. Suena, desde luego, no poco familiar.
En cierta medida, la extensi贸n de la democracia o, al menos, de un sistema basado en las elecciones sirvi贸 para idear nuevas formas de corrupci贸n. As铆 lo vemos, al menos, en la Antigua Roma. En el a帽o 63 a. de C., Cicer贸n, que era c贸nsul a la saz贸n, asumi贸 el prop贸sito de castigar un delito electoral que recibi贸 el nombre de ambitus y que ten铆a una ra铆z similar a la de ambitio, es decir, ambici贸n. Ambitus no era s贸lo el usar el dinero para obtener votos, sino tambi茅n para ser aclamado o seguido por la gente, para pagar reservas para los votantes en los juegos p煤blicos, para dar banquetes p煤blicos o para patrocinar juegos de gladiadores. Los romanos鈥� qu茅 civilizaci贸n. Eran conscientes no s贸lo de c贸mo se pod铆an corromper unas elecciones sino tambi茅n de c贸mo crer un ej茅rcito de clientes. El fil贸sofo estoico Epicteto (55 鈥� 135 d. de C.) pod铆a preguntar amargamente: 鈥溌緾贸mo llegaste a ser juez? 驴Qu茅 mano besaste? 驴Frente a qu茅 dormitorio dormiste? 驴A qui茅n enviaste regalos?鈥�. Se trata de preguntas ret贸ricas que describen sobradamente una situaci贸n de corrupci贸n extensa. No sorprende que el poeta Lucano indicara que la corrupci贸n electoral hab铆a 鈥渄estruido la rep煤blica鈥� al aumentar la deuda y las tasas de inter茅s y empujado al enfrentamiento civil. Una vez m谩s reconozcamos que esta visi贸n de la corrupci贸n suena familiar.
Los primeros cristianos no s贸lo fueron conscientes de la corrupci贸n que aquejaba el imperio romano sino tambi茅n la de los estados que orbitaban en torno suyo. Juan el Bautista consider贸, por ejemplo, una manifestaci贸n de arrepentimiento que los funcionarios encargados de recaudar impuestos no despojaran a los ciudadanos m谩s de lo debido (Lucas 3: 12-3). Tampoco deja de ser revelador que Pablo no fuera puesto en libertad por la sencilla raz贸n de que el gobernador romano encargado de dar ese paso no deseara enemistarse con los jud铆os contrarios al ap贸stol (Hechos 24: 27). En estos aspectos, los primeros cristianos no fueron sino fieles seguidores de lo establecido por la Torah. Sin embargo, los primeros cristianos catalogaron tambi茅n a una forma de corrupci贸n si no del todo nueva s铆 llamada a disfrutar de una inmensa andadura. Me refiero a la simon铆a, es decir, la compraventa de bienes espirituales (Hechos 8: 17 ss), que recibe su nombre de Sim贸n el mago. De esa manera, lo que era com煤n en el paganismo fue contemplado con horror por los primeros cristianos. Deseo subrayar el t茅rmino 鈥減rimeros鈥� porque, a lo largo de la Edad Media y como consecuencia de la inmensa inyecci贸n de paganismo que se produjo desde inicios del siglo IV, el papado no dej贸 de crear, difundir y acumular pr谩cticas que s贸lo pueden ser calificadas como simon铆a. Como no pod铆a ser menos, esa simon铆a, esa corrupci贸n espec铆ficamente religiosa, garantizaba, supuestamente, no s贸lo un buen resultado en este mundo sino tambi茅n una excelente posici贸n en el futuro. Por cierto, esa corrupci贸n institucionalizada no s贸lo fue la chispa que encendi贸 la llama de la Reforma protestante a inicio del siglo XVI sino que adem谩s origin贸 la denominaci贸n de una nueva forma de nepotismo. Me refiero al nepotismo. Como ustedes saben, el t茅rmino deriva de la palabra latina 鈥渘epos鈥� que significa 鈥渟obrino鈥�. La realidad es que los papas entregaban cargos a sus sobrinos estableciendo una forma especial de corrupci贸n que se prolong贸 escandalosamente durante siglos.
He mencionado la Reforma y resulta obligado detenerme en ella porque implic贸 importantes cambios en el concepto de corrupci贸n. Perm铆taseme citar un episodio claramente revelador. En el a帽o 1538, Calvino y algunos de sus amigos fueron expulsados de la ciudad de Ginebra por las autoridades. El momento fue aprovechado por el cardenal Sadoleto para enviar una carta a los poderes p煤blicos de la ciudad inst谩ndoles a rechazar la Reforma y regresar a la obediencia a Roma. La carta del cardenal Sadoleto estaba muy bien escrita, pero lo cierto es que no debi贸 de convencer a los ginebrinos ya que 茅stos solicitaron en 1539 a Calvino (que segu铆a desterrado) que diera respuesta epistolar al cardenal. Calvino redact贸 su respuesta al cardenal Sadoleto en seis d铆as y el texto se convirti贸 en un cl谩sico de la Historia de la teolog铆a. Escapa a los l铆mites de esta ponencia el adentrarse en el op煤sculo, pero s铆 es obligado mencionarlo porque en 茅l se puede contemplar dos visiones de la ley que diferenciaron 鈥� 隆como tantas otras cosas! 鈥� a las naciones en las que triunf贸 la Reforma de aquellas en que no sucedi贸 as铆.
El dilema que se planteaba era si el criterio que marcara la conducta deb铆a estar en el sometimiento a la ley o, por el contrario, a la instituci贸n que establec铆a sin control superior lo que dice una ley a la que hay que someterse. Sadoleto defend铆a el segundo criterio mientras que Calvino apoyaba el primero. Para Calvino, era obvio que la ley 鈥� en este caso, la Biblia 鈥� ten铆a primac铆a y, por lo tanto, si una persona o instituci贸n se apartaba de ella carec铆a de legitimidad. El cardenal Sadoleto, por el contrario, defend铆a que era la instituci贸n la que decid铆a c贸mo se aplicaba esa ley y que apartarse de la obediencia a la instituci贸n era extraordinariamente grave, a decir verdad, trat谩ndose de la iglesia cat贸lica implicar铆a la condenaci贸n eterna. La Reforma opt贸 por la primera visi贸n, mientras que en las naciones donde se afianz贸 la Contrarreforma se mantuvo un principio diferente, el que establec铆a no s贸lo que no todos no eran iguales ante la ley sino que, por a帽adidura, hab铆a sectores sociales no sometidos a la ley. De esa manera, la Reforma abri贸 la puerta a que la ley estuviera por encima incluso de papas y emperadores. Igualmente, afirm贸 una visi贸n del ser humano que tendr铆a una extraordinaria repercusi贸n institucional.
La Reforma recuper贸 el principio, expresado en la Biblia, que sostiene que el g茅nero humano es una especie ca铆da. Lejos de nacer buenos, como pretender铆a despu茅s Rousseau, los seres humanos nacen y se desarrollan con una predisposici贸n innegable hacia el mal. Ni que decir tiene que una sociedad en que la acci贸n de los seres humanos discurriera sin someterse al imperio de la ley o en que se permitiera un poder absoluto tan s贸lo puede acabar en una corrupci贸n creciente y en la tiran铆a. A contrario sensu, si una sociedad desea protegerse de la tiran铆a y de la corrupci贸n, los poderes del estado deben estar separados desembocando en lo que conocemos como un sistema de frenos y contrapesos (checks and balances), precisamente la base del sistema constitucional de Estados Unidos. A decir verdad, s贸lo una sociedad que cuenta con un sistema semejante cuenta con posibilidades jur铆dicas de combatir la corrupci贸n.
Basta de Historia鈥� Quiz谩 podamos ya definir un concepto de corrupci贸n. Al menos, podemos atrevernos a ello.
La corrupci贸n es, primero, una desviaci贸n en el proceso de tomar decisiones; segundo, esa desviaci贸n implica el apartarse del fin legal y l贸gico de la decisi贸n; tercero, esa desviaci贸n no se debe a un error humano ni a mera incompetencia; cuarto, por el contrario, la desviaci贸n tiene lugar a cambio de alguna forma de recompensa o de la promesa de la misma y quinto, esa desviaci贸n tiene un efecto en la sociedad que contribuye en mayor o menor medida a corromperla y a avanzar por el camino de la decadencia.
Por supuesto, la corrupci贸n se ve ayudada por distintas circunstancias y habr谩 otros ponentes que se referir谩n al tema, pero quisiera sugerir que esas razones son m谩s culturales que po铆ticas, m谩s sociol贸gicas que econ贸micas, m谩s espirituales que materiales. De hecho, la corrupci贸n arranca, fundamentalmente, de la ausencia de un imperio de la ley igual para todos y de la falta de un trasfondo cultural que repudie en茅rgicamente esa corrupci贸n. Fue precisamente un cat贸lico, por cierto, profundamente deprimido por la conducta de su iglesia y, en especial, de su cabeza, el que subray贸 la importancia del primer factor. Su nombre era Lord Acton y, escribiendo a otro cat贸lico, afirm贸:
鈥淣o puedo aceptar su canon de que tenemos que juzgar al papa y al rey de manera diferente a otros hombres, con una presunci贸n favorable de que no han hecho nada malo. De existir alguna presunci贸n ser铆a, al rev茅s, contraria a los que detentan el poder, aumentando en la medida en que el poder aumenta. La responsabilidad hist贸rica obliga a enfrentarse con la falta de responsabilidad legal. El poder tiende a corromperse y el poder absoluto se corrompe absolutamente鈥︹�.
No deja de ser significativo que mientras que la frase final es relativamente conocida, el conjunto del argumento de Lord Acton no suela citarse. El papado y la monarqu铆a no s贸lo no pod铆an gozar de una presuposici贸n favorable sino todo lo contrario. El hecho de que su poder fuera absoluto si acaso indica que su corrupci贸n tambi茅n ser铆a absoluta y no se puede negar que la Historia ofrece abundantes ejemplos de la veracidad de lo afirmado por Lord Acton.
La segunda caracter铆stica est谩 muy relacionada con la falta de igualdad ante el imperio de la ley y se manifiesta de manera especialmente obvia en sociedades como las del sur de Europa o las de Hispanoam茅rica a las que otros conferenciantes se referir谩n con m谩s detalle. En esas sociedades, es com煤n el concepto cat贸lico de pecado venial que incluye, por ejemplo, la mentira y la falta de respeto por la propiedad privada. Cuando hace apenas unos a帽os, una ministra socialista llamada Magdalena 脕lvarez se帽al贸 en Espa帽a que 鈥渆l dinero p煤blico no es de nadie鈥� simplemente repet铆a lo que es una noci贸n com煤n en el sur de Europa y en el centro y sur de Am茅rica. Habiendo nacido en una cultura de pecados veniales, la noci贸n de la se帽ora 脕lvarez era tanto una invitaci贸n a la corrupci贸n como una poco velada legitimaci贸n de la misma.
驴Puede esta corrupci贸n de honda ra铆z cultural ser combatida? No es el tema que yo debo abordar, pero no puedo menos que indicar que, efectivamente, ha de ser combatida ya que la corrupci贸n, al fin y a la postre, destruye el cuerpo social. Una vez m谩s, el trasfondo cultural es determinante.
Ibn Jaldun, un extraordinario historiador musulm谩n de la Edad Media, era muy pesimista al respecto y dej贸 escrito:
鈥淰arios gobernantes, hombres de gran prudencia en el gobierno, viendo los accidentes que han llevado a la decadencia de los imperios, han buscado curar el estado y restaurarlo a una salud normal. Piensan que esta decadencia es el resultado de la incapacidad o la negligencia en sus predecesores. Se equivocan. Estos accidentes son inherentes a los imperios y no pueden ser curados鈥�.
Ibn Jaldun expresaba, sin saberlo, lo mismo que describir铆a la Reforma siglos despu茅s - aunque apuntando 茅sta a un posible remedio - y que Lord Acton constatar铆a con amargura en relaci贸n con papas y reyes: el poder absoluto corrompe absolutamente.
Sin embargo, sin caer en un f谩cil optimismo, creo que deber铆amos adoptar otra actitud. En el suelo de piedra de la Torre de Constance, una prisi贸n situada en Aigues Mortes, en Francia, un desconocido cautivo protestante escribi贸 con un clavo una sola palabra: 鈥淩茅sistez鈥�. 隆Resistid! Ciertamente, 茅se es el mejor grito que se puede lanzar contra la corrupci贸n. Resistid. Resistamos como si nos enfrent谩ramos con la misma muerte porque, efectivamente, esa corrupci贸n implica, tarde o temprano, el final del sistema pol铆tico que la alberga en su seno. Muchas gracias.
September 13, 2014
Un monje llamado Lutero (VII): el comentario a la carta a los G谩latas
鈥� Primer escrito del ap贸stol Pablo, la carta a los G谩latas, fue redactada en un momento de especial relevancia en que los no-jud铆os comenzaban a afluir al seno del cristianismo en n煤mero creciente. La cuesti贸n de fondo que se planteaba era si deb铆an convertirse en jud铆os 鈥� cumpliendo rigurosamente la Ley - para ser cristianos o si su incorporaci贸n a Cristo pod铆a darse de forma inmediata. El ap贸stol Pedro y Bernab茅, posiblemente en un deseo de no provocar cr铆ticas entre los jud铆os que cre铆an en Jes煤s como mes铆as, hab铆an optado por aparentar plegarse a la primera hip贸tesis lo que, de manera inmediata, hab铆a provocado una reacci贸n p煤blica de reprensi贸n por parte de Pablo:
鈥�... cuando vi que no caminaban correctamente de acuerdo con la verdad del evangelio dije a Pedro delante de todos : 驴por qu茅 obligas a los gentiles a judaizar cuando tu, pese a ser jud铆o, vives como los gentiles y no como un jud铆o ? Nosotros, que hemos nacido jud铆os, y no somos pecadores gentiles, sabemos que el hombre no es justificado por las obras de la ley sino por la fe en Jes煤s el mes铆as y hemos cre铆do asimismo en Jes煤s el mes铆as a fin de ser justificados por la fe en el mes铆as y no por las obras de la ley ya que por las obras de la ley nadie ser谩 justificado鈥� (G谩latas 2, 14-16)
El enfrentamiento de Pablo con Pedro se produjo ante toda la iglesia de Antioquia y qued贸 definido en unos t茅rminos indudablemente claros. La salvaci贸n no era algo que pudiera comprarse, adquirirse, merecerse por las obras. No. Por el contrario, se trataba de un regalo de Dios y ese regalo de Dios s贸lo pod铆a ser recibido mediante la fe, una fe en que Jes煤s era el mes铆as y hab铆a muerto expiatoriamente en la cruz para la salvaci贸n del g茅nero humano. Si esa concepci贸n del mecanismo de la salvaci贸n era pervertido, el mensaje del Evangelio 鈥� de las Buenas noticias 鈥� quedar铆a adulterado. 驴C贸mo pod铆a sustituirse la predicaci贸n de que Dios entregaba gratuitamente la salvaci贸n a trav茅s de Jes煤s por la de que era preciso convertirse en jud铆o para salvarse, la de que la salvaci贸n se obten铆a mediante las propias obras? Para Pablo resultaba obviamente imposible e inaceptable y Pedro 鈥� que sab铆a que ten铆a raz贸n - no ten铆a ning煤n derecho a obligar a los gentiles a actuar de esa manera (G谩l 2, 14). El ap贸stol sosten铆a que no hab铆a otro Evangelio aparte de el de la salvaci贸n por gracia a trav茅s de la fe:
鈥淓stoy at贸nito de que os hay谩is apartado tan pronto del que os llam贸 por la gracia del mes铆as, para seguir un evangelio diferente. No es que haya otro, sino que hay algunos que os confunden y desean pervertir el evangelio del mes铆as. Pero que sea anatema cualquiera que llegue a anunciaron otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, aunque el que lo haga sea incluso uno de nosotros o un 谩ngel del cielo鈥� (1, 6-8)
De hecho, para Pablo, si alguien pudiera obtener la salvaci贸n por obras no hubiera hecho falta que Jes煤s hubiera muerto en la cruz :
鈥�... lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, que me am贸 y se entreg贸 por mi. No rechazo la gracia de Dios ya que si fuese posible obtener la justicia mediante la ley, entonces el mes铆as habr铆a muerto innecesariamente鈥� (2, 20-21)
La afirmaci贸n de Pablo resultaba tajante (la salvaci贸n se recibe por la fe en el mes铆as y no por las obras) y no s贸lo hab铆a sido aceptada previamente por los personajes m谩s relevantes del cristianismo primitivo sino que incluso pod铆a retrotraerse a las ense帽anzas de Jes煤s. Con todo, obligaba a plantearse algunas cuestiones de no escasa importancia. En primer lugar, si era tan obvio que la salvaci贸n derivaba s贸lo de la gracia de Dios y no de las obras 驴porqu茅 no exist铆an precedentes de esta ense帽anza en el Antiguo Testamento? 驴No ser铆a m谩s bien que Jes煤s, sus disc铆pulos m谩s cercanos y el propio Pablo estaban rompiendo con el mensaje veterotestamentario ? Segundo, si ciertamente la salvaci贸n era por la fe y no por las obras 驴cu谩l era la raz贸n de que Dios hubiera dado la ley a Israel y, sobre todo, cu谩l era el papel que ten铆a en esos momentos la ley ? Tercero y 煤ltimo, 驴aquella negaci贸n de la salvaci贸n por obras no tendr铆a como efecto directo el de empujar a los reci茅n convertidos - que proced铆an de un contexto pagano - a una forma de vida similar a la intolerablemente inmoral de la que ven铆an ?
A la primera cuesti贸n Pablo respondi贸 bas谩ndose en las propias palabras del Antiguo Testamento y, m谩s concretamente, de su primer libro, el del G茅nesis. En 茅ste se relata (G茅nesis 15, 6) como Abraham, el antepasado del pueblo jud铆o, fue justificado ante Dios pero no por obras o por cumplir la ley mosaica (que es varios siglos posterior) sino por creer. Como indica G茅nesis : 鈥�Abraham crey贸 en Dios y le fue contado por justicia鈥�. Esto tiene una enorme importancia no s贸lo por la especial relaci贸n de Abraham con los jud铆os sino tambi茅n porque cuando Dios lo justific贸 por la fe ni siquiera estaba circuncidado. En otras palabras, una persona puede salvarse por creer sin estar circuncidado ni seguir la ley mosaica 鈥� como los conversos g谩latas de Pablo - y el ejemplo m谩s obvio de ello era el propio Abraham, el padre de los jud铆os. Por a帽adidura, Dios hab铆a prometido bendecir a los gentiles no mediante la ley mosaica sino a trav茅s de la descendencia de Abraham, en otras palabras, del mes铆as :
鈥�... a Abraham fueron formuladas las promesas y a su descendencia. No dice a sus descendientes, como si se refiriera a muchos, sino a uno : a tu descendencia, que es el mes铆as. Por lo tanto digo lo siguiente : el pacto previamente ratificado por Dios en relaci贸n con el mes铆as, no lo deroga la ley que fue entregada cuatrocientos treinta a帽os despu茅s porque eso significar铆a invalidar la promesa, ya que si la herencia fuera por la ley, ya no ser铆a por la promesa, y, sin embargo, Dios se la otorg贸 a Abraham mediante la promesa鈥�鈥� (3, 16)
El argumento de Pablo es de una enorme solidez porque muestra que m谩s de cuatro siglos antes de la ley mosaica e incluso antes de imponer la marca de la circuncisi贸n, Dios hab铆a justificado a Abraham por la fe y le hab铆a prometido bendecirle no a 茅l s贸lo sino a toda la Humanidad mediante un descendiente suyo. Ahora bien, la pregunta que surge entonces resulta obligada. Si la salvaci贸n se puede obtener por creer y no deriva de las obras 驴por qu茅 hab铆a entregado Dios la ley a Israel ? La respuesta de Pablo resultaba, una vez m谩s, de una enorme concisi贸n y, a la vez, contundencia :
鈥�Entonces 驴para qu茅 sirve la ley ? Fue a帽adida por causa de las transgresiones hasta que viniese la descendencia a la que se hab铆a hecho la promesa鈥� antes que viniese la fe, est谩bamos confinados bajo la ley, recluidos en espera de aquella fe que ten铆a que ser revelada de tal manera que la ley ha sido nuestro ayo para llevarnos hasta el mes铆as, para que fu茅ramos justificados por la fe, pero llegada la fe, ya no estamos bajo ayo, pues todos sois hijos de Dios por la fe en Jes煤s el mes铆as鈥� (3, 19-26)
(La negrita es nuestra)
鈥�Tambi茅n digo que mientras el heredero es ni帽o no se diferencia en nada de un esclavo aunque sea se帽or de todo. Por el contrario, se encuentra sometido a tutores y cuidadores hasta que llegue el tiempo se帽alado por su padre. Lo mismo nos suced铆a a nosotros cuando 茅ramos ni帽os : est谩bamos sometidos a la esclavitud de acuerdo con los rudimentos del mundo. Sin embargo, cuando lleg贸 el cumplimiento del tiempo, Dios envi贸 a su Hijo, nacido de una mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibi茅ramos la adopci贸n de hijos鈥� (4, 1-5)
Para Pablo, resultaba innegable que la ley de Mois茅s ciertamente era de origen divino y, por supuesto, ten铆a un papel en los planes salvadores de Dios. Sin embargo, ese papel era cronol贸gicamente limitado extendi茅ndose desde su entrega en el Sina铆 hasta la llegada del mes铆as. Tambi茅n era limitado su papel en t茅rminos espirituales. Fundamentalmente, la ley cumpl铆a una misi贸n, no la de servir de instrumento de salvaci贸n, sino la de preparar a las personas para reconocer al mes铆as. Igual que el esclavo denominado por los griegos paidagogos (ayo) acompa帽aba a los ni帽os a la escuela, pero carec铆a de papel una vez que 茅stos llegaban al estado adulto, la ley mosaica serv铆a para mostrar a los hombres que el camino de la salvaci贸n no se pod铆a encontrar en las obras sino en la fe en el mes铆as. De hecho, intentar encontrar la justificaci贸n no por la fe sino por las obras de la Ley no ser铆a sino una reca铆da en la esclavitud espiritual:
鈥�Por lo tanto, permaneced firmes en la libertad con que el mes铆as nos liber贸 y no os sujet茅is de nuevo al yugo de la esclavitud鈥� del mes铆as os desligasteis los que os justific谩is por la ley, de la gracia hab茅is ca铆do鈥� porque en el mes铆as Jes煤s ni la circuncisi贸n ni la incircuncisi贸n tienen valor sino la fe que act煤a mediante el amor鈥� porque vosotros, hermanos, fuisteis llamados a la libertad s贸lo que no deb茅is usar la libertad como excusa para la carne, sino que deb茅is serviros los unos a los otros por amor ya que toda la ley se cumple en esta sola frase : Amar谩s a tu pr贸jimo como a ti mismo鈥� (5, 1, 6, 13-4)
El esquema teol贸gico expuesto por Pablo en la carta a los G谩latas debi贸 resultar especialmente atractivo al profesor Lutero e 鈥� insistimos en ello 鈥� seguramente ah铆 deber铆amos buscar la clave para la elecci贸n del tema en sus lecciones de teolog铆a. Lutero pod铆a trazar con relativa facilidad paralelos entre el ap贸stol Pedro que, puntualmente, se hab铆a desviado de la verdad por razones humanas y una jerarqu铆a presidida por el obispo de Roma al que se consideraba sucesor del mismo Pedro que, de manera continua, se dejaba arrastrar por comportamientos indignos. Igualmente, de la misma forma que Pablo hab铆a reprendido en p煤blico a Pedro insistiendo en que deb铆a anunciar el Evangelio de la justificaci贸n por la fe, era l铆cito se帽alar a las autoridades eclesi谩sticas su deber de proclamar ese Evangelio al pueblo de Dios. Cuando se capta esta perspectiva, resulta considerablemente f谩cil comprender todo lo que suceder铆a en los a帽os siguientes con un catedr谩tico de teolog铆a llamado Martin Lutero.
CONTINUAR脕: La Reforma indispensable (XIV): Un monje llamado Lutero (VIII): la disputa sobre las indulgencias
September 12, 2014
I麓m on My Way to Canaan Land
鈥婼i algo qued贸 de manifiesto en esos cuarenta a帽os fue que Dios era fiel hasta extremos dif铆ciles de imaginar, pero que el pueblo lo mismo era capaz de inclinarse ante el becerro de oro 鈥� terrible pecado de idolatr铆a 鈥� que de desear regresar a una esclavitud en Egipto de la que, precisamente, hab铆a sido liberado. No deber铆a sorprender que, al fin y a la postre, de aquella generaci贸n que sali贸 de Egipto nadie 鈥� salvo dos 鈥� entrara en la Tierra de Cana谩n y no sorprende porque la incredulidad, el materialismo, la amargura y la idolatr铆a pesaron m谩s que la fe confiada en el 煤nico Dios verdadero que no puede ser representado y que no tolera que se rinda culto a ning煤n otro ser.
Quiz谩 por eso me gusta especialmente este negro espiritual. Se lo incluyo en dos versiones. Una, la de la orquesta Dixieland de Belgrado y la otra 鈥� mi preferida 鈥� con el concurso incomparable de una iglesia negra americana y de Burt Lancaster quiz谩 en su 煤nica intervenci贸n musical en el cine.
Les dec铆a antes que amo muy especialmente esta canci贸n que afirma que voy de camino hacia la tierra de Cana谩n y aunque el camino es una subida dif铆cil y el Diablo acecha, yo lo sigo para poder disfrutar de las promesas de Dios. No s贸lo eso. Oro y a la vez combato al Diablo. Me consta que el ascenso espiritual es muy dif铆cil, pero, a la vez, tambi茅n s茅 que la libertad del esp铆ritu no la gan茅 sino que Dios me la regal贸 en la persona de su mes铆as. Por eso ni pienso volver atr谩s a la servidumbre, ni voy malbaratar la libertad ni tampoco tengo la menor intenci贸n de quedarme a mitad del sendero. Sigo d铆a a d铆a en ese camino que lleva a algo mucho m谩s preciado que la Tierra de Cana谩n en la seguridad de que alcanzar茅 la meta no por mi sino por aquel en quien he cre铆do. Es lo mismo que deseo para ustedes. God bless ya!!! 隆隆隆Que Dios los bendiga!!!
La orquesta Dixieland de Belgrado en una notable interpretaci贸n.
Aqu铆 Burt Lancaster en el papel que le vali贸 un m谩s que merecido oscar.
September 10, 2014
Recaredo, el creador de la monarqu铆a cat贸lico-visigoda
鈥婨ntre los pueblos b谩rbaros m谩s importantes se hallaban los godos del oeste o visigodos que en el siglo V llegaron a Espa帽a y arrojaron de ella a otros invasores previos como los suevos, los v谩ndalos y los alanos. Los visigodos eran cristianos, pero segu铆an la teolog铆a de Arrio quien cre铆a que el Hijo era un dios creado y, por lo tanto, con principio. Se distanciaban as铆 de la doctrina de la Trinidad definida por el concilio de Nicea y se parec铆an 鈥� aunque s贸lo en ese aspecto 鈥揳 la cristolog铆a de los actuales Testigos de Jehov谩. La diferencia de raza, cultura y religi贸n con los hispanorromanos no permit铆a preludiar una f谩cil convivencia. Por a帽adidura, no eran pocos los enemigos exteriores que pretend铆an apoderarse de porciones de Espa帽a. El rey visigodo Leovigildo intent贸 unificar a sus s煤bditos bajo el arrianismo, pero no s贸lo fracas贸 sino que tuvo que ejecutar a su hijo, el cat贸lico Hermenegildo, que conspir贸 contra 茅l con la intenci贸n de derrocarlo e imponer su religi贸n. Fue otro hijo de Leovigildo, Recaredo, el que acab贸 logrando la unificaci贸n religiosa, pero en el sentido opuesto. En 587, se hizo bautizar en secreto por un obispo cat贸lico y dos a帽os despu茅s, en el curso del III Concilio de Toledo, anunci贸 que el catolicismo se convert铆a en la religi贸n oficial procediendo as铆 a crear una monarqu铆a cat贸lico-visigoda. De manera bien significativa, la independencia de la iglesia hispana respecto de la de Roma se mantendr铆a durante varios siglos m谩s, pero no adelantemos acontecimientos. Recaredo fue un rey en茅rgico que reprimi贸 las sublevaciones nobiliarias, combati贸 a los bizantinos que estaban asentados en la costa oriental de la pen铆nsula, derrot贸 a los vascones y contuvo los intentos francos de entrar en una Espa帽a que ya se ve铆a como una naci贸n distinta de la entidad que hab铆a sido el imperio romano. La creaci贸n de Recaredo durar铆a m谩s de un siglo, pero sus resultados fueron desiguales. A fin de cuentas, la unificaci贸n religiosa se tradujo inmediatamente en hostilidad hacia los que no la aceptaban 鈥� fundamentalmente, los jud铆os 鈥� y la falta de reforma de la monarqu铆a que segu铆a siendo electiva dio lugar a luchas por el poder 鈥� el denominado morbo g贸tico 鈥� que crearon una peligrosa fragilidad institucional en el seno de una de las primeras naciones europeas. Por si fuera poco, no est谩 nada claro que el arrianismo fuera extirpado. La rapidez con que siglo y medio despu茅s muchos hispanos abrazaron el islam en el que Jes煤s no pasa de ser un profeta creado posiblemente hunde sus ra铆ces en la conversi贸n oficial de Recaredo. Las consecuencias no se har铆an esperar.
Pr贸xima semana : Don Rodrigo
Mr. Vidal goes to Washington
鈥婽ras haberla preparado en ingl茅s, mis acompa帽antes en el evento que ten铆an la intenci贸n de pronunciar las suyas en espa帽ol y decid铆 sumarme. Como moderador, se encontraba el embajador Otto J. Reich. Tendr茅 oportunidad de colgar el video de la ponencia e igualmente el texto 鈥� en espa帽ol 鈥� de la misma en su versi贸n completa ya que se va a publicar en un volumen 鈥渁d hoc鈥�. Tambi茅n colgar茅 algunas fotos m铆as con los que intervinieron y con la congresista Ileana Ros-Lehtinen, presidenta hon. del comit茅 de Asuntos exteriores de la C谩mara de representantes de los Estados Unidos que clausur贸 el acto, pero, de momento, quisiera adelantar algunas cosas. En primer lugar, el evento tuvo una calidad extraordinaria. La ponencia sobre La lucha contra la corrupci贸n de Alberto Precht que dio incluso estad铆sticas de lo que cuesta a distintas naciones ese fen贸meno, la de Carlos Manfroni sobre la Convenci贸n interamericana contra la corrupci贸n y, muy especialmente, la de Carlos S谩nchez Berza铆n sobre la relaci贸n entreDemocracia, dictadura y corrupci贸n fueron sensacionales en la primera parte del evento, pero la que realiz贸, en la segunda, Guillermo Lousteau sobre la corrupci贸n en Argentina, en mi modesta opini贸n, super贸 a todas. Hubo momentos 鈥� lo reconozco 鈥� en que pens茅 que hablaba de Catalu帽a, pero, no, se refer铆a a la Argentina y las historias que relat贸 fueron absolutamente inveros铆miles de no ser porque eran tan reales como Pujol y el asunto de los EREs por citar s贸lo dos casos espa帽oles.
Para los que conocen la realidad del Norte y la del Sur del continente existen pocas dudas 鈥� si es que hay alguna 鈥� de que el distinto trasfondo cultural ha dado resultados muy diferentes. Es mi convicci贸n desde hace a帽os y no voy a abundar en ello, pero, como me contaba uno de los conferenciantes en el avi贸n de regreso a la Florida: 鈥渟i sumas a los espa帽oles que eran corruptos y saquearon y a los incas que eran unos explotadores de la peor especie鈥� el resultado somos nosotros鈥�. C谩mbiese incas por otros grupos y la afirmaci贸n la repiten los que conocen la Historia y la pol铆tica del centro y del sur del continente. No es un relato grato para nacionalistas, pero los conceptos de colonizaci贸n, de supremac铆a de la ley, de poder pol铆tico y de posici贸n frente a la verdad o respeto a la propiedad privada son tan distintos que el resultado tambi茅n ten铆a que serlo.
Una 煤ltima nota: no habl茅 de Espa帽a. Mi ponencia 鈥� lo repito 鈥� era sobre el concepto de corrupci贸n y como ha ido evolucionando hist贸ricamente. Los interesados en el Antiguo Egipto, Uruk o la democracia ateniense la encontrar谩n interesante y quiz谩 incluso divertida. Los que esperen algo m谩s cercano en el tiempo y el espacio quiz谩 no se entretengan tanto. En otro orden de cosas, creo que regresar茅, Dios mediante a Washington, en breve, pero no adelantemos acontecimientos porque, con seguridad, antes tendr谩n ustedes la oportunidad de volver a escucharme en radio.
September 8, 2014
Apolog铆a pro Rallo
鈥婣 lo largo de la Historia, UGT no ha destacado precisamente ni por sus aportes intelectuales ni por su honradez. Si durante la Segunda rep煤blica se incaut贸 de viviendas y de cajas de seguridad y estableci贸 checas, en los 煤ltimos a帽os, con el asunto de los EREs andaluces, ha dejado m谩s que de manifiesto lo que le importan los desempleados. Ahora adem谩s nos revelan que, salvo para lamentables acciones como las mencionadas, no destacan por su inteligencia. Durante varias temporadas, Juan Ram贸n Rallo fue el redactor jefe de la secci贸n de econom铆a de un programa que, a la saz贸n, yo dirig铆a en la radio. Si algo me qued贸 claro en todo ese tiempo no s贸lo fue su extraordinaria competencia acad茅mica y profesional, sino tambi茅n su innegable independencia. Identificado con una visi贸n liberal de la econom铆a, Rallo despellej贸 dial茅cticamente la pol铆tica de ZP y Solbes en su d铆a y sigui贸 haciendo lo mismo con Montoro hasta el punto de ser, con Roberto Centeno, su cr铆tico m谩s sagaz. Nada partidista, ha sido siempre un hombre que cree en principios. Se puede estar o no de acuerdo con sus posiciones identificadas con los impuestos bajos, la preeminencia de la iniciativa privada sobre la p煤blica, la reducci贸n del gasto p煤blico y la libertad individual frente a castas que absorben buena parte de los recursos que salen de los bolsillos de los ciudadanos, pero descalificarlas como si fueran el fascismo 鈥� precisamente una doctrina que, en t茅rminos econ贸micos, fue predecesora de muchas de las pol铆ticas socialistas de la posguerra 鈥� o la sumisi贸n al gobierno actual constituye un disparate de unas dimensiones colosales. Ignoro en que acabar谩 todo. No s茅 si, al fin y a la postre, los sindicatos - tan poco ejemplares durante d茅cadas - acabar谩n imponi茅ndose en un organismo que pagan todos los espa帽oles. Si as铆 fuera, los ciudadanos se ver铆an privados de los juicios econ贸micos de alguien que no sabe s贸lo de lo que habla sino que adem谩s puede advertir con conocimiento de causa de la que se avecina. Lo s茅 porque, a帽o tras a帽o, lo vi cuando formaba parte de mi equipo.
Hatufim
鈥婸ocos sabr谩n, por ejemplo, que esa serie extraordinaria que se titulaba In Treatment no era sino la versi贸n americana de la Be-Tipul israel铆. Es una l谩stima en cualquier caso porque este conjunto de obras permite asomarse a una sociedad que no es igual a la que adversarios y amigos cuentan.
Hatufim es un buen ejemplo de ello. Hollywood ha gustado de pintar siempre la situaci贸n militar que atraviesa Israel desde hace d茅cadas en t茅rminos 茅picos. Realiz贸 varias pel铆culas sobre el rescate de Entebbe; produjo una impresionante 脡虫辞诲辞 de la que, consideraciones cinematogr谩ficas aparte, hay que decir que todo parecido con la realidad es mera coincidencia e incluso se ha entregado a filmar pel铆culas de comandos vengadores. Quiz谩 no se pueda esperar m谩s, pero Israel no ha reflejado as铆 la situaci贸n en que vive. No es que la haya mostrado de manera m谩s imparcial, es que, simplemente, no puede mentir ni dejarse llevar por el entusiasmo ante la realidad que millones de ciudadanos conocen y sufren.
Hatufim es la historia de tres soldados israel铆es enviados a perpetrar el asesinato de un terrorista. La operaci贸n 鈥� de la que apenas sabremos nada 鈥� fracasa y los sirios capturan a los israel铆es. Por sucesivos flashbacks conocemos los maltratos y las torturas, pero no es 茅se el 茅nfasis de la serie sino lo que sucede cuando dos de ellos regresan a Israel tras dieciocho a帽os de cautividad gracias a un canje de soldados por terroristas. Mientras los pol铆ticos y buena parte de la poblaci贸n se felicitan por el intercambio, no todo son albricias y parabienes. Uno de los cautivos descubre que ha aparecido el DVD e internet y que 茅l 鈥� que pudo ser publicista a帽os atr谩s 鈥� ahora es s贸lo un hombre que sufre crisis de ansiedad y que tiene enormes problemas para reintegrarse en el seno de su familia. Su compa帽ero no est谩 en mejor situaci贸n por la sencilla raz贸n de que su novia se ha casado con su hermano y tenido un hijo con 茅l. Y mientras sus propias familias los reciben con dificultad, no es mejor la recepci贸n en otros lados. Los parientes de las v铆ctimas de los terroristas liberados claman a voces pregunt谩ndose por qu茅 alguien que hizo volar por los aires a una hija o a una esposa ha sido puesto en libertad para que regresen dos soldados 鈥� el tercero ha muerto 鈥� de los que ya no se acordaba nadie. Las fuerzas de seguridad del estado los escudri帽an porque saben que, en el cautiverio, ha habido soldados israel铆es que se pasaron al enemigo con armas y bagajes. El camarero puede reconocerlos en la cafeter铆a, pero no les invitar谩 a la consumici贸n. Los antiguos compa帽eros no los recuerdan o, caso de hacerlo, piensan en c贸mo sacar un beneficio con su cercan铆a y breve resonancia medi谩tica. Las comadres condenan a la novia que no espero y ensalzan a la esposa que s铆 lo hizo. Y, por a帽adidura, las mismas historias 铆ntimas aparecen te帽idas de mentira, incomodidad y quiz谩 incluso sufrimiento.
Con ese tel贸n de fondo 鈥� en absoluto, falso 鈥� la serie se permite incluso rozar algunos temas que no suelen aparecer en los medios de comunicaci贸n habitualmente como el de los muchachos israel铆es que se niegan a realizar el servicio militar. Una pel铆cula relativamente reciente se dedic贸 al caso de un joven que no se presentaba cuando era llamado a filas por la sencilla raz贸n de que no se identificaba con el estado de Israel ni con la ideolog铆a emitida por los medios. No era pacifista. Simplemente, le importaba un pito la existencia de un estado jud铆o y lo que hab铆a movido a su padre a su edad. Ignoro si existe alguna producci贸n sobre los refuseniks, es decir, los objetores de conciencia 鈥� muchas veces oficiales condecorados como h茅roes 鈥� que se niegan a servir en el ej茅rcito en zonas de ocupaci贸n porque consideran que es inmoral la manera en que Israel se comporta en esas 谩reas y que actuar como fuerzas ocupantes excede con mucho su deber de defender a la naci贸n. No aparecen, desde luego, en esta serie, pero tampoco se oculta que no todo es entusiasmo. La misma hija de uno de los protagonistas 鈥� que se acerca por razones de desequilibrio psicol贸gico a la ninfoman铆a con hombres considerablemente mayores que ella 鈥� sirve en las fuerzas armadas, pero transmite todo menos patriotismo rutilante.
Se necesita mucho valor para trazar un fresco como el que ofrece Hatufim y otras producciones en que se ha cuestionado incluso al estamento de los ultra-ortodoxos bien es verdad que no por algunas de sus caracter铆sticas m谩s escandalosas como la aversi贸n profunda hacia los no-jud铆os sino por la manera en que pueden asfixiar la existencia de una mujer. Algunos cineastas palestinos como Elia Suleiman han sido no s贸lo m谩s realistas sino tambi茅n m谩s corrosivos, pero pel铆culas como la genial Intervenci贸n divina jam谩s se pudo estrenar en las 谩reas controladas por la Autoridad Nacional Palestina y no digamos Ham谩s.
Hatufim se emiti贸 por la televisi贸n israel铆 en el 2010 y ha contado con una secuela que no he visto, pero tengo intenci贸n de contemplar con sumo inter茅s. El mensaje desagradar谩 a los adversarios de Israel porque los israel铆es, incluso los que van a asesinar terroristas al otro lado de la frontera, son tremendamente humanos 鈥� y por ello, fr谩giles - en sus debilidades y limitaciones, pero tambi茅n es muy posible que desagrade a los partidarios porque muestra que la guerra no es algo barnizado por la epopeya sino espantoso; que ninguna sociedad es totalmente feliz ni mod茅lica; que las mezquindades de todo tipo son propias del ser humano y que los h茅roes no pocas veces lo son a la fuerza y con un costo excesivo. El d铆a que en Espa帽a la izquierda o la iglesia cat贸lica o la monarqu铆a o el mundo financiero sean capaces de realizar algo semejante鈥� s贸lo Dios sabe lo que puede suceder.
September 7, 2014
Adi贸s, profesor Barea
Casi todos recordar谩n a Barea de la 茅poca Aznar cuando, en un intento sensato por reducir el gasto p煤blico, empez贸 a recortar de los presupuestos todo aquello que no era indispensable. Le llamaban entonces 鈥淓duardo Manostijeras鈥� y mientras que la izquierda y los nacionalistas le lanzaban miradas aviesas otros nos percat谩bamos de que no hab铆a manera distinta de salir del marasmo econ贸mico en que nos hab铆an hundido los mandatos de Felipe Gonz谩lez. Mi relaci贸n con 茅l fue despu茅s mucho m谩s intensa. Formaba parte del grupo de economistas que ten铆a en la tertulia de La linterna durante las temporadas que dirig铆 el programa. Barea era destacadamente simp谩tico y educado. Acud铆a a la radio acompa帽ado por su hija o su esposa 鈥� ten铆a problemas de movilidad que fueron aumentando con el paso del tiempo 鈥� y con una enorme sencillez esperaba en la 鈥減ecera鈥� a que pasara la publicidad para poder entrar al estudio. Nuestra relaci贸n era muy, muy amistosa y cuando yo decid铆 abandonar la COPE por razones que he explicado en infinidad de ocasiones y marcharme a establecer Es.Radio, Barea me dijo que se ven铆a conmigo aunque le pagaran menos. Debo decir que no todos actuaron igual y que algunos se vinieron, pero porque, previamente, se le dio libertad para aparecer en todos los medios que quisieran. A mi la decisi贸n de Barea me conmovi贸 como sigui贸 conmovi茅ndome su aparici贸n, semana tras semana, en el programa de Es la noche de C茅sar. Era un profesional extraordinariamente riguroso y, con a帽os de antelaci贸n, se percat贸 de ad贸nde 铆bamos a acabar con ZP. Por otro lado, con una memoria prodigiosa para los n煤meros, desgranaba cifras y datos para dejar de manifiesto que con ciertos niveles de gasto es tan imposible que despegue una naci贸n como que se alce por los aires un pato atado a un yunque. En un momento determinado, decid铆 sacarle del ambiente fatigoso de las tertulias y darle una secci贸n espec铆fica que se titulaba La lecci贸n de Barea. Primero, en televisi贸n y radio y luego s贸lo en radio, cuando alg煤n espabilado hundi贸 la televisi贸n, aquella intervenci贸n semanal era como un trallazo en la conciencia de cualquiera que deseara saber de verdad como est谩bamos econ贸micamente. Un d铆a me comunicaron desde arriba que, por razones presupuestarias, ten铆a que suspender su secci贸n. Me caus贸 una pena inmensa e insist铆 en ser yo quien le diera la noticia. 驴Qu茅 menos se merec铆a que recibirla del que hab铆a sido durante a帽os director del programa? Me dijo con una voz dulce y d茅bil que lo comprend铆a y a mi se me parti贸 el alma porque era dolorosamente consciente de que el espacio era bueno, era econ贸mico y, por a帽adidura, se podr铆an haber eliminado de aquella radio muchas otras cosas con m谩s justicia porque eran peores y m谩s caras. Pero yo 鈥� en contra de lo que pensaban algunos 鈥� no ten铆a capacidad de decisi贸n 鈥� salvo para cuestiones muy, muy concretas - ni siquiera en mi propio programa. Lo he seguido recordando estos a帽os: su vigor al exponer, sus manos movidas como espadas, sus ojillos vivos, su afecto鈥� Descanse en paz, entra帽able profesor.
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