César Vidal's Blog, page 3
July 11, 2018
¡Salvad Moyano!
Unas aulas, lugares de la sierra de Madrid y de la costa de Levante y, junto a alguno más, la cuesta de Claudio Moyano. Durante casi medio siglo fui un visitante asiduo de ese lugar de Madrid, uno de los pocos � no creo que lleguen a la docena � que siento no volver a visitar en lo que me queda de vida. Allí, por citar algunos ejemplos, compré una traducción francesa de Lo que el viento se llevó por diez pesetas, me hice con la Historia del cristianismo de Rops, conseguí una edición completa de las obras de Pío Baroja, adquirí una edición rusa de Almas muertas de Gogol, pero, por encima de todo, descubrí autores, hojeé miles de libros y hallé joyas � al menos para mi � que jamás habrían estado presente en otras librerías. Cada visita era un acercamiento feliz al universo maravilloso del libro, un universo que hasta hoy jamás ha dejado de proporcionarme momentos de felicidad. Son miles de veces � no exagero - las que habré recorrido esa cuesta de Moyano con amigos, con extranjeros, con mujeres a las que amé o simplemente solo porque en infinidad de ocasiones fue la mejor manera de pasar una mañana de fin de semana. Me consta que en todo el mundo no existe un solo lugar así con la excepción de las bouquineries parisinas, pero debo dejar constancia de que cualquiera de los puestos de Moyano supera a sus paralelos franceses más que de sobra. La cuesta de Moyano es una verdadera institución, un emporio de libro de segunda mano que debería ser conservado, mimado, cuidado porque no existe nada parecido en Roma o Nueva York, en Berlín o Amsterdam, en Moscú o Tokyo. Precisamente por ello, es lamentable la incuria, el descuido, la desidia con que ha sido tratado este enclave incomparable por parte de las autoridades municipales. Esa actitud deleznable implica un escupitajo contra la cultura y un desprecio hacia el saber que carecen de la menor justificación. Ya es lamentable que Madrid tenga que convertirse en pocilga por estas fechas vaciándose además las arcas municipales con festejos tan distantes del buen gusto como el Orgullo � sí, al parecer, ya no existe otro � peor es que Moyano pueda acabar desapareciendo por culpa de los que ignoran el valor de la cultura auténtica.
July 10, 2018
Mentiras en tiempos de guerra
En Hollywood, nadie pensaba que pudiera tener éxito una nueva película sobre el Holocausto en tan poco tiempo. De manera fatal, era la segunda vez, al menos, en que un proyecto que pudo ser genial quedó concluido antes de comenzar. El otro caso fue una película de Napoleón que pudo pasar a la Historia, pero que no salió del cajón. Waterloo había sido un fracaso económico y nadie quiso arriesgarse a repetirlo ni siquiera� sí, con Kubrick. Es una pena porque Mentiras en tiempos de guerra es una de las grandes novelas no sólo sobre la Shoah sino, especialmente, sobre la condición humana.
En España, la traducción de la novela pasó sin pena ni gloria, quizá porque, en apariencia, ѱԳپ� es sólo una historia más de judíos polacos. Ni siquiera el que su protagonista fuera un niño resultaba original. De hecho, hay varios relatos centrados en niños y alguno de éxito presentado como real que luego resultó radicalmente falso. A decir verdad, no son pocas las novelas dignas de lectura cuya figura principal es una criatura que intenta sobrevivir en una época especialmente trágica. En este caso, las peripecias de un niño que, en compañía de su tía, va eludiendo, vez tras vez, la muerte no resultan especialmente novedosas. Sin embargo, el libro de Begley es una de las obras de ficción más interesantes relacionadas con la Shoah porque se centra no tanto en la experiencia infantil como en la enorme relevancia de la mentira. Como su propio título indica, sus páginas se centran en esos falseamientos de la verdad que resultan recomendables siquiera para no verse devorado en un mundo del que, paso a paso, ha ido desapareciendo cualquier vestigio de humanidad.
Si he de ser sincero, tengo que señalar que la obra no presenta nada de particular que no se haya podido leer antes hasta llegar a los últimos capítulos. Es entonces precisamente cuando se convierte en un texto más que notable. De manera reveladora, estas páginas precisamente son las relacionadas con la conclusión de la guerra y la inmediata posguerra en Polonia. No voy a desvelar un final que, a mi juicio, es de los mejores que se escribieron en el siglo pasado. Sí puedo adelantar que en él se compendian realidades no por terribles, innegables. Que las batallas no concluyen cuando se dispara el último tiro, que los problemas relacionados con el desarrollo de los conflictos armados persisten no pocas veces cuando se ha acallado el fragor de las armas o que incluso resulta ineludible comportarse en la paz como en la guerra siquiera para poder vivir al menos un día más. Al fin y a la postre, la supervivencia acaba vinculada a ocultar la verdad con el engaño y así, las mentiras nacidas en tiempos de guerra siguen persistiendo indefinidamente.
El olvido de Franco
También puedo entender que izquierda y nacionalistas catalanes y vascos deseen desenterrarlo y dinamitar el lugar. Puedo comprender incluso el pasteleo de Ciudadanos y la tibieza del PP. Sin embargo, no consigo asimilar que la institución que tiene la única jurisdicción sobre el valle guarde silencio. En 1953, el papa nombró a Franco caballero de la Milicia de Cristo a la que sólo pertenecieron otras nueve personas en todo el siglo XX. Se trataba de una distinción circunscrita a gente que hubiera prestado servicios excepcionales a la iglesia católica. Franco, con su victoria en la guerra civil, no sólo había salvado de la muerte a millares de religiosos sino que además había firmado ese mismo año un concordato con la iglesia católica que fue definido como “el más completo en toda la historia de los acuerdos de este género� señalándose que los privilegios otorgados eran tantos que el Código de Derecho canónico alcanzaba plena vigencia. De hecho, España se convertía en un protectorado vaticano al renunciar expresamente el Estado a “legislar sobre materias mixtas o sobre aquellas que de algún modo puedan interesar a la Iglesia, sin previo acuerdo con la Santa Sede�. Además, todas las organizaciones católicas dependían sólo de los obispos y no podían ser fiscalizadas estatalmente. Se restableció la confesionalidad católica con “exclusión de cualquier otro culto�, así como el carácter católico de toda la instrucción pública. Por añadidura, al erigirse nuevas diócesis, el Estado y las corporaciones locales estaban obligados a proporcionar los medios económicos necesarios, en especial para edificios, oficinas y templos. Además los clérigos sólo podrían ser procesados con permiso del obispo y las instituciones eclesiásticas y los emolumentos del clero estarían exentos de impuestos. Los templos se convertían en lugar de refugio sin excluir, por ejemplo, a los maquis � incluyeron a los terroristas de ETA - y los programas de TV y radiodifusión tendrían espacios para defender “la verdad religiosa�. Quizá de este silencio se pueda extraer una lección: piénsate fiarte de una institución a la que diste todo, incluso tu nación y sus recursos, y que se calla cuando te arrancan del sepulcro.
July 9, 2018
Izquierda� ¿qué izquierda?
Considerablemente hábil, Petras se deshizo de las trabas que pudieran derivar de políticos, profesores universitarios, funcionarios y miembros del CSIC y comenzó a investigar por su cuenta en contacto directo con la población. Los resultados fueron pavorosos. Petras no sólo llegó a la conclusión de que las perspectivas laborales de los españoles eran mejores con Franco que con Felipe González sino que además afirmaba que estaba cantado que los hijos vivirían peor y con menos esperanzas de futuro que sus padres. A fin de cuentas, la política económica del PSOE no sólo había eliminado la independencia española en favor de instancias internacionales sino que además había creado un marco extraordinario para la corrupción más que dañino para la sociedad civil. Hombre de izquierdas, a fin de cuentas, Petras se preguntaba en un momento dado qué podía esperarse de los sectores “progresistas� ante esta situación. Su respuesta era pavorosa: �lo que les interesa es el dos por ciento de “marginales�: los gitanos, los drogodependientes, las prostitutas, los inmigrantes; el acoso sexual, el racismo…cualquier cosa menos el destino de tres millones de españoles desempleados, los jóvenes trabajadores con contratos temporales y los que tratan de vivir del salario mínimo�. En otras palabras, la izquierda abandonaba los verdaderos problemas de la mayoría para ocuparse de causas demográficamente insignificantes. La razón que daba Petras para que la izquierda lanzara por la borda a la inmensa mayoría de la población y sus problemas acuciantes era que �las luchas progresistas por las minorías� tienen el apoyo financiero de los gobiernos municipales o regionales. Las ONG y organizaciones similares brindan a los progresistas oportunidades económicas, segundos salarios en calidad de investigadores, educadores, asistentes sociales o abogados. Pueden así combinar una “buena conciencia� y la remuneración económica con una palmadita en el hombro de las autoridades locales�. En otras palabras, la izquierda se había vendido por unos remunerados pesebres que además permitían dar la imagen de conciencia social. El resultado de ese abandono de la realidad en busca de lucrativas actividades relacionadas con el dos por ciento implicaba, obviamente, una gran traición y la completa desnaturalización de la izquierda. No se puede alegar en absoluto que Petras se equivocara. Por cierto, su informe nunca fue publicado por el gobierno del PSOE.
July 7, 2018
Jesús, el judío (VI): “Galilea� vio una gran luz…”� (I)
Durante los primeros meses del año 27 d. de C., Jesús fue reuniendo en torno suyo a un pequeño número de talmidim, de discípulos. Es precisamente la fuente joanea la que nos ha proporcionado algunos de los datos más interesantes al respecto. Por ella sabemos que algunos de los discípulos de Juan � Andrés, Simón, Felipe y Natanael � se adhirieron a Jesús en Betania, al otro lado del Jordán (Juan 1, 35-51) y es muy posible que fueran estos mismos cuatro los que lo acompañaron junto a su madre a unas bodas celebradas en Caná de Galilea (Juan 2, 1-11). Con ellos descendió Jesús a Jerusalén en la Pascua del año 27 d. de C., e incluso mantuvo una entrevista con un maestro fariseo llamado Nicodemo al que se refiere el Talmud (Juan 2, 23-3, 21) como Naqdemón. Este Naqdemón, hijo de Gorión, era senador en Jerusalén y uno de los tres nobles más acaudalados de la ciudad. Su ٳܲá o contrato de matrimonio fue firmado por el rabino Yohanán ben Zakkai, un discípulo de Hil.lel Durante la guerra judía contra Roma (66-73 d. de C.), los zelotes quemaron sus graneros, pero no sabemos a ciencia cierta qué fue de él.
Precisamente, el episodio del encuentro de Jesús con Nicodemo constituye un ejemplo claro de lo que implicaba la predicación de Jesús y hasta qué punto se hallaba profundamente imbricada en el judaísmo.
“Y había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, príncipe de los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabbí, sabemos que has venido de Dios por maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no estuviera Dios con él. Respondió Jesús, y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Le dijo Nicodemo: ¿Cómo puede el hombre nacer siendo viejo? ¿puede entrar de nuevo en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te haya dicho: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla donde quiere sopla, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene, ni a dónde va. Así es todo aquel que ha nacido del Espíritu. Respondió Nicodemo, y le dijo: ¿Cómo puede llegar a ser eso? Respondió Jesús, y le dijo: ¿Tú eres el maestro de Israel, y no lo sabes? De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y de lo que hemos visto, damos testimonio y no recibís nuestro testimonio. Si os he dicho cosas terrenales, y no las creéis, ¿cómo podríais creer si os dijera las celestiales?
(Juan 3, 1-12)
El texto precedente � referido a nacer del agua y del Espíritu � ha sido señalado en repetidas ocasiones como una referencia de Jesús al bautismo como sacramento regenerador. Semejante interpretación resulta absolutamente imposible y denota fundamentalmente la triste ignorancia de algunos exégetas en relación con el trasfondo judío de Jesús. Jesús nunca hubiera podido señalar que era sorprendente que el maestro de la Torah, Nicodemo, no entendiera unas palabras supuestamente referidas a un dogma católico posterior. Por el contrario, sí podía subrayar que Nicodemo estaba obligado a identificar el origen de las palabras de Jesús ya que no iban referidas a un sacramento como el bautismo � desconocido para los judíos � sino al cumplimiento de una de las profecías contenidas en el libro del profeta Ezequiel. El texto resulta enormemente interesante porque, en primer lugar, describe por qué el juicio de Dios se había desencadenado sobre Israel enviándolo al destierro de Babilonia. La razón había sido, sustancialmente, que los judíos habían derramado sangre y que además habían procedido a rendir culto a las imágenes, extremos ambos que chocaban con la Torah y que implicaban una profanación del nombre de Dios:
Y vino a mí palabra de YHVH, diciendo: Hijo del hombre, mientras moraba en su tierra la casa de Israel, la contaminaron con sus caminos y con sus obras. Como inmundicia de mujer que tiene la menstruación resultó su camino delante de mí. Y derramé mi ira sobre ellos por las sangres que derramaron sobre la tierra; porque con sus imágenes la contaminaron. Y los esparcí entre los gentiles, y fueron aventados por las tierras. Los juzgué de acuerdo con sus caminos y sus obras. Y cuando se encontraban entre los gentiles, profanaron mi santo nombre, diciéndose de ellos: Estos son pueblo de YHVH, y de la tierra de El han salido. Y he tenido compasión en atención a mi santo nombre, que profanó la casa de Israel entre los gentiles a donde fueron. Por tanto, di a la casa de Israel: Así ha dicho el Señor YHVH: No lo hago a causa de vosotros, oh casa de Israel, sino a causa de mi santo nombre, que profanasteis entre los gentiles a donde habéis llegado. Y santificaré mi gran nombre profanado entre los gentiles, que profanasteis vosotros en medio de ellos; y sabrán los gentiles que yo soy YHVH, dice el Señor YHVH, cuando fuere santificado en vosotros delante de sus ojos. Y yo os tomaré de las gentes, y os juntaré de todas las tierras, y os traeré á vuestro país.
(Ezequiel 36, 16-24)
Sin embargo, a pesar del destierro, Ezequiel había señalado que Dios traería de nuevo a Israel a su tierra � algo que sucedió al cabo de setenta años de cautiverio en Babilonia � y que entonces, cuando de nuevo se encontraran en su suelo patrio, Dios realizaría una nueva obra entre los judíos, precisamente la que Jesús estaba anunciando a Nicodemo:
Y derramaré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todas vuestras imágenes os limpiaré. Y os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que caminéis en mis mandamientos, y guardéis mis mandatos y los pongáis en práctica.
(Ezequiel 36, 25-7)
El texto difícilmente puede arrojar más luz sobre la referencia de Jesús. Dios iba a limpiar los corazones en una obra de redención nueva que incluiría de manera bien acentuada la exclusión del pecado de rendir culto a las imágenes que había causado el castigo divino descargado sobre Israel. Pero además introduciría un nuevo elemento desconocido hasta entonces que sería un nuevo corazón y el regalo del Espíritu para que capacitara a los hijos de Israel a vivir de acuerdo a los caminos del Señor. ¿Cómo iba a tener lugar todo eso? Jesús se lo señaló a Nicodemo a continuación:
Y de la misma manera que Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado; para que todo aquel que crea en él, no se pierda, sino que tenga vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, sino que tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo, para que condene al mundo, sino para que el mundo sea salvado por él. El que en él cree, no es condenado, pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no creyó en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
(Juan 3, 13-18)
Dios, el mismo Dios que había formulado las promesas a Ezequiel para que se las entregara a Israel había enviado por puro amor a Su Hijo para que todo el que creyera en él no se perdiera sino que tuviera vida eterna.
Que un mensaje tan claro de cumplimiento de las Escrituras de Israel haya podido ser convertido con el paso de los siglos en una catequesis bautismal es una seña evidente � y triste � de hasta qué punto algunos de los que se consideran seguidores de Jesús han perdido el contacto con la realidad del personaje y de su enseñanza.
Por esa época, Juan el Bautista todavía no había sido detenido y aquellos de sus discípulos que se habían unido a Jesús practicaban aún el rito del bautismo aunque él � resulta bien revelador el dato - no lo hacía (Juan 3, 22-24 y 4, 1-4). Fue precisamente de regreso de esa Pascua cuando tuvo lugar el conocido encuentro entre Jesús y la samaritana (Juan 4, 5-42). Desprovisto de los escrúpulos religiosos de otros judíos que nunca hubieran pasado por Samaria en su regreso desde Jerusalén, Jesús se detuvo en Sicar, “junto a la heredad que Jacob dio a José su hijo� y, cansado del camino, se sentó al lado del pozo (Juan 4, 5-6). Fue precisamente entonces cuando apareció una mujer que aprovechaba la hora en que la gente descansaba para acudir a sacar agua del pozo. El hecho de que Jesús le pidiera de beber provocó una reacción de sorpresa en la mujer que no entendió que un judío solicitara algo así sabiendo que los judíos no se tratan con los samaritanos (Juan 4, 9) e incluso le planteó la causa secular de contencioso entre ambos, la identidad del lugar donde debía adorarse a Dios (Juan 4, 20). La respuesta � bien significativa � de Jesús fue que “la salvación viene de los judíos� (Juan 4, 22). Sin embargo, se había acercado la hora en que los adoradores de Dios seguirían una adoración más profunda, “en espíritu y en verdad� (Juan 4, 23-4), una adoración que superaría a la del Templo en Jerusalén (¡el verdadero Templo!), una adoración en que el agua que calmaría la sed sería el propio Jesús.
Tiene una enorme lógica que el autor del Evangelio de Juan situara ambos relatos � el referido a Nicodemo y a la samaritana � en sucesión. Ambos mostraban a Jesús como el agua, ambos se referían a la situación actual de Israel, ambos apuntaban a una realidad más profunda que no negaba sino que consumaba la presente, ambos insistían en una adoración en espíritu y verdad diferente a la que había llevado a Israel a su ruina en el pasado y ambos apuntaban a que esa corriente de bendiciones Dios la derramaría sobre Israel y sobre las naciones a través de Jesús. Ante ese anuncio, sólo cabía responder de manera afirmativa.
䰿ձÁ
Ketubot 66b.
Gittin 56ª.
July 6, 2018
O sacred head, now wounded
Ocasionalmente, se han mencionado posibles antecedentes medievales que habían descrito el cuerpo de Cristo, pero la verdad es que no pasan de ser especulaciones. En 1656, Johann Crüger lo incluyó en un himnario y, a partir de entonces, el texto no dejaría de formar parte de colecciones de himnos sagrados. Incluso Juan Sebastian Bach lo convertiría en una de sus piezas más conocidas.
El himno no cae en el tremendismo propio de la Edad Media y todavía más del Barroco, sino que reflexiona de manera conmovedora en el coste de la redención. Posiblemente, bastaría con contemplar el rostro de Jesús para comprender no pocas lecciones de teología. Que un inocente muriera sin culpa, que al sufrimiento físico se sumara el espiritual, que así tuviera que ser porque sólo alguien como Jesús podía expiar los pecados son algunas de las conclusiones a las que habríamos llegado si hubiéramos podido contemplar aquella cabeza ensangrentada. Frente a ella, en realidad, sólo caben dos opciones: el rechazo o la sumisión. El rechazo lo protagonizaron aquellos que veían a Jesús clavado en la cruz o el ladrón que se burlaba de él; la sumisión estuvo en aquellos que comprendieron que el perdón del pecado exigía el sacrificio de aquel que no tenía culpa alguna, comprendieron sus culpas y sus pecados y suplicaron, como el ladrón arrepentido, que los recordaran cuando estuviera en su Reino. Eso es precisamente lo que se desprende de este conmovedor himno.
Les incluyo dos versiones corales � la segunda del coro anglicano del King´s College de Cambridge � una más pop de Selah � aunque, a mi juicio, muy buena � y una cuarta en español. Espero que reflexionen sobre el contenido de la canción y que la disfruten. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Aquí va esta versión coral
Aquí está la del King´s college de Cambridge
La versión de Selah
Versión en español: Cabeza ensangrentada
Mateo, el evangelio judío (XX): La fractura con las autoridades religiosas de Israel (cap12)
Por supuesto, estaba el temor de las autoridades de Jerusalén de que Jesús provocara alborotos que pudieran terminar desembocando en una intervención romana. Sin embargo, no menos importante fue la insistencia de Jesús en centrar la esperanza de Israel no en la Torah o en una intervención divina que aplastara militarmente a Roma sino en si mismo. De hecho, es precisamente esa pretensión la que recoge Mateo y que hemos abordado en las últimas entregas de esta serie. Jesús afirmaba que la salvación no deriva de la pertenencia a Israel - como recogería después el Talmud recogiendo fielmente las tradiciones previas y como negaría tajantemente Juan el Bautista � ni tampoco del riguroso cumplimiento de la Torah o de la sumisión a una escuela rabínica. La salvación nace del hecho de acudir a Jesús el mesías. Para colmo � como tendremos ocasión de ver � Jesús predicaba un Reino que no era ni de lejos la esperanza nacional de multitud de judíos. Obviamente, una visión tan distinta debía provocar roces y, finalmente, una ruptura. Eso es precisamente lo que describe el capítulo 12 de Mateo.
En sus versículos 1-14, Jesús cuestiona radicalmente la interpretación del mandamiento del shabbat sostenida por sus contemporáneos. Jesús afirmaba ser superior al templo (12: 5), insistía en que la misericordia era superior al sacrificio ritual (12: 7) y, por supuesto, no asumía la interpretación de la Torah de los autoproclamados representantes de Dios en la tierra. La diferencia entre una visión y otra era abismal y el resultado no pudo ser más claro: los fariseos comenzaron a idear como podían destruirlo (12: 14). No necesariamente había que matarlo, pero sí “destruirlo�, desacreditarlo, matarlo civilmente para que la gente no lo escuchara y para que no presentara una alternativa a su visión.
Y es que el mensaje de Jesús era antipáticamente claro. No era el mesías sionista que hubiera gustado a muchos judíos sino el siervo-mesías profetizado por Isaías, aquel que proclamaría la justicia no sólo a los judíos sino también a las naciones (12: 18), el que no gritaría ni se dedicaría a contender (12: 19, hay gente que, dicho sea de paso, no se ajustan a ese ejemplo de Jesús ni de lejos), el que no aplastaría a los pecadores sino que les daría una oportunidad llamándolos a pesar de sus debilidades (12: 20), el que sería esperanza no sólo de Israel sino de las naciones (12: 21), esas naciones odiadas por sus correligionarios. ¿Puede sorprender esa fractura?
El resto del capítulo muestra cómo la destrucción de Jesús comenzó a articularse a través de la calumnia. Sí, no se podía negar que realizaba milagros y que incluso los demonios se le sometían, pero semejantes hechos se debían simplemente porque tenía un pacto con Belzebú, el príncipe de los demonios (12: 23). La acusación seguiría siendo formulada por el judaísmo posterior y aparece consignada en el mismísimo Talmud como justificación para la ejecución de Jesús. Sí, hacía milagros, pero no porque viniera de Dios si no porque era un hechicero. Jesús respondió mostrando el absurdo de ese argumento porque ninguna casa enfrentada consigo misma puede subsistir (12: 25). Lamentablemente, el negar la realidad de Jesús implica cerrarse a ver que el Reino de Dios ha llegado (12: 28) y de que se ha incurrido en la blasfemia contra el Espíritu Santo, aquella que no se puede perdonar porque impide acercarse a Dios y reconocer el pecado para recibir el perdón (12: 31-32). Al final, aquella actitud de negarse a entrar en el Reino, presa de una inmensa autojustificación, daba sus frutos y daba frutos como pronunciar calumnias e injurias sin base (12: 33-37).
El gran drama de Israel � el Israel cuyos dirigentes pedían una señal más para creer en Jesús (12: 38-39) � es que su insistencia en apegarse a sus prejuicios los apartaban de los propósitos redentores de Dios. Al final, la gran señal sería la muerte y la resurrección de Jesús el mesías (12: 39-40). Lamentablemente, para aquellos que no la aceptaran sólo quedaría un destino peor que el de la Nínive a la que, arrepentida, perdonó Dios. Y es que hasta paganos como la reina de Saba se comportaron mejor ante Dios que aquellos judíos convencidos de su superioridad moral (12: 42). Jesús era superior a los profetas (12: 41) y al constructor del templo (12: 42). Israel, por el contrario, era un triste ejemplo de lo que sucede con aquel que, liberado de un demonio, no se llena realmente de Dios. Había sido restaurado en el pasado tras el castigo divino terrible de la destrucción de Jerusalén y el templo en el siglo VI a. de C., pero, en lugar de llenarse de Dios, se había llenado de su soberbia espiritual. El resultado es que semejante conducta había arrastrado a Israel a una situación mucho peor que la que había tenido en el pasado rechazando ahora al mesías (12: 43-45). No deja de ser significativo que, unas décadas después, Flavio Josefo, el historiador judío, mantuviera una visión muy similar. Para entonces, Tito el romano había aniquilado en el año 70 d. de C., Jerusalén y su templo como instrumento de un Dios que castigaba con toda justicia los pecados espirituales del pueblo de Israel porque aquel pueblo de Israel era especialmente perverso.
Esa penosa situación incluso aplicaba a la madre y los hermanos de Jesús (12: 46-47). Seguramente, impulsados por la preocupación de ver a Jesús enfrentado con una hostilidad creciente, habían acudido a verlo para llamarlo a que entrara en razones. En buena teología católica, Jesús tendría que haber salido despedido a recibir a su madre y atender a sus peticiones, pero es que la buena teología católica es pésima teología bíblica por regla general. Jesús señaló que su madre y sus hermanos eran sus discípulos, aquellos que hacían la voluntad del Padre (12: 48-50).
Jesús acababa de señalar una extraordinaria � y sobrecogedora � realidad espiritual. Sus verdaderos hermanos no son los carnales, aunque puedan serlo ocasionalmente también, sino los que han decidido aceptar los propósitos de Dios. Se abre así una nueva realidad, la realidad del Reino, un reino que no podía encajar en los más estrechos moldes de los nacionalistas judíos o de sus autoridades espirituales; un Reino que superaba incluso los límites familiares; un Reino que provocaba la más que esperable agresividad contraria de los que se presentaban como representantes de Dios en la tierra; un Reino al que dedicará Jesús su tercer discurso al que nos dedicaremos en la próxima entrega.
䰿ձÁ
July 4, 2018
Regreso a El espejo: la Casa Blanca mira hacia Hispanoamérica
Uno de ellos era la visita del vice-presidente Pence a distintos países de la zona. Se puede pensar lo que se quiera, pero Hispanoamérica � a diferencia de Irán o Corea del norte � sí es esencial para Estados Unidos. Espero que lo disfruten. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Y aquí están la primera�
� y la segunda parte del programa
July 3, 2018
Rafael Abella: recuperador de la vida cotidiana en la guerra civil
Recuerdo como el anarquista afeó a Umbral que se pretendiera anarquista cuando no pasaba de ser un burgués y que el escritor, sonrojado, insistió en que para saber que era ácrata no había más que observar los zapatos que llevaba. Hasta ahí el diletantismo y el dogma, porque Abella era un personaje de una pasta muy diferente. Cuando llegamos al momento de las conclusiones, señaló su convicción de que las heridas de la guerra civil se cerrarían siquiera porque iba creciendo un tejido nuevo sobre la carne herida que ya no tenía nada que ver con aquel drama. A mi, que llevaba mi “Recuerdo 1936: una historia oral de la guerra civil española�, publicado por mi más que querido Mario Muchnik, aquella afirmación de Abella me resultó convincente porque coincidía con lo que llevaba observando en todo el territorio nacional desde hacía años. Debo decir que Abella y yo simpatizamos en aquel programa posiblemente porque ninguno de los dos abrigábamos prejuicios ideológicos y conocíamos más que sobradamente lo terrible que había sido la guerra civil que, desde luego, distaba mucho de poder ser presentada como un enfrentamiento entre el Bien y el Mal. Por añadidura, Abella, que había nacido en Barcelona en 1917, había sido un testigo real de lo sucedido. A pesar del paso de los años, los dos volúmenes que Abella dedicó a la vida cotidiana durante la guerra civil constituyen un material irrenunciable para cualquiera que desee saber lo que fue un conflicto que, desde luego, no enfrentó a democracia con fascismo, pero sí a revolución con contrarrevolución como ya había sucedido antes en Rusia o en Finlandia. Catalán de nacimiento, Abella no se dejó llevar por el nacionalismo ni dejó de servir a la causa de la verdad. De hecho, cuando Planeta publicó un libro en el que Abella mostraba irrefutablemente cómo, a la entrada de Yagüe en Barcelona, la ciudad había cambiado de piel y se había vestido con algo más que resignación el uniforme del nuevo régimen no fueron pocos los que le retiraron la palabra entre otras cosas por que les molestaba que se conociera la verdad de sus familias. A fin de cuentas, el pujolismo � como ahora sigue el golpismo catalán � no estaba por la labor de que destrozaran sus mitos. Indignados ante la verdad histórica, llegaron a tachar a Abella de mero divulgador y de no pasar de historiador aficionado. La realidad es que algunas de sus obras seguirán siendo de consulta obligatoria cuando ya nadie recuerde a los autores de los textos más plomizos y políticamente correctos de nuestro tiempo. Descanse en paz por que hizo mucho más por acercar la Historia a los ciudadanos que la mayoría de las facultades dedicadas a ese menester.
July 2, 2018
La deuda real
Sobre el papel porque, como yo insistía, en realidad, la deuda pública supera el ciento treinta por ciento del producto interior bruto convirtiendo a España en una nación técnicamente quebrada. Esa realidad se intentaba cubrir con proclamas triunfalistas, con publicación sesgada de datos y con silenciamiento o burla de los que señalaban que el ministro de Hacienda no es que fuera en pelota como el emperador del cuento sino que había dejado la economía nacional a los pies de los caballos. Pues bien, ya no se puede ocultar más la realidad. La ministra Calviño ha decidido levantar el tupido velo que cubría la totalidad de la deuda y que se sepa la verdad que tanto se intentó ocultar. Ignoro cuál habrá sido en el fuero interno de la señora Calviño la razón de adoptar esta medida, pero se me ocurren dos muy concretas. La primera es que, en septiembre, el Banco Central Europeo dejará de comprar el cincuenta por ciento de la deuda pública y en diciembre, se acabarán las adquisiciones en un cien por cien. En otras palabras, el pufo colosal creado por Montoro y su nefasta política no podrá sostenerse y sobre España va a caer la pared de ladrillos casi de golpe y porrazo. Lógicamente, la señora Calviño intentará que la culpa del desastre no se la achaquen a ella sino a Montoro y es comprensible. La segunda es que la España arruinada por la política fiscal de Montoro va a tener que pedir ayuda a una Unión Europea que ya ha anunciado que se acabó incluso para la maltrecha Grecia. El descubrimiento de las malandanzas de Montoro del que se disparaban pestes en Bruselas a la primera de cambio puede ser un paso inteligente para decir que ya no se recurrirá a su contabilidad de birlibirloque, a sus trucos de tendero que pone el dedo en la balanza y a su incompetencia manifiesta y que, por primera vez en más de década y media, la contabilidad nacional será seria. Dios se apiade de Calviño porque con las cuentas de Montoro al descubierto cabe esperar lo peor.
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