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“No pensaste jam谩s que ese espejo eran mis ojos, que esa puerta que el viento abate era mi coraz贸n, latiendo, puesto al desnudo por la habilidad de un cirujano que llega en la noche a ejercitar su destreza en la carro帽a ansiosa de nuestros cuerpos, un coraz贸n que late ante un espejo, imagen de una puerta que golpea contra el quicio mientras afuera, m谩s all谩 de s铆 misma, la lluvia incesante golpea en la noche contra la ventana como tratando de impedir que tu 煤ltima mirada escape, para que nuestro sue帽o no huya de nosotros, y se quede, para siempre, fijo en la actitud de esos personajes representados en el cuadro: un cuadro que por la ebriedad de nuestro deseo cre铆mos que era real y que s贸lo ahora sabemos que no era un cuadro, sino un espejo en cuya superficie nos estamos viendo morir.”
― Salvador Elizondo, Farabeuf