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“Mirad, porque a fe m铆a es cosa curiosa. All铆 ten茅is un hombre que estaba resignado a su suerte, que marchaba al pat铆bulo, que iba a morir como un cobarde, es verdad, pero, despu茅s de todo, iba a morir sin blasfemar y sin resistirse, 驴y sab茅is lo que le daba alguna fuerza? 驴Sab茅is lo que le consolaba? 驴Sab茅is lo que le hac铆a sufrir el suplicio con resignaci贸n鈥�?, el que otro participaba de su angustia, que otro iba a morir como 茅l, que otro iba a morir antes que 茅l. Llevad dos carneros o dos bueyes al matadero, y haced comprender a uno de ellos que su compa帽ero no morir谩. El carnero balar谩 de gozo y el buey mugir谩 de placer. Pero el hombre, el hombre que Dios ha creado a su imagen, el hombre a quien Dios impuso por primera, por 煤nica, por suprema ley, el amor al pr贸jimo, el hombre a quien ha dado una voz para expresar su pensamiento, 驴cu谩l ser谩 su primer grito al saber que su compa帽ero se ha salvado? Una blasfemia. 隆Oh!, 隆honor al hombre, a esa obra maestra de la naturaleza, a ese rey de la creaci贸n!”
― Alexandre Dumas, The Count of Monte Cristo

“Es posible que tenga algo que ver con el tr贸pico, aqu铆 todo madura y se descompone con facilidad. Nada persiste.”
― Edmundo Desnoes