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Humildad Quotes

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C.S. Lewis
“Amar o admirar cualquier cosa que no sea uno es alejarse un paso de la ruina espiritual absoluta; aunque no estaremos bien mientras amemos o admiremos cualquier cosa más de lo que amamos y admiramos a Dios.”
C.S. Lewis, Mere Christianity

C.S. Lewis
“El orgullo no viene a través de nuestra naturaleza animal en absoluto. Este viene directamente del infierno. Es puramente espiritual, y en consecuencia, es mucho más mortífero y sutil. Por la misma °ù²¹³úó²Ô, el orgullo puede ser a menudo utilizado para combatir los vicios menores. Los maestros, de hecho, a menudo acuden al orgullo de los alumnos, o, como ellos lo llaman, a la estimación que sienten por sí mismos, para impulsarles a comportarse correctamente: más de un hombre ha superado la cobardía, la lujuria o el mal carácter aprendiendo a pensar que estas cosas no son dignas de élâ€� es decir, por orgullo. El demonio se ríe. Le importa muy poco ver cómo os hacéis castos y valientes y dueños de vuestros impulsos siempre que, en todo momento, él esté infligiendo en vosotros la dictadura del orgulloâ€� del mismo modo que no le importaría que se os curasen los sabañones si se le permitiera a cambio infligiros un cáncer. Porque el orgullo es un cáncer espiritual, devora la posibilidad misma del amor, de la satisfacción, o incluso del sentido común.”
C.S. Lewis, Mere Christianity

C.S. Lewis
“El afecto produce felicidad si hay, y solamente si hay, sentido común, el dar y recibir mutuos —ese tira y aflojaâ€�, y «honestidad»; en otras palabras: sólo si se añade algo más que el mero afecto, algo distinto del afecto, pues el sentimiento solo no es suficiente. Se necesita «sentido común», es decir, °ù²¹³úó²Ô; se necesita «tira y afloja», esto es, se necesita justicia que continuamente estimule al afecto cuando este decae, y en cambio lo restrinja cuando olvida o va contra el «arte» de amar; se necesita «honestidad», y no hay por qué ocultar que esto significa bondad, paciencia, ²¹²ú²Ô±ð²µ²¹³¦¾±Ã³²Ô, humildad, y la intervención continua de una clase de amor mucho más alta, amor que el afecto en sí mismo considerado nunca podrá llegar a ser. Aquí está toda la cuestión: si tratamos de vivir sólo de afecto, el afecto «nos hará daño».”
C.S. Lewis, The Four Loves

C.S. Lewis
“El orgullo siempre significa la enemistad: es la enemistad. Y no sólo la enemistad entre hombre y hombre, sino también la enemistad entre el hombre y Dios. En Dios nos encontramos con algo que es en todos los aspectos inconmensurablemente superior a nosotros. A menos que reconozcamos esto —y, por lo tanto, que nos reconozcamos como nada en comparaciónâ€� no conocemos a Dios en absoluto. Un hombre orgulloso siempre desprecia todo lo que considera por debajo de él, y, naturalmente, mientras se desprecia lo que se considera por debajo de uno, no es posible apreciar lo que está por encima.”
C.S. Lewis, Mere Christianity

C.S. Lewis
“Lo que estamos intentando hacer es seguir siendo lo que llamamos «nosotros mismos», mantener la felicidad personal como nuestra meta más preciada en la vida, y sin embargo, al mismo tiempo, ser «buenos». Todos estamos tratando de que nuestra mente y nuestro co°ù²¹³úó²Ô sigan su camino —centrado en el dinero, o el placer o la ²¹³¾²ú¾±³¦¾±Ã³²Ôâ€� con la esperanza, a pesar de esto, de comportarnos honesta, casta y humildemente. Y eso es exactamente lo que Cristo nos advirtió que no podíamos hacer.”
C.S. Lewis, Mere Christianity

Ignatius of Loyola
“Consideremos el sermón que Cristo nuestro Señor hace a todos sus siervos y amigos, encomendándoles que a todos quieran ayudar en traerlos, primero a suma pobreza espiritual y, si su divina majestad fuere servida y los quisiere eligir no menos a la pobreza actual; segundo, a deseo de oprobios y menosprecios, porque destas dos cosas se sigue la humildad. De manera que sean tres escalones: el primero, pobreza contra riqueza; el segundo, oprobio o menosprecio contra el honor mundano; el tercero, humildad contra la soberbia; y destos tres escalones induzgan a todas las otras virtudes.”
Ignatius of Loyola, The Spiritual Exercises

Thérèse of Lisieux
“Jesús dio a sus apóstoles un mandamiento nuevo, SU PROPIO MANDAMIENTO, como lo dice más adelante, ya no habla de amar al prójimo como a sí mismo sino de amarlo como él, Jesús, lo ha amado. Jesús, Tú conoces mejor que yo mi debilidad, mi im±è±ð°ù´Ú±ð³¦³¦¾±Ã³²Ô, sabes muy bien que jamás podría amar a mis hermanas como Tú las amas, si tú mismo, Jesús mío, no las amaras también en mí. Tu voluntad es amar en mí a todos aquellos a quienes me ordenas amar. Estoy convencida de que cuando ejercito la caridad, es Jesús sólo quien obra en mí: cuanto más unida a Él estoy, tanto más amo a todas mis hermanas. Cuando quiero aumentar en mí el amor, y sobre todo, cuando el demonio intenta poner ante los ojos de mi alma los defectos de tal o cual hermana que me resulta menos simpática, me apresuro a descubrir sus virtudes, sus buenos deseos, me digo que si la he visto caer una vez quizá ha ganado [13rº] muchas victorias que oculta por humildad, y que esa aparente falta sea tal vez, a causa de la intención, un acto de virtud.”
Thérèse de Lisieux, Story of a Soul: The Autobiography of St. Thérèse of Lisieux

C.S. Lewis
“Si queréis averiguar lo orgullosos que sois lo más fácil es preguntaros: «¿Hasta qué punto me disgusta que otros me desprecien, o se nieguen a fijarse en mí, o se entrometan en mi vida, o me traten con paternalismo, o se den aires?»”
C.S. Lewis, Mere Christianity

Augustine of Hippo
“Mi vanidosa suficiencia no aceptaba aquella simplicidad en la expresión; con el resultado de que mi agudeza no podía penetrar en sus interioridades. Era aquella una verdad que debía crecer con el crecer de los ²Ô¾±Ã±´Ç²õ, pero yo me negaba resueltamente a ser niño. Hinchado de vanidad, me sentía muy grande.”
Augustine of Hippo, Confessions

Augustine of Hippo
“Algunos hombres de ciencia, llenos de complacencia y engreimiento, con impía soberbia se retiran de tu luz; prevén los oscurecimientos del sol pero no ven la oscuridad en que ellos mismos están, ya que no buscan con espíritu de piedad de dónde les viene el ingenio que ponen en sus investigaciones. Convierten pues tu verdad en mentira y dan culto y servicio no al Creador, sino a la criatura. Pobre del hombre que sabiendo todo esto no te sabe a ti; y dichoso del que a ti te conoce aunque tales cosas ignore. Pero el que las sepa y a ti te conozca no es más feliz por saberlas, sino solamente por ti. No veo en qué pueda perjudicarle su ignorancia sobre las cosas del mundo si no piensa de ti cosas indignas.”
Augustine of Hippo, Confessions

Carl Sagan
“Hay un geocentrismo práctico en nuestra vida diaria. Todavía hablamos del Sol que sale y se pone, en lugar de hablar de una Tierra que gira. Todavía pensamos en un universo organizado para nuestro beneficio y poblado tan sólo por nosotros. La expl´Ç°ù²¹³¦¾±Ã³²Ô del espacio, en este sentido, nos hará ser un poco más humildes.”
Carl Sagan, Cosmic Connection: An Extraterrestrial Perspective

Johann Wolfgang von Goethe
“La sencillez y la inocencia no saben apreciar su sagrado valor. No saben que la modestia y la humildad son supremos dones de la generosa naturaleza .”
Johann Wolfgang von Goethe

Alexandre Dumas
“Nada mas natural que el insensato que ignora su locura pretenda realizar cosas superiores a su poder. El débil habla de los grandes pesos que levanta; el tímido, de los gigantes que ha vencido; el pobre, de los tesoros que maneja; el más humilde campesino se llama Júpiter.”
Alexandre Dumas, El conde de Montecristo

C.S. Lewis
“Con la virtud de la humildad, como con todas las demás, nuestro Enemigo quiere apartar la atención del hombre de sí mismo y dirigirla hacia Él, y hacia los vecinos del hombre. Todo el abatimiento y el autoodio están diseñados, a la larga, sólo para este fin; a menos que alcancen este fin, nos hacen poco, daño, e incluso pueden beneficiarnos si mantienen al hombre preocupado consigo mismo; sobre todo, su autodesprecio puede convertirse en el punto de partida del desprecio a los demás y, por tanto, del pesimismo, del cinismo y de la crueldad.”
C.S. Lewis, The Screwtape Letters

Pope Benedict XVI
“Fariseo se jacta de sus muchas virtudes; le habla a Dios tan sólo de sí mismo y, al alabarse a sí mismo, cree alabar a Dios. El publicano conoce sus pecados, sabe que no puede vanagloriarse ante Dios y, consciente de su culpa, pide gracia. ¿Significa esto que uno representa el ethos y el otro la gracia sin ethos o contra el ethos? En realidad no se trata de la cuestión ethos sí o ethos no, sino de dos modos de situarse ante Dios y ante sí mismo. Uno, en el fondo, ni siquiera mira a Dios, sino sólo a sí mismo; realmente no necesita a Dios, porque lo hace todo bien por sí mismo. No hay ninguna relación real con Dios, que a fin de cuentas resulta superfluo; basta con las propias obras. Aquel hombre se justifica por sí solo. El otro, en cambio, se ve en relación con Dios. Ha puesto su mirada en Dios y, con ello, se le abre la mirada hacia sí mismo. Sabe que tiene necesidad de Dios y que ha de vivir de su bondad, la cual no puede alcanzar por sí solo ni darla por descontada. Sabe que necesita misericordia, y así aprenderá de la misericordia de Dios a ser él mismo misericordioso y, por tanto, semejante a Dios. Él vive gracias a la relación con Dios, de ser agraciado con el don de Dios; siempre necesitará el don de la bondad, del perdón, pero también aprenderá con ello a transmitirlo a los demás. La gracia que implora no le exime del ethos. Sólo ella le capacita para hacer realmente el bien. Necesita a Dios, y como lo reconoce, gracias a la bondad de Dios comienza él mismo a ser bueno. No se niega el ethos, sólo se le libera de la estrechez del moralismo y se le sitúa en el contexto de una relación de amor, de la relación con Dios; así el ethos llega a ser verdaderamente él mismo.”
Benedict XVI, Jesus of Nazareth: From the Baptism in the Jordan to the Transfiguration

Pope Benedict XVI
“Veremos a Dios cuando entremos en los mismos «sentimientos de Cristo» (Flp 2, 5). La ±è³Ü°ù¾±´Ú¾±³¦²¹³¦¾±Ã³²Ô del co°ù²¹³úó²Ô se produce al seguir a Cristo, al ser uno con Él. «Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí» (Ga 2, 20). Y aquí surge algo nuevo: el ascenso a Dios se produce precisamente en el descenso del servicio humilde, en el descenso del amor, que es la esencia de Dios y, por eso, la verdadera fuerza purificadora que capacita al hombre para percibir y ver a Dios.”
Benedict XVI, Jesus of Nazareth: From the Baptism in the Jordan to the Transfiguration

Pope Benedict XVI
“Veremos a Dios cuando entremos en los mismos «sentimientos de Cristo» (Flp 2, 5). La ±è³Ü°ù¾±´Ú¾±³¦²¹³¦¾±Ã³²Ô del co°ù²¹³úó²Ô se produce al seguir a Cristo, al ser uno con Él. «Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí» (Ga 2, 20). Y aquí surge algo nuevo: el ascenso a Dios se produce precisamente en el descenso del servicio humilde, en el descenso del amor, que es la esencia de Dios y, por eso, la verdadera fuerza purificadora que capacita al hombre para percibir y ver a Dios. En Jesucristo Dios mismo se manifiesta en ese descenso: «El cual, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó…Â� (Flp 2, 6-9). Estas palabras marcan un cambio decisivo en la historia de la ³¾Ã­²õ³Ù¾±³¦²¹. Muestran la novedad de la ³¾Ã­²õ³Ù¾±³¦²¹ cristiana, que procede de la novedad de la revelación en Cristo Jesús.”
Benedict XVI, Jesus of Nazareth: From the Baptism in the Jordan to the Transfiguration

Pope Benedict XVI
“Tenemos que aprender de nuevo, desde lo más íntimo, la ±¹²¹±ô±ð²Ô³Ùí²¹ de la bondad; sólo lo conseguiremos si nosotros mismos nos hacemos «buenos» interiormente, si somos «prójimos» desde dentro y cada uno percibe qué tipo de servicio se necesita en mi entorno y en el radio más amplio de mi existencia, y cómo puedo prestarlo yo.”
Benedict XVI, Jesus of Nazareth: From the Baptism in the Jordan to the Transfiguration

Pope Benedict XVI
“La unidad interna entre la °ìé²Ô´Ç²õ¾±²õ vivida por Jesús (cf. Flp 2, 5-10) y su venida gloriosa es el motivo permanente de la actuación y la ±è°ù±ð»å¾±³¦²¹³¦¾±Ã³²Ô de Jesús, es precisamente lo novedoso, lo «auténticamente jesuánico» que no ha sido inventado, sino que constituye más bien el aspecto esencial de su figura y de sus palabras.”
Benedict XVI, Jesus of Nazareth: From the Baptism in the Jordan to the Transfiguration

Pope Benedict XVI
“Al ser contrario a la cruz, no puede entender la palabra resurrección y quisiera —como ya en Cesarea de Felipeâ€� el éxito sin la cruz. Él confía en sus propias fuerzas. ¿Quién puede negar que su actitud refleja la tentación constante de los cristianos, e incluso también de la Iglesia, de llegar al éxito sin la cruz? Por eso se le ha de anunciar su debilidad, su triple negación. Nadie es por sí mismo tan fuerte como para recorrer hasta el final el camino de la ²õ²¹±ô±¹²¹³¦¾±Ã³²Ô. Todos han pecado, todos necesitan la misericordia del Señor, el amor del Crucificado (cf. Rm 3,23s)”
Benedict XVI, Jesus of Nazareth, Part Two: Holy Week: From the Entrance into Jerusalem to the Resurrection

Thérèse of Lisieux
“En un instante comprendí qué es la vida. Hasta entonces no me había parecido tan triste, pero ahora se me presentó en toda su realidad. Vi que no es más que sufrimiento y ²õ±ð±è²¹°ù²¹³¦¾±Ã³²Ô continua. Derramé lágrimas muy amargas, pues no comprendía aún la ²¹±ô±ð²µ°ùí²¹ del sacrificio; era débil, tan débil que considero una gran gracia haber podido soportar un dolor que parecía estar muy por encima de mis fuerzas. Si me hubiese enterado poco a poco de la partida de mi Paulina querida, tal vez no habría sufrido tanto, pero [26rº] al saberlo por sorpresa, fue como si una espada se me hubiera clavado en mi co°ù²¹³úó²Ô.”
Thérèse de Lisieux, Story of a Soul: The Autobiography of St. Thérèse of Lisieux

Thérèse of Lisieux
“Lo principal que descubre Santa Teresita es que a Dios no se le conquista. A Dios, se le acepta. Él se da. «Él se quiere reservar para sí la dulzura de dar» (C 121). A nosotros nos toca respetarle, aceptarle desde nuestra pequeñez y debilidad. Nuestra misión es la de ser sencillos e insignificantes como «una gotita de rocío». Para llenar esta misión es «necesario permanecer sencilla».”
Thérèse de Lisieux, Story of a Soul: The Autobiography of St. Thérèse of Lisieux

Thérèse of Lisieux
“Dios no llama a los que son dignos sino a los que quiere. Todo depende, no del querer o del esfuerzo del hombre, sino de la Misericordia de Dios» (Rom 9,15-16) Durante mucho tiempo me he preguntado por qué Dios tiene preferencias, por qué no reciben todas las almas un grado igual de gracias. Me preguntaba por qué los pobres salvajes, por ejemplo, mueren en gran número sin haber siquiera oído pronunciar el nombre de Dios... Jesús se dignó instruirme acerca de este misterio. Puso ante mis ojos el Libro de la Naturaleza. Comprendí que si todas las flores pequeñitas quisieran ser rosadas, la naturaleza perdería su ornato. Lo mismo ocurre en el mundo de las almas, que es el Jardín de Jesús. La ±è±ð°ù´Ú±ð³¦³¦¾±Ã³²Ô consiste en hacer su voluntad, en ser lo que Él quiere que seamos... Comprendí también que el amor de nuestro Señor se revela tanto en el alma más simple que en nada resiste a su gracia como en el alma más sublime.”
Thérèse de Lisieux, Story of a Soul: The Autobiography of St. Thérèse of Lisieux

Thérèse of Lisieux
“La verdadera ²õ²¹²ú¾±»å³Ü°ùí²¹ consiste en «querer ser ignorado y tenido por nada» –en «gozar en el desprecio de sí»â€�. Yo quería que, como el de Jesús, «mi rostro estuviera verdaderamente escondido y que nadie en la tierra pudiera reconocerme». Tenía sed de sufrir y de ser olvidada.”
Thérèse de Lisieux, Story of a Soul: The Autobiography of St. Thérèse of Lisieux

Thérèse of Lisieux
“Al comienzo de mi vida espiritual, hacia los trece o catorce años, me preguntaba qué más podría adquirir en lo sucesivo, pues creía que me era imposible comprender mejor la ±è±ð°ù´Ú±ð³¦³¦¾±Ã³²Ô. Pronto reconocí que cuanto más se adelanta en este camino, tanto más lejos del término se cree uno, y por eso ahora me resigno a verme siempre imperfecta y en eso encuentro mi ²¹±ô±ð²µ°ùí²¹.”
Thérèse de Lisieux, Story of a Soul: The Autobiography of St. Thérèse of Lisieux

Michelle Obama
“Lo que vi de la vida militar fue una lección de humildad. Jamás a lo largo de toda mi existencia me había encontrado con una fortaleza y una lealtad como las que hallé en esas habitaciones.”
Michelle Obama, Becoming

“Da gracias a Dios, querido hermano, por haber despertado en ti el deseo irresistible por conocer la incesante ´Ç°ù²¹³¦¾±Ã³²Ô interior. No te inquietes, tranquilízate. Debes reconocer en ese deseo una llamada de Dios. Tu angustia no significa otra cosa sino el prevalecer de la voluntad divina sobre tu propia voluntad. ¿Has caído en la cuenta de que la luz de la ´Ç°ù²¹³¦¾±Ã³²Ô interior no puede provenir de la ²õ²¹²ú¾±»å³Ü°ùí²¹ de este mundo, ni del deseo de saber, sino que ella nos viene revelada en la pobreza de espíritu, la sencillez de co°ù²¹³úó²Ô y la experiencia activa?”
Anonymous, The Way of a Pilgrim

“Yo quisiera sin duda alguna gozar
del sorteo que tan generosamente V.S. ofrece para que se liberte una porción
de mi clase; pero el amor que tengo a mi Señora ama, me hace resistir
contra mi propio bien, y que prefiera vivir en el miserable estado en que
me hallo, que gozar una libertad que desea mi co°ù²¹³úó²Ô con tanta naturalidad,
y este es el porque mi Señora es septuagenaria, soltera y achacosa: me ha
criado con todo cariño; y en el día su suerte es algo escasa: yo soy albañil,
y con mi jornal alivio en lo posible su estado, acompañándola el resto del
tiempo que me quede libre. Es tal el respeto y reconocimiento que la profeso,
que aun cuando fuese cierto de alcanzar la libertad que me lisonjea el sorteo,
temería que esta me rindiese ingrato a quien debo tanto bien, y tal vez la
desecharía.â€� (Documento Nº 479.)”
Marcos de Estrada, Invasiones inglesas al Rio de la Plata, 1806-1807

Enrique Rojas
“El antónimo más exacto de la soberbia es la humildad, característica del hombre que reconoce sus defectos y es capaz de someter su °ù²¹³úó²Ô, su voluntad y sus preferencias en bien de los demás; se interesa por los problemas y las circunstancias ajenas. La humildad es el mejor camino para la ascética personal y la espiritualidad trascendente.”
Enrique Rojas, El amor inteligente: co°ù²¹³úó²Ô y cabeza: claves para construir una pareja feliz

Walter J. Ciszek
“Aprender la plena verdad de nuestra dependencia de Dios y de nuestra relación con su voluntad: en eso consiste la virtud de la humildad. Porque la humildad es la verdad, la verdad plena, la verdad que abarca nuestras relaciones con Dios Creador y, a través de Él, con el mundo que ha creado y con nuestros semejantes. Y lo que llamamos humillaciones son las pruebas con las que se mide si hemos entendido plenamente esa verdad. El que se humilla es el yo: no habría «humillación» si aprendiéramos a poner el yo en su preciso lugar, a vernos con la perspectiva adecuada ante Dios y ante el resto de los hombres. Y, cuanto más abundante es esa dosis de yo en nuestras vidas, más severas son nuestras humillaciones con el fin de purificarnos.”
Walter J. Ciszek, He Leadeth Me